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Belisario Betancur
Expresidente de Colombia (1982-1986)

Natalio Botana
Director del Depto. de Ciencia Política y Estudios Internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella. Buenos Aires Argetina

Enrique Iglesias
Ex Presidente del Banco interamericano de Desarrollo. Secretario General Iberoamericano

Manuel Marín
Ex Comisario de la Comisión Europea, Ex Presidente del Congreso de los Diputados de España, Presidente Fundación Iberdrola

Rebeca Grynspan
Ex Vicepresidenta de Costa Rica (1994-1998). Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas.

Carlos Magariños
Ex Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial. Director de Banco Provincia de Buenos Aires. Director Prospectiva 2020.

Julio María Sanguinetti
Ex presidente de Uruguay (1985-1990 / 1995-2000) Presidente de la Fundación Círculo de Montevideo

José Antonio Ocampo
Ex Ministro de Economía de Colombia. Profesor y Director del programa de desarrollo económico y pólitico de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales (SIPA) y Miembro del Comité de Asuntos Globales de la Universidad de Columbia

Carlos Slim Helú
Presidente Empresarial y Anfitrión del Círculo de Montevideo Reunión México 2012. Presidente Fundación Carlos Slim
Natalio Botana
Conferencia del profesor Emérito del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella Buenos Aires, Argentina, Natalio Botana, y del excomisario de la Comisión Europea, Manuel Marín, titulada “Institucionalidad democrática. Garantía de todos”
México, D.F., 27 de julio de 2012.
Presentador: Ahora voy a pedir al señor Natalio Botana y al señor Manuel Marín, si son tan amables de acompañarnos aquí arriba.
El señor Natalio Botana es Profesor Emérito del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires, Argentina.
Como todos sabemos, una de las mentes más lúcidas del Hemisferio.
Y el señor Manuel Marín fue el Primer Comisario Español de la Comisión Europea, fue también Presidente del Congreso de los Diputados de España, Presidente de la Fundación Iberdrola y uno de los líderes de la transformación democrática española.
Señor Botana, si es usted tan amable.
Palabras de Natalio Botana:
Buenos días a todos.
Mi agradecimiento especial a esta oportunidad que yo desearía infinita de seguir participando en el Círculo de Montevideo, al querido Presidente Julio María Sanguinetti y a nuestro anfitrión en esta generosa Ciudad de México.
Me toca hablar de un problema trillado, nos toca hablar con Manolo Marín de un problema trillado, que es la cuestión de la democracia.
Y recientemente a Amartya Sen, desde la India, se planteaba si la democracia estaba en crisis y respondía que no. Que no estamos en aquél periodo tenebroso de la historia humana que se ubicó entre las dos grandes guerras europeas y mundiales entre el 14 y el 45.
Pero sí creo que estamos en este momento afrontando una situación en la cual daría la impresión que hay como tres resortes básicos del funcionamiento de la democracia que hoy parecen estar oxidados. Y a esos tres resortes me referiré a continuación.
El primer resorte alude precisamente a la idea y a la praxis de la legitimidad democrática.
Ustedes saben que la democracia, y esto viene de lejos en nuestros países, cuando lo abrazamos fue una democracia de principios; y para hacer sencillo el argumento, yo diría que el arbotante de esta democracia de principios, es la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Pero junto con esta imputación de legitimidad de principios, desde la Segunda Guerra Mundial, la democracia y este yo creo que es un problema básico, está basada en una legitimidad de resultados. De los resultados de la acción política.
Es decir, principio en cuanto a fundamento y resultado en cuanto a propósito de la democracia.
Es sabido que esta legitimidad de resultados estuvo basada en un trípode. En el trípode del crecimiento con vistas al desarrollo humano, en la distribución equitativa si no justa de los frutos del crecimiento y en una adjudicación cada vez más generosa y más amplia de bienes públicos, para que esa democracia pueda instalarse en la conciencia de los ciudadanos.
Este resorte que fue el pacto social sobre el cual se fundó la democracia de postguerra, hoy está oxidado en Europa.
Y a primera vista daría la impresión que está menos oxidado en América Latina, pero no nos engañemos.
Si hay crisis en Europa, América Latina y las democracias latinoamericanas no serán ajenas a esa crisis. La crisis tendrá voracidad y no solo expansión mundial.
En América Latina, claro está, este trípode de la legitimidad de resultados de la democracia, descansa sobre un problema que no hemos resuelto aún y que venimos evocando en varias sesiones anuales del Círculo de Montevideo.
Desde el Siglo XIX estamos escribiendo espléndidas Constituciones, declaramos Derechos -admirables escribidores de Constituciones los latinoamericanos-, nos cuesta muchísimo mucho más trabajo instituir esos Derechos y más largo aún es el trayecto para que esos derechos vivan como obligación asumida en cada una de las ciudadanas y ciudadanos de América Latina.
Es fundamental, por consiguiente, tener presente que el horizonte que teníamos de una democracia de resultados que funcionaba bien en otras partes del mundo, ahora no lo está haciendo con tanta eficacia. Este punto es muy importante porque remite a nosotros la responsabilidad de construir nuestras democracias.
Sin lugar a dudas hay índices positivos al respecto, Rebeca acaba de señalar precisamente los avances que hemos tenido -me referiré a ello inmediatamente- en la lucha contra la desigualdad.
El segundo resorte que parece oxidado -y este sí creo que es uno de los temas fundamentales de la democracia del Siglo XXI, tanto en el plano público como en el plano práctico- es que la democracia moderna es una democracia representativa.
La seguimos postulando, las Constituciones describen que somos democracias representativas, otras Constituciones avanzan un paso más adelante y hablan de democracias participativas.
Pero lo que no se toma en cuenta con la debida atención es que ha estallado en estas primeras décadas del Siglo XXI la escala de la participación política.
Es decir, aún cuando estas sociedades sean heterogéneas, con muy fuertes residuos de desigualdad, el ciudadano de estas democracias está equipado con un conjunto de elementos tecnológicos desconocidos hace muy poco tiempo.
Rebeca Grynspan acaba de emitir una palabra muy bella que es “la voz”; desde Atenas la democracia fue la voz, pero hoy las voces han estallado en millares de voces, millares de voces que se comunican automáticamente unas con otras.
Por consiguiente, la democracia se ha individualizado como nunca, desde los más pobres -que recuren al teléfono celular- hasta los más ricos, que disponen de los aparatos más sofisticados de último momento.
Vivimos, pues, en una época del estallido de la participación y la pregunta crucial es esta, amigas y amigos:
¿Cómo nos representamos?
Claro, históricamente la democracia inventó un gran sistema de representación que fue el partido político, pero el partido político nació en una época muy diferente; nació en su comienzo como partido de notables, luego pasó a ser un partido de masas, después hasta llegó a hablarse de partido de opinión.
Pero ahora no es un partido de opinión, ahora es un partido que tiene que agregar los valores y los intereses de millones y millones de opiniones.
Opinamos constantemente hasta cambiando lenguaje; el político, por consiguiente, ya no es más un comunicador, sino es un receptor de comunicaciones y no es lo mismo articular esas comunicaciones que articular las antiguas organizaciones sindicales o de grupos de interés.
El gran problema que se plantea en la democracia, en América Latina, en Europa, en el mundo en general, es el problema de la mediación: ¿Quién media, cómo se media y qué resultados tendrá esa mediación?
El tercer resorte que obviamente hoy está en crisis, diría Amartya Sen, yo soy mucho más modesto y pretendo decir que está oxidado, es una palabra muy vasta, muy tradicional y muy difícil de aprender, que es: el estado.
Luego de los primeros coletazos de la crisis, ésta reciente, allá por el 2008, 2009, dijimos en este Círculo de Montevideo: “Bienvenido sea el retorno del estado” y subrayo esta palabra, pues bienvenido sea.
¿Pero de qué retorno se trata?
Vayamos a un diálogo muy breve entre Europa y América Latina, de Europa, Manolo habrá de referirse con mucho más conocimiento y perspicacia que yo.
En Europa el problema que tienen, desde el punto de vista de la teoría política, es un problema de una vastedad extraordinaria, que nos remite a los problemas fundadores de nuestras repúblicas en América Latina.
Hemos escuchado durante la mañana de ayer, desde Sanguinetti hasta Felipe González, el problema de que Europa tiene que ir a una federación. Ir a una federación significa fundar un estado federal y pregúntenles a los hombres de la reforma en Chile, allá, a mediados del Siglo XIX y a los hombres de la Constitución Argentina de 1853, a los brasileños de fines del Siglo XIX ¿qué significa fundar un estado federal?
Problema de una complejidad fiscal y política extraordinaria que los latinoamericanos no hemos resuelto. Ese es el problema del tránsito europeo, marchar en busca de una forma política, de una nueva forma política.
Como ya bien lo anunció, los fundadores de la Unión Europa, y evoco con especial cariño a quien pude conocer personalmente en este momento, a Jean Monnet.
En América Latina el problema es distinto. En América Latina tenemos estados, tenemos territorios, no tenemos, en cambio, estados en forma capaces de resolver los desafíos que hoy nos convocan.
Esas resoluciones pueden buscarse por la vía más simple, que es arraigar en alguna de las tradiciones de América Latina, tomar la crisis de representación, pero esa sí es una crisis; tomar las dificultades del estado y ensamblarlas con reivindicaciones que consisten en cristalizar la autoridad, en mesianismos o en hegemonías personalistas que a fin de cuentas terminan reproduciendo los mismos problemas, manipulando las pasiones, manipulando las emociones en detrimento de la institucionalización de la razón pública para hacer las cosas como corresponde.
No, no, el problema es otro, porque fíjense qué interesante es el tema. El itinerario histórico de Europa, el anterior a la forja de este proceso de integración, consistió en el desarrollo del Estado de Derecho, previo al desarrollo de la participación democrática,
Nosotros los latinoamericanos hoy tenemos que recorrer el camino inverso, tenemos que construir el Estado de Derecho a partir de la participación democrática; de esta participación democrática como la acabo de definir, la participación de la democracia de la multitud de los millones de voces que se han levantado y piden su lugar en el espacio público.
Y este es un desafío de proporciones extraordinario, porque el Estado de Derecho ¿qué significa?
No, queridas amigas y amigos de México, no es una noción abstracta, porque al Estado de Derecho en América Latina lo conocemos por su ausencia.
El Estado de Derecho es que después de estar meditando seriamente sobre estos problemas que hacen al futuro de nuestra circunstancia de la humanidad, nos pueden matar a la vuelta de la esquina.
El Estado de Derecho consiste, por consiguiente, en el admirable trabajo de fundar las instituciones de las justicias, como se viene diciendo desde Aristóteles hasta nuestros días.
Y esto no se resuelve con discursos, esto no se resuelve inventando enemigos que a veces no existen; esto se resuelve con un trabajo muy paciente, muy difícil que, por otro lado, tiene que enfrentar el problema de la corrupción; crear, consolidar el Estado de Derecho.
Y hablamos, en la mañana de ayer, creo que José Miguel Insulza de que hay entre nosotros una alarma de inseguridad. La inseguridad como hecho objetivo y la inseguridad que transforman y expanden los medios de comunicación.
Pero no son los medios de comunicación organizados, cada uno de nosotros que comentamos a nuestros amigos de facebook o donde sea de lo que pasa.
¿Cuál es el marco de la inseguridad que nos remite al marco de la democracia?
Ustedes saben que desde que esta noble palabra entró a rodar por el mundo, la democracia fue siempre una cuestión de escala, nació en ciudades pequeñas, se trasladó a espacios más amplios, fue la democracia representativa de los Siglos XIX y XX.
Y les pregunto a ustedes: ¿Cuál es la escala de nuestra democracia?
¿En dónde tenemos que dirimir, como decía Sarmiento, los conflictos y armonías de la democracia?
Tengo la dicha en este momento de estar hablando en la Ciudad de México, estoy en una megalópolis. ¿De cuántos millones de habitantes? Me cuesta trabajo abarcar el número.
Esta noche tomaré un avión, descenderé en el aeropuerto de Buenos Aires para instalarme en otra megalópolis.
Desde los tiempos coloniales y, aún atrás, estamos sistemáticamente sin darnos cuenta construyendo megalópolis en América Latina. En muchos países la mitad de la población está concentrada en una megalópolis.
Por consiguiente, está la de la democracia, pero también está la de la concentración de los conflictos, porque no es lo mismo, ya lo decían los sociólogos del siglo XIX, la desigualdad distribuida en el mundo rural, esa desigualdad ignota que no se conocía, que la desigualdad concentrada en las megalópolis donde la riqueza coexiste con la pobreza, con la indigencia y con la miseria.
Por consiguiente, si los europeos tienen que ir hacia la expansión del Estado y a construir un nuevo Estado federal, nosotros con mucha más modestia tenemos que dedicarnos a consolidar nuestros estados, porque no hay democracia posible sin un estado competente, como tampoco hay democracia posible sin un sistema de representación capaz de absorber, para bien, este fáustico, me gusta la palabra, fenómeno de participación que estamos viviendo en la sociedad civil.
¿Qué diría a modo de conclusión? Hemos hablado de legitimidad, de representación y de Estado. No puedo menos que evocar, y lo hago con calidez y con muchísimo afecto, la presencia, porque creo que está presente, de mi querido amigo Carlos Fuentes, tributo a su amistad y tributo a su palabra.
Borges decía que un hombre es muchos hombres, y no me dedicaré a evocar aquí, en este final, al Carlos Fuentes de la ficción, sino al Carlos Fuentes que desde aquí y desde todo el mundo pensó el contorno del pluralismo latinoamericano.
Porque, fíjense ustedes, estamos hablando de representación, de Estado, de legitimidad, y tras estas palabras bulle la realidad de nuestras sociedades, de ese espejo enterrado de Carlos Fuentes, donde vivían tantas civilizaciones que estuvieron en conflicto, que fueron excluidas y que hoy, ese era su ideal, ese era su sueño, deberían surgir a la superficie, reconocerse unas a otras y aprovechar realmente la riqueza escondida de estas civilizaciones.
Civilizaciones de lo particular pero, sobre todo, civilizaciones con un profundo destino cosmopolita y de humanidad. No caigamos, por consiguiente, en nombre de la democracia, practicando nacionalismos retródicos y pluralismos de exclusión.
Muchas gracias.
Palabras de Manuel Marín:
Buenos días.
Gracias al Círculo, a Julio; gracias a Carlos Slim; y gracias, por supuesto, otra vez más, a Natalio por su finura que todos apreciamos y sus comentarios pertinentes.
Nos encargó el Círculo que elaboráramos desde distintos ámbitos algunas reflexiones, todas relacionadas sobre el valor de la institucionalidad democrática como garantes de derechos y gestor de la sociedad.
Porque obviamente la crisis financiera, y me voy a referir obviamente a lo que mejor conozco la Unión Europea y, por supuesto, mi propio país.
Es evidente que ha afectado y ha dramatizado aún más algunas de las carencias y de las situaciones particulares que se han generado, respecto a este debate permanente de valores democráticos, democracia, estructura de la democracia y quienes la representan.
Mérito al Círculo de Montevideo. He estado revisando las actas y en una reunión que hicimos, precisamente, en casa de Insulza en la OEA, estuvimos discutiendo sobre las enormes oportunidades que ofrecía la globalización hace ya algunos años.
Pero apuntamos también que la globalización, desde luego, ofertaba muchas oportunidades, pero también iba a generar muchos riesgos.
Y uno de los grandes riesgos que se podía producir, es frente a la ausencia de conseguir una gobernanza global. El gran riesgo es que se produjera la erosión del Estado. Un Estado que se iba a adelgazar por arriba, por la presión propia del desarrollo de los principios de la globalización y que se iba a adelgazar también por abajo por la presión de la transferencia a entidades de gobierno, sea municipal, sea regional, sea de estados federados.
Y si el estado se erosionaba, inevitablemente terminarían erosionándose las instituciones. Y si se erosionaban las instituciones, se produciría la erosión también de los valores y, sobre todo, de las reglas de la democracia. Algo de eso ha pasado y eso era un riesgo que se advirtió en su momento.
Ayer Felipe con la forma que tiene tan inteligente de presentar problemas muy complejos, hizo una pregunta retórica que por supuesto me llamaron esta mañana, estaba en la prensa española.
¿Por qué los políticos y la política no actúan respondiendo en el momento a las necesidades y angustias de los ciudadanos?
Creo que la respuesta es simple: Porque en este debate que hemos tenido, han ganado los otros. Aquéllos que precisamente ni quieren la gobernanza global y quieren una gobernanza lo más reducida y estrecha posible, para crearse ellos mismos un espacio donde deciden prácticamente sin ningún control.
Esa es la respuesta. El caso europeo o yo lo veo así.
Os acordáis de la batalla ideológica entre reguladores y desreguladores que tuvo su expresión máxima en la época de Reagan y en el caso europeo de la señora Thatcher.
Fueron diez años de un combate político muy fuerte.
De un lado, estos desreguladores en aquélla época en Europa que Felipe suele calificar de gran galopada, era minoría y era verdad.
¿Quién era la mayoría?
Los que estábamos del lado del Plan Delors, el Libro Blanco que qué nombre tenía “Crecimiento, Competitividad y Empleo” y aquéllos que querían hacer un mercado interior sin fronteras, pero aquéllos que aportaron, aquéllos dirigentes políticos europeos, Natalio, que aportaron ese concepto tan necesario de cohesión económica y cohesión social.
La cohesión económica y la cohesión social se enfrentaban al concepto de desregulación. Ganamos la batalla en aquella época los partidarios de que una sociedad tiene que crear un mercado interior sin frontera, como lo hicimos en Europa, pero con una fuerte carga de cohesión económica y una fuerte carga de cohesión social porque esos son los equilibrios básicos de una democracia.
Pero hay que reconocer que se produjo una crisis, un gran desequilibrio y ese gran proyecto -ya no se cita- que fue la Constitución Europea non nata, terminó fundiéndose en el referéndum holandés y sobre todo en el referéndum negativo de Francia.
A partir de aquél momento se produjo progresivamente una desviación institucional, que ustedes seguramente habrán visto en la última temporada, el famoso dueto Merkosy, la señora Merkel y Sarkozy, Presidente de la República Francesa; que de hecho, ellos mismos se autodieron la responsabilidad de gobernarnos a todos los europeos con una desviación absolutamente radical del Decision Making Process que está previsto en los Tratados.
Entonces se puso en marcha -por explicar lo que pasa en Europa- algo que es natural cuando no hay reglas, voy a insistir mucho sobre eso porque cuando no hay reglas, inevitablemente la política, en un ambiente internacional, llega a la cacofonía.
Y no solamente la ausencia de reglas te lleva inevitablemente a la cacofonía sino que se pone en marcha algo que es muy europeo dentro de los Estados miembros:
Cada uno, por su cuenta, es lo que está pasando: Todos contra Bruselas, la burocracia es la que tiene responsabilidad de todos y al final se impone el “sálvese el que pueda”.
A partir de ese momento se produce una disgregación seria, digamos que es un momento que no es bueno o es un momento malo, por decirlo con toda claridad, que va a empezar a enderezarse -sin duda- en esta marcha inevitable que tenemos hacia la federalización definitiva de Europa.
Por un lado, el euro, si al final termina aguantando, creo que tiene que aguantar, porque si se cae el euro, se cae inmediatamente el mercado interior y eso sería el colapso, no creo que eso se produzca.
Si el euro, después de todos los garrotazos que le están dando, está aguantando lo que está aguantando, es que realmente es un proyecto finalmente bastante sólido.
Pongo un ejemplo:
Ayer finalmente el Presidente Draghi dice que va a intervenir a través de mecanismos de estabilidad. El resultado ha sido 100 puntos ha caído la prima de riesgo y la Bolsa en España subió hasta un 6 por ciento.
Esta mañana ya ha habido el contraataque de Reuters del espacio que desearía que el euro no siguiera adelante, diciendo que se ha pactado un acuerdo secreto entre España y Alemania de 300 millones de euros, etcétera.
No olvidéis una cosa aquí en México:
El euro es la derrota histórica más importante que han sufrido los euro-escépticos en Europa y si finalmente la unión fiscal y la unión monetaria con la entrada en vigor del Tratado de Estabilidad el 1 de enero del 2013, este espacio se convierte marginal totalmente en el sistema institucional europeo.
Lo estoy diciendo suficientemente claro, con lo cual de aquí al 31 de diciembre van a ser momentos muy críticos y muy difíciles.
La unión fiscal, la regla de oro, el que se sujete el déficit de todos los Estados miembros -Estados y Autonomías- me parece muy positivo.
No soy luterano, soy agnóstico, pero entiendo que ciertos valores que tienen que ver con el ahorro y la austeridad son interesantes, sobre todo para países como el mío, que no somos grandes especialistas en entender que el ahorro y la austeridad a veces es una buena virtud.
¿Qué quiere decir la unión bancaria?
Simplemente -y es lo que quiero explicar aquí-, la unión bancaria viene a decir simplemente: a partir de que son los acuerdos finales y por qué está costando tanto, a partir del 31 de diciembre se pone en marcha el semestre europeo.
Eso quiere decir que todos los estados miembros tienen que enviar, antes de ser aprobados por sus parlamentos nacionales, su propio presupuesto nacional para que el Banco Central, a través de la agencia europea de verificación y control, determine la bondad del presupuesto y si se ajusta o no a las perspectivas que han sido aprobadas dentro del Consejo Europeo.
Dicho de otro modo: transferimos la moneda con la unión monetaria, estamos haciendo el gobierno económico europeo y ello implica algo que es muy fuerte para los estados miembros, de ahí las dificultades que apuntaba ayer Felipe de París, se está transfiriendo toda y completamente la soberanía presupuestaria de los estados miembros, ya no tenemos la moneda y a partir del 1º de enero de 2013 ya tampoco somos soberanos sobre el presupuesto.
Con lo cual estamos en momentos críticos, que creo que es bueno que se consolide este movimiento hacia algo que Natalio decía con mucha finura, es la federalización definitiva de Europa. No, porque la puesta en marcha del acuerdo una vez que entre en vigor, yo que he pasado ahí, como lo sabéis, 18 años de mi vida, las puestas en marcha ahí de las decisiones comunitarias es algo muy duro, es algo muy complicado, que exige mucha técnica, pero las decisiones están tomadas.
Desde luego hay un dato de la realidad: en este momento Europa no está armada para responder a lo que está pasando en términos económico-financieros, hay una absoluta falta de sincronía, vendrá cuando toda esta estructura esté rodada.
¿Por qué las instituciones y por qué la importancia de las reglas?
Soy un admirador, europeísta y confeso que soy, orgulloso de serlo, del gran Jean Monnet; también soy profesor convicto por las tardes en algunas universidades españolas y a los alumnos siempre les doy a leer en la primera clase “Las memorias”. “Las memorias” de Jean Monnet hay que releerlas en este mundo convulso, porque él venía de otro mundo convulso, que era el fin de la Segunda Guerra Mundial y el drama que supuso aquello para la vieja Europa.
Atención: Los hombres pasan, las instituciones permanecen. Lapidario. “Todo se puede conseguir con la voluntad del hombre, pero nada se puede mantener en ausencia de instituciones”.
Jean Monnet trabajó con auténticos líderes, porque en aquella época los líderes se llamaban: Churchill, De Gaulle, Adenauer, De Gasperi. Los admiraba, pero aún así advirtió: “La solución de este continente son reglas e instituciones respetadas por todos”, sino, el liderazgo por sí sólo, por muy potente que sea, no conseguirá dar los pasos definitivos.
Lo ha dicho mucho mejor Natalio que yo: “Las instituciones fuertes, sólidas, respetadas, son los garantes de una vida democrática y la protección de los ciudadanos y de una economía sana y ordenada”.
La respuesta a la crisis está siendo problemática –como ya he dicho- porque la UE no está armada institucionalmente y, en el caso español, haré algunos comentarios particulares que sólo son imputables a mí.
Creo que tanto en Europa, como en España, parte o gran parte de lo que está pasando se explica por el deterioro institucional que se ha producido y, en este deterioro, particularmente de las instituciones, que se ocupan normalmente en un Estado democrático del control y de la verificación en materia financiera y de mercados.
En el caso español, admitámoslo, han fallado, y en algunos casos han fallado lamentablemente y, lo que es peor, inexplicablemente.
Hoy lo discutía viniendo en el autobús con Natalio, y me decía: “Pues anímate a plantearlo por si luego puede ser útil en el debate”, a entrar en un tema de difícil manejo, porque son telegramas, creo que también en Europa y, particularmente, en nuestro país, estamos pagando las consecuencias, no es el caso en América Latina que tiene otra dimensión, como ha señalado muy bien Natalio, de la forma de gobierno.
¿Qué quiero decir “la forma de gobierno”?
En primer lugar, el milagro de los liderazgos y el desprecio al método y al orden. Creo firmemente en los líderes, pero cuando son buenos líderes; si no, no.
El liderazgo arregla muchas cosas, pero el liderazgo tiene que ser muy bueno en la política, en la empresa, en la cultura, en la novela, en la universidad, en todas partes; pero el líder tiene que ser muy bueno.
Me he vuelto bastante escéptico respecto al milagro de los liderazgos. Vamos a liderar éste, vamos a liderar por un desprecio olímpico al método y al orden.
Me considero bastante cartesiano y creo que en cualquier zona de la vida, cualquier zona de la empresa el método y el orden es un valor, y si encima se tiene un gran líder extraordinario, la fórmula funciona.
En segundo lugar, la forma de gobierno y la forma de hacer política, la gestión de las emociones y la gestión de los sentimientos frente a las técnicas del buen gobierno.
Yo estoy aquí, la frase es sabida: “Mírame a los ojos, porque mi obligación principal es comprenderte, y voy a gestionar tus emociones y voy a gestionar tus sentimientos”.
Y el déficit, cuidado, se ha abusado muchísimo desde el punto de vista de la presentación pública, de esta forma de decir las cosas. Y creo que las técnicas de buen gobierno son importantes.
Y aparte de preocuparse de los sentimientos y de las emociones de la gente, naturalmente que sí, creo que la formación, el conocimiento, la experiencia y la capacidad de gestión son buenas cosas que no se pueden dejar de lado.
Y en ocasiones en Europa y, particularmente, en mi país lo he vivido esto, la formación, el conocimiento, tampoco es necesario, hay que hacer buenos mítines, la experiencia mejor que no, y luego la capacidad de gestión tampoco es tan necesaria. Creo que eso ha sido un error.
Otro telegrama, porque me animó Natalio.
Lenguaje mediático versus lenguaje del Estado. Esto es muy castizo, muy español: Lenguaje mediático.
¿Qué es lo que cuenta?
El canutazo mediático. El canutazo mediático de ser capaz delante de vosotros, de una radio, de una televisión, en un debate de machacar al contrario con cinco frases.
Si controlo y domino el canutazo mediático soy un líder. Qué tremendo error.
Y el canutazo mediático ha sustituido al discurso, y el titular ha sustituido al contenido. Y la escenificación -palabra que detesto- ha sustituido al proyecto político.
Y ya para colmo, la hoja de ruta ha sustituido a la agenda y ahora soy un emprendedor cuando bastaba con que tuviera espíritu de iniciativa.
¿No os habéis dado cuenta en España que si veis a un político sin hoja de ruta, no es nadie?
Se ha caído en una forma de decir las cosas donde se pretende ser eficaz y sustituir, a través de un metalenguaje, el lenguaje propio del Estado de derecho que reclamaba Natalio.
¿Es fea la expresión valor de ley, orden democrático? ¿No es bella la palabra justicia? ¿No es interesante la palabra cultura, cooperación, valores, participación ciudadana? ¿Nos parece más hermosa la palabra constitución que hoja de ruta?
Y, por último, la fuerza de mercado y la debilidad de las instituciones, lo que ha pasado lo expresa de una manera manifiesta.
En consecuencia, creo que gran parte de la crisis, que hay mucho de crisis de valores, es una forma de entender la gobernabilidad, donde se ha abandonado ciertas cosas que parecían muy antiguas y al final lo estamos pagando.
Siempre que empiezo la parte relativa al desarrollo de la política de las instituciones, también le doy a mis alumnos un texto de alguien que, para mí, es mi referencia intelectual, don Norberto Bobbio, el gran politólogo italiano, “El futuro de la democracia”; os lo tenéis que leer, doy su frase de referencia:
“Los pactos de la política son, por definición, precarios y coyunturales; la fuerza de la democracia descansa en sus reglas y en sus instituciones”.
Me parece básico en los momentos que estamos viviendo, me parece básico y fundamental. Creo que recuperar el respeto, la independencia de las instituciones, es una necesidad perentoria también en la salida de la crisis financiera. Tenemos que recuperarla.
Y ya voy entrando en nuestros problemas internos, haciendo una referencia en algo que no va a producirse. Acordaros de la frase pomposa del Presidente Sarkozy en la primera reunión del G-20:
“Estamos aquí para reinventar el capitalismo, y lo primero que vamos a hacer es terminar con los paraísos fiscales. Ya sé que no es un elemento central de la crisis financiera los paraísos fiscales”, pues ahí están todos vivitos y coleando.
A partir de esa reflexión, creo que sin reglas precisas, ya voy terminando, sin instituciones independientes y fuertes, difícilmente se van a poder garantizar los derechos de los ciudadanos y el estado de derecho va a sufrir, y si sufre el estado de derecho sufre también la economía. Quiérase o no, sufre también la economía.
Y quiero decir que no estoy abogando porque vuelva una burocracia ciega que oficie la iniciativa individual y empresarial; no creo tampoco en un estado interventor, ¡cuidado!, no creo en el estado soviético, en absoluto; creo en el estado democrático.
Lo digo por que inmediatamente, cuando se defiende con ardor y vehementemente el estado democrático o los valores del estado democrático, de la ciudadanía democrática, siempre surge la pregunta: Oiga, ¿no se ha vuelto usted prosoviético? No, en absoluto, pero hay que defender ciertas cosas que se han perdido, con ardor y un cierto grado de vehemencia, me parece importante.
¿Por qué? Porque si no se respetan las instituciones y las reglas, y dejan de ser una referencia básica, pasa lo que nos ha ocurrido a nosotros: llega la desconfianza y llega la inseguridad, y si internacionalmente te ponen la etiqueta: poco fiable, inseguro, estás muerto; lo pasas muy mal.
En ese sentido, quiero a mi país como cualquiera, España es un mal ejemplo de haber descuidado su entramado institucional y sus reglas, porque gran parte de la crisis española se explica por una degradación de nuestra vida institucional y los fallos de nuestro sistema de regulación, control y verificación de las cuentas públicas y del sector financiero.
Me preguntaba anoche Belisario, nuestro entrañable Belisario: ¿Pero, Manolo, cómo reaccionó la gente con lo de Bankia?
Pues imagínate tú que esto pasó en un fin de semana. Viernes, Consejo de Ministros; sábado, aparece el nuevo Director General, señor Goirigolzarri, y dice: Señores, tenemos un agujero de 23 mil millones de euros.
Y la gente se quedó perpleja, pero bueno, si esta gente había hecho una fusión, había salido a bolsa, nos contaron que había sido autorizado por el Banco de España, la CNMV, el Parlamento lo aprobó, falló todo.
Falló todo, dramáticamente falló todo. Ahí está la respuesta, Belisario, en cascada.
Y eso significa un deterioro institucional muy serio y de ahí el drama para España, un pueblo muy orgulloso.
Tuvimos que aceptar que nuestra contabilidad nacional no se diera por buena en Bruselas, esa vez que nos impusieron la obligatoriedad de que desde fuera se nos hiciera la contabilidad de nuestro sistema financiero.
Es duro, pero cuando tu propio banco y la contabilidad nacional que hasta ahora pensábamos que era la referencia; nos pasó lo que nos pasó.
Y entonces termino y como esta mañana me narraban, esto ha tenido bastante repercusión, señor Slim en Madrid, porque decía: Es verdad que Felipe dijo que no vamos a alcanzar el déficit.
Y les he dicho: Sí, es verdad. La gente está atenta en Madrid de todo lo que se dice aquí y esto es bueno.
Pues aprovecho también, porque el otro día en un debate, voy a repetir lo que les dije.
¿Pero cuál sería el síntoma, señor Marín? Yo paso por ser una persona más o menos sensata por mi trayecto, mi trayectoria profesional.
Y les dije a los españoles: Esto es muy claro. Tenemos que sacar conclusiones y tenemos que hacer un análisis por muy duro que sea sin concesiones, si no, no nos vamos a recuperar.
Lo que ocurre en España, es lo que le ocurre a un nuevo rico que ha perdido el sentido del límite.
Fuimos un país de gran éxito. Conseguimos en 30 años de democracia enterrar muchos demonios del pasado.
Éramos un país admirable. Estuvimos de moda. En todas partes se consideraba el milagro español lo que han hecho.
Nuestro éxito nos llevó a una situación donde nos creímos nuevos ricos y organizamos demasiadas fiestas.
Y como organizamos demasiadas fiestas, vivimos por encima de nuestras posibilidades y cometimos el error, por eso yo decía la forma de hacer y de decir las cosas, cometimos el error de despreciar el valor del esfuerzo porque éramos todos creativos.
Los que visitaron España en los últimos diez años. Éramos los más creativos del mundo. Y la cultura del esfuerzo se arrinconó. Y ese es un valor social determinante, el esfuerzo.
En segundo lugar, el mérito. El mérito, el conocimiento, la capacidad. El mérito empezó a despreciarse y lo que contaba era la simpatía.
Y luego, por último, el trabajo bien hecho que debe ser una virtud fundamental.
Por eso, yo creo que cierta medicina luterana no nos vendrá mal en casa. El valor del trabajo bien hecho ¿se resolvía? ¿para qué? Si somos estupendos.
¡Cuidado con los líderes estupendos! ¡Cuidado, Natalio! Eso lo tienes que incorporar en tu análisis, loa líderes estupendos, porque cuando todos somos estupendos, cuidado con eso porque luego se paga.
¿Esto tiene algo positivo?
En primer lugar, hoy han dado unos datos, cuando hablaba de Madrid, me contaban lo que pasaba en México, lo que pasaba en Madrid, que es realmente doloroso porque la encuesta de población activa nos ha dado ya por encima del 24 por ciento de desempleo.
Esto es muy serio porque son cifras estacionales de toda la puesta en marcha del sector turístico, que es cuando se coge a mucha gente porque nosotros tenemos un paro estacional que sube y baja en función de las vacaciones en nuestro país.
Esto nos va a llevar inevitablemente a algo muy útil, que yo creo muy útil en España: Que es una posición de humildad necesaria porque los españoles -lo sabéis bien los mexicanos que también sois un poquito excesivos- tenemos una pasión fogosa y una gran manía.
La pasión fogosa es pensar que siempre llevamos razón y la gran manía es que le damos lecciones a todo el mundo.
Entonces, este momento que estamos viviendo nos va a llevar a reducir nuestras pasiones fogosas y nuestras manías, creo que vamos a ser capaces de arreglarlo.
Probablemente la propuesta que hizo Felipe de un acuerdo nacional es necesaria y tenemos que darnos un proyecto para los próximos 50 años, donde reconstruyamos, repensemos lo que no funciona, porque ojo:
La gran tentación que existe en nuestro país es pensar que esto es culpa de Draghi, que no nos entiende; esto es culpa de Europa, que es muy lenta.
El 80, 90 por ciento de las cosas que nos pasan tienen un origen estrictamente hispano-español, las hemos creado nosotros y las tenemos que arreglar nosotros, en un ejercicio muy duro y sin concesiones que tendremos que hacer.
Luego, palabras como rigor, orden, método, gestión transparente, deben ser de las reglas que tenemos que reincorporar a nuestra forma de gobernar y a nuestro discurso político.
Y sí lo hacemos, si llegamos al 31 de diciembre con todo el aparataje europeo construido, será posible que empecemos a ser otra vez un país que se nos admire porque nos gusta el esfuerzo, nos gusta la calidad, nos gusta el trabajo bien hecho, somos serios, somos rigurosos, tenemos ya instituciones fiables.
Si el Banco de España da una cifra, eso no se discute. Eso es lo que necesitamos. El diagnóstico está hecho y habrá que ponerlo en marcha.
Confirmo lo que con gran talento decía Natalio: Nosotros vamos a una fe de realización que va a ser muy complicada; vosotros lo que decís ahora es trasladar la virtud del Estado de Derecho a la ciudadanía para que disfrute, de una vez por todas, de ser ciudadano de un Estado de Derecho.
Al final de todo, son dos procesos que van a terminar reencontrándose porque en último término abordaremos ya, en un estadio superior, el compartir valores.
El compartir valores en este mundo de la globalización, ante la ausencia de una gobernanza general, es lo básico. Si no va a haber una gobernanza del mundo, por lo menos que seamos capaces de compartir los valores elementales que tienen que ver con el ciudadano, la democracia y quien debe proteger la democracia.
Gracias por todo.
Felipe González
Ponencia del expresidente del Gobierno Español, Felipe González, titulada “Crisis Económica. Sus consecuencias y perspectivas. La importancia de Europa”.
México, D.F., 26 de julio de 2012.
Presentador: Para hablarnos de Europa, el señor Felipe González, el artífice de la España moderna, una inspiración para el resto de Hispanoamérica, un actor indispensable del mundo moderno.
Felipe González: Muchas gracias, buenos días. Ahorraré saludos para todos amigos.
Reconocerán que el peor papel me toca a mí el día de hoy porque hablar de Europa y de España es hablar no de la postcrisis sino de la precrisis o de la crisis que no cesa.
El título del Seminario no se acomoda mucho.
He hablado recientemente en estos días, después de un cierto periodo, iba a decir “de silencio” pero no es cierto, sino más bien, período de reflexión interna.
Un poco cansado de ver la falta de decisión desde el punto de vista de los líderes políticos europeos, incluidos los españoles, decidí aparecer y dar mi opinión. Es muy reciente.
Muchos de los amigos presentes me han hablado de esa aparición o de esa comparecencia de prensa de hace unos días que se complementaba con algo un poco más breve, tal vez un poco más sarcástico y que en parte quiero que sepan ustedes que es un homenaje a don Pepe Iturriaga.
Fue él quien me inspiró la frase con la que comienzo ese pequeño trabajo que colgué en “’Huffington post-España”; ya saben que en España “’Huffington Post” es imposible, ahí le llaman “Jacinto Post”.
Acordándome de don Pepe Iturriaga empecé ese trabajo diciendo: “Imagínense que los líderes políticos de Europa, en un ataque extemporáneo de lucidez, empezaran a ver la realidad como los ciudadanos europeos de la calle”.
A partir de ahí hacía una reflexión con una serie de propuestas, pero no resisto la tentación; aunque el modelo de la tribuna no nos acompaña a completar fantásticos razonamientos de Ricardo Lagos, para comprender la que tenemos; no la que viene sino la que tenemos; el papel que va a jugar China dentro de esa inmensa Cuenca Asia-Pacífico y los factores que él citando a Kissinger ha puesto de manifiesto.
Incluso con el Informe de 1907 hay una constante histórica: Que uno, volviendo la vista atrás, ni siquiera necesitando remontarse a los tiempos de Confucio, se viene produciendo.
Deviene siempre la potencia hegemónica en el mundo, aquella que se convierte en acreedora de las potencias que antes fueron hegemónicas. Esta regla funciona.
No sé que tiene qué ver Ocampo con la economía pero lo cierto es que las potencias europeas se diluyen -por expresarlo simbólicamente- cuando, para salir adelante, necesitan el Plan Marshall. No digo ya la ayuda para ganar la guerra; cuando hay una nueva potencia a la que se necesita incluso desde el punto de vista financiero.
No sé cómo se va administrar eso pero si miro a los amigos chinos, tienen 600 mil millones de dólares de deuda soberana europea, a pesar de lo cual en la anterior reunión del G-20 en México invitaron a los chinos a formar parte de este fondo de estabilidad europea de 500 mil millones de euros.
Debo decir, fueron prudentes diciendo: “Nosotros ya tenemos 600 mil millones de dólares -580 mil-, quiere decir que ya tenemos el 80 por ciento de lo que ustedes todavía no han puesto en marcha”. Las noticias de ayer eran confusas.
Bueno, se retiraron, prefieren participar en otras cosas, tienen 1.3 millones de dólares de deuda americana, deuda soberana. Por tanto, con razón Hillary en la penúltima visita a China, cuando preparaba una de Obama, la prensa insistía constantemente en que en la agenda se iba a plantear o se había planteado el problema de los Derechos Humanos, etcétera.
En un momento determinado le salió el carácter y le dijo: “¿Usted le metería el dedo en el ojo a su banquero?”. Tengan un poco de calma.
Volviendo al tema de mi intervención que trataré de hacerlo lo más conciso posible, me ha sorprendido que la intervención del Presidente Calderón me podría haber ahorrado incluso intervenir respecto de Europa, es absolutamente lúcida, creo que su intervención sobre el comercio internacional también.
Como ven, tengo siempre pasión por el diálogo.
Es verdad que las relaciones comerciales, mientras más abiertas sean, mejor. Sin duda alguna hay que tener cuidado para que sean equilibradas, no sólo que haya una gran apertura comercial, sino para que la gran apertura comercial mantenga ciertos equilibrios.
Finalmente, es verdad, que en el manejo de las materias primas, sobre todo alimentarias, se está provocando incluso la espoleta que desató las revueltas árabes, que fue una vez más, como pasaba en el Siglo XIX en Europa, una revuelta del pan; comenzó siendo una revuelta del pan.
Tenía otras implicaciones que afectaban a la dignidad y a la libertad, pero fue una revuelta del pan, con motivos que ya están relativamente analizados, de una subida, una crisis alimentaria por la sequía rusa y una subida especulativa del precio del alimento insoportable para esos segmentos de población.
Pero es verdad que había operadores financieros, y los hay, no se ha corregido, no hay voluntad política para corregirlo, no es que no se pueda corregir.
Nunca he propuesto que se prohíban las operaciones de compra alimentaria a futuro; es decir, si alguien quiere comprar siete cosechas de arroz, que las compre.
A lo que me opongo y coincido en eso, creo que lo hemos hablado muchas veces con Carlos Slim, es que él compre siete cosechas de arroz las pueda comprar afianzando el 5 por ciento de su valor.
Esto me parece un disparate, por tanto, si los bancos centrales deciden que tienen que poner el 60 por ciento de su valor para comprar las siete cosechas de arroz, les aseguro que la especulación sobre los alimentos disminuirá en un 80 por ciento, porque nadie se atreve a pillarse las manos en esas magnitudes, que es mucho más fácil, con el 5 por ciento de fianza.
Compro siete cosechas de arroz o de trigo, de lo que va a depender la alimentación de muchos millones de seres humanos.
¿Qué ha pasado con Europa?
Hay problemas de fondo, pero hay problemas inmediatos, problemas de emergencia y esos problemas de emergencia que no son del día de hoy, aunque todos los días vivimos una emergencia, que vienen desde el estallido de la crisis de 2008, que probablemente es la consecuencia de otras, vivimos en una situación de emergencia con una institucionalidad europea que no está preparada para la emergencia.
El proceso decisional europeo se bloquea ante la emergencia, no tiene capacidad de respuesta para la emergencia y, además, ha retrocedido un proceso que es, le guste o no la expresión a algunos, de federalización.
Y el proceso de federalización llega a tener una sola moneda para 17 países con un solo banco central, lo cual significa que los bancos centrales de 17 países han perdido competencias que son fundamentales para el Banco Central, sin que el Banco Central Europeo dentro de esa zona monetaria, que es soberanía cedida por todos, ceder la soberanía de la moneda, sin que el Banco Central Europeo sea un banco de último recurso o pueda intervenir en los mercados para frenar los movimientos especulativos en las deudas soberanas.
Les pondré un ejemplo que tal vez los siga, no tenemos mecanismos para eso. Cuando firmamos el acuerdo que nos llevó al euro, como en Europa va despacio, y era lógico, fue hace 20 años; por tanto, yo estaba en la firma del acuerdo, y el acuerdo era un acuerdo de unión económica y monetaria.
En el 98 se decide poner en marcha la unión monetaria y nadie cree necesario, casi nadie, poner en marcha una unión económica y fiscal.
Algunos advertimos en 98 que si había una sola política monetaria y divergentes políticas económicas y fiscales, en la primera crisis económica financiera, se produciría lo que llamábamos en aquel momento: Choques asimétricos.
En esas estamos, en los choques asimétricos de una sola política monetaria para situaciones que antes y ahora eran radicalmente distintas desde el punto de vista de las divergencias económicas.
He dicho ya tantas veces que estamos en una situación límite, que quiere decir que en el límite uno se puede seguir arrastrando por el fango durante muchos años, y el Presidente Calderón lo ha definido muy claramente, el problema es que se ha tratado la crisis de la deuda como una crisis de solvencia y se está provocando un problema de solvencia serio en países que no tendrían por qué tenerlo, incluyo a España.
En lugar de ver que lo que había ocurrido con la implosión del sistema financiero, es verdad que había habido un incremento espectacular del gasto, que había saltado del déficit de la deuda, etcétera; pero que lo que habría y hay sobre todo, era un problema de liquidez.
Por tanto, equivocando un problema de liquidez con un problema de solvencia, estamos arrastrándonos hasta llegar a los límites de la insolvencia con un coste enorme desde el punto de visto económico y desde el punto de vista social.
Verán, podría decirlo esto de varios países europeos, España entra en la crisis, lo repetiré una vez más, entra en la crisis, es decir, llega a 2007 con las siguientes cuentas públicas: Menos de 37 por ciento de deuda sobre el Producto Bruto.
Como decía mi paisano: “¿Cómo está tu mujer?”
Él decía: “¿Comparada con quién?”
Yo la voy a comparar con Alemania, porque si no, no hay punto de referencia, en ese mismo momento Alemania tenía 87 por ciento de deuda sobre el Producto Bruto, o 37 versus 87. Pero España tenía un superávit presupuestario de 2.3 puntos de PIB; Alemania un déficit de 4 puntos.
Las cuentas públicas, que es lo que de verdad despistó a los líderes políticos de entonces y de ahora, las cuentas públicas eran impecables, se manejaba la unión monetaria con lo que llamaban el pacto de estabilidad.
En Europa, siempre que haya un pacto de estabilidad, es una costumbre muy política, hay que añadirle una coletilla para que la gente no se ponga nerviosa y de crecimiento, pero en realidad un pacto de estabilidad.
¿Cuál era el contenido del pacto?
Los países del Euro no podían superar el 60 por ciento de deuda sobre el producto bruto, si lo superaban tenían que tener un plan de ajuste para llegar al 60 por ciento y no podían superar 3 por ciento de déficit sobre el producto bruto y si lo superaban tenían que tener un plan de ajuste para recuperar el equilibrio presupuestario, bueno, el equilibrio para navegar por debajo del 3 por ciento de déficit.
Por tanto, España llega a la crisis sobrecumpliendo el pacto de estabilidad en tanto que Francia, Italia, los países centrales, Alemania, etcétera, no cumplen el pacto de estabilidad.
Se podría decir que el Estado Español era el alumno perfecto del pacto de estabilidad, pero también ¿era España un buen alumno desde el punto de vista de la convergencia o de la divergencia de las políticas económicas y fiscales del país? Pues va ser que no, al mismo tiempo que teníamos un superávit de 2.3 por ciento en los presupuestos del Estado teníamos un déficit de balance de pago del 10 por ciento y teníamos un déficit comercial equivalente.
El déficit de la balanza comercial y de la balanza de pagos, sobre todo el de la balanza de pagos no se analiza de manera muy simplista cuando se dice que es muy alto, siempre que es muy alto es preocupante.
¿Pero cuál es la naturaleza de ese déficit, es decir, qué estaba pasando con la economía española, con la economía real de España, no con las cuentas públicas?
Se estaba endeudando con el exterior hasta el 10 por ciento del producto bruto, pero se estaba endeudando porque estaba comprando bienes de equipo y bienes de capital para mejorar su competitividad en la economía abierta, no, por cierto; se estaba endeudando para un consumo interno, fundamentalmente de ladrillo y de cemento, y no para mejorar la capacidad de competir en una economía abierta.
El desequilibrio se produce a tal velocidad que hay pocos ejemplos históricos de eso, si no de España, podría hablar de Irlanda y de otros, pero en fin, estoy hablando del caso español.
Cuando empieza la crisis, cuando implosiona, cuando se ve, empieza un poco antes, 2008, 2009, 2010, para 2010 España tenía 11 por ciento de déficit sobre el producto bruto en las cuentas públicas y la deuda había galopado del 37 por ciento, por debajo del 37 por ciento al 60 y ahora estamos rasando el 80, la deuda pública.
Por tanto, la economía privada, se cierra la financiación externa, se produce una crisis que todos conocen, se desapalanca en parte, dramática y traumáticamente, pero las cuentas públicas se disparan por el rescate a la banca.
Mientras que Alemania empleaba 17 ó 20 puntos de Producto Bruto o Francia o gran Bretaña veintitantos puntos de Producto Bruto para rescatar a su sistema financiero, en España no se produce ese fenómeno porque se considera, en parte con razón, que nuestro sistema financiero estaba menos contaminado que el sistema financiero anglosajón por los derivados, los estructurados y no sé cuánto de estas figuras.
Incluso las hipotecas, es lo que realmente en España es el gran indicador de la inmensa burbuja inmobiliaria especulativa, no eran hipotecas como las de Estados Unidos que se convertían en un subproducto o en un producto que estructurado Lehman Brothers lo podía vender, un cachito de aquí y de allá a un pensionista o al ahorro de un pensionista en Corea del Sur.
Eso no ocurría en España, las hipotecas las tenían con el banco, pero el gran coche no fue ese, fue el corte de liquidez, corte de crédito brutal, la caída vertical de la construcción acompañada de la recesión mundial.
España no bajó el Producto Bruto en el año 2009, más que en Alemania. La diferencia es que en Alemania, mecanismos particulares alemanes bien hechos, en Alemania el desempleo llegó a aumentar medio punto y en España pasó del ocho y medio por ciento teórico, porque habíamos absorbido seis millones de inmigrantes en ocho años, pasó al 17, al 18, al 20, al 21, al 22, estamos en el 24.
Sólo la financiación del desempleo, la cobertura de ese coste social necesita cuatro puntos de Producto Bruto. Así entramos a la crisis.
¿Cómo se está tratando el problema? De manera disparatada. Lo que me alarmó más que nada el otro día, y comprenderán que lo diga yo como político, es que el presidente del gobierno recién elegido hace siete u ocho meses con mayoría absoluta, se suba a la Tribuna del Parlamento, no lo ha hecho con mucha frecuencia, hasta ahora no ha habido ni un solo proyecto de ley, todos han sido decretos, leyes.
En tanto hay ahí una alteración del propio funcionamiento regular de la democracia, pero se sube a la tribuna para decir: “Esto es lo que tenemos que hacer, ninguna de las cosas que les propongo que voy a hacer me gustaría hacerlas, no me gustan estas medidas; pero no tenemos libertad para elegir”.
Dicen los ciudadanos: “Entonces, el ejercicio que acabamos de hacer de soberanía para elegirlo con mayoría absoluta, usted reconoce que no sirve. Usted me dice que no tiene libertad”.
Eso políticamente nunca es verdad, siempre hay libertad para optar entre un camino y otro, incluso, libertad para optar por un camino disparatado.
En alguna ocasión teníamos algunas discusiones, dice: “Bueno, la globalización impone una regla que limita el disparate”. No, el margen de maniobra que nunca se pierde es el margen de maniobra para el disparate.
Lo que se ha limitado es el margen de maniobra para hacer las cosas bien, pero de hacer disparates; una catedral se construye en 700 años o en 300 años, pero se destruye en dos horas.
Los talibanes tienen buena práctica en hacer estas cosas y los fundamentalistas, pueden destruir una obra hecha en siglos en horas.
Por tanto, estamos en una situación que de verdad es incomprensible, vista desde afuera. Esta mañana, hora a hora, me levanto y todos los amigos me dicen: “Bueno, hay una noticia de alivio, ese recién aprobado Fondo de Estabilidad Europeo va a tener una ficha bancaria, controlado indirectamente por el Banco Central Europeo, va a tener capacidad de comprar deuda”.
Y por tanto, delimitar una situación ridícula, que es la situación que también se había descrito aquí esta mañana de que España o Italia estén pagando 6.5 o 7 puntos de tasa de interés, por ejemplo en relación con Inglaterra. Inglaterra tiene un poquito más de déficit que España.
Tiene un 15 por ciento más de deuda que España y el último trimestre su economía ha caído un 0.7 versus un 0.4 de la economía española.
Digamos que los dos países están mal, en una mala situación. Gran Bretaña se financia esa deuda al uno por ciento; España está pagando siete por ciento. Dicho en otros términos, lo decía el Presidente Calderón, va a tener que pagar cuatro puntos de producto bruto para la financiación de la deuda.
¿Por qué digo cuatro puntos de producto bruto? Porque es lo que está pagando por el incremento del desempleo después de la implosión de la crisis. O sea, está pagando por desempleo lo que va a pagar por intereses de la deuda.
Y al Banco Central Europeo ni se le ocurre hacer lo que hace el banco de Inglaterra o la reserva federal, porque hemos dicho el grado de insolvencia de Grecia, pero en Estados Unidos, algunos de los estados de la Unión, están en una situación, que podríamos calificar de falta de solvencia seria, estructural, deuda-déficit, pero se siguen financiando con intereses negativos.
Eso quiere decir, que a veces se me interpreta mal, que no haya que hacer un ajuste fiscal; naturalmente que hay que hacerlo, no se pueden mantener los niveles de déficit en los que estamos. Pero si se confunde el problema de la deuda con un problema de solvencia y se sigue enterrando la posibilidad de la economía de responder y de crecer, se le está aplicando al enfermo sangría tras sangría y mientras más débil está, más sangre se le saca.
Y hay principios que son elementales: el que no crece, no paga. Miren, los que son mayores en la sala saben que estamos viviendo un proceso distinto, pero con algunas semejanzas a la crisis de la deuda de los años 80 en América Latina; lo que se llamó la década perdida.
En Europa vamos por cuatro años y pico, o sea, que para completar la década nos quedan unos cuantos por delante. Pero vamos camino de eso; no se aprende nada. Ni siquiera se aprende aquella advertencia que hizo Eisenhower en el 57, decía: el único peligro para la democracia americana es la creciente influencia en el proceso de toma de decisiones del complejo industrial-militar.
Trasladen complejo industrial-militar a lo que hoy, de verdad, condiciona e influye en el proceso de toma de decisiones de los políticos que deberían representar los intereses generales.
No nos asombra ya nada de lo que pasa, porque la implosión del sistema financiero tuvo unas causas; las causas permanecen, no se han cambiado.
Pero ya cada día decimos no, el LIBOR, con la responsabilidad de Barclays y de otros tres o cuatro Bancos, ha sido manipulado durante los últimos 8 años, ya no nos impresiona, pues esperamos una multa de 200 ó 250 millones de euros y olvidarnos.
Pensar que durante 8 años, desde las hipotecas más humildes hasta los contratos más importantes, ligados al LIBOR, han estado manipulados en ese LIBOR + 3 o LIBOR + 4, mi pregunta es: ¿Cuándo los políticos de la democracia representativa van a decidir gobernar en defensa de los intereses generales y tomar las medidas en función de la defensa de los intereses generales? ¿Cuándo?
Grecia está en una situación de insolvencia, sin duda; llevaba 8 años presentando -como se diría en México- “cuentas chuecas” a la Comisión Europea para cumplir el pacto de estabilidad. No era verdad.
Ningún año presentaron las cuentas de verdad y cuando se dio cuenta la Comisión Europea, intentó informarse, averiguar, intervenir y el resto de los países europeos del Consejo -la Comisión Europea es la sala de máquinas al día de hoy- el Consejo Europeo, los Jefes de Estado y de Gobierno pararon a la Comisión para que los dejara respirar y no sé qué. Ahora les piden cuentas por no haberlo hecho.
Los griegos, que son los herederos de Sócrates, de Platón, de Aristóteles, tienen un trasfondo civilizatorio importante; después pasaron por la máquina del imperio turco durante 400 ó 500 años, con toda esa mezcla.
Aún así, no eran suficientes para montar una ingeniería financiera tan complicada como para poder engañar a los 17 países del euro a la vez.
¿Entonces qué hicieron?
Muy fácil contrataron a Goldman Sachs para que les hiciera la ingeniería financiera y las cuentas que presentaron año tras año eran las cuentas que había hecho Goldman Sachs.
Si lo contratan para eso, que lo hagan, no hay ningún problema; el Presidente de Goldman Sachs en ese momento -hoy lo voy a decir aquí- es hoy el Presidente del Banco Central Europeo.
Por eso a veces me preocupa porque los políticos tenemos muchos problemas y merecemos ser muy criticados, pero cuando oigo -cada vez con más frecuencia- que los políticos tienen que ser sustituidos por los tecnócratas, digo, o sea, tenemos que llamar a los que nos llevaron a la crisis para que nos saquen de ella o tenemos que acudir al zorro para que nos cuide el gallinero. Pues no parece que vaya a resultar. Por tanto, estamos en una situación créanme absurda.
Esta mañana hay titulares de prensa a cuatro columnas de: por fin se ha dado un paso con el Fondo de Estabilidad Europea; al mismo tiempo que esos titulares de prensa, yo estaba recibiendo información un poco más actualizada que la de la prensa, que es de anoche, que decía: no es verdad. Ya lo han negado.
Lo que se está ratificando en los 17 Estados del Euro no prevé un mecanismo de intervención en la deuda soberana para limitar la galopada especulativa, no es verdad, ya Alemania se ha opuesto.
Incluso para autorizar el fondo no se tienen que pronunciar sólo los Parlamentos europeos, cosa que me parece normal; se tiene que pronunciar el Tribunal Constitucional Alemán, que hasta el 17 de diciembre nos dicen: “No se sabe si se pronunciará o no”.
Por tanto, Europa está cometiendo un error en el tratamiento de la crisis del que no va a salir y dentro de ese error España tiene sus propias responsabilidades, tiene sus propias culpas, porque España ha vivido creciendo al 4 por ciento la economía, que para, en términos europeos, es un crecimiento enorme, mientras que Alemania crecía al uno y medio o Italia al 1.2 o Francia, con un consumo exagerado que se financiaba con el ahorro externo.
Hasta que llegó la crisis se cortó el ahorro externo, nos quedamos sin financiación y se vino abajo el tinglado, la gran burbuja inmobiliaria que acompañaba a la inmensa burbuja que fue la implosión del sistema financiero global.
Y está pagando las consecuencias de eso. Durante estos diez años a los que se refiere Merkel hasta la llegada de la crisis, es verdad que España no mejoró, sino que empeoró su productividad; no hizo las reformas estructurales que tenía que haber hecho para prepararse para la economía global.
Pero les aseguro que todo el mundo estaba feliz porque la economía crecía y estamos construyendo más casas, 40 millones de españoles, que Francia, Alemania e Italia juntos, 200 millones. 40 millones construían el mismo número de casas que estos tres países y todo el mundo feliz en una galopada disparatada, perdiendo competitividad y dependiendo del ahorro externo.
Por tanto, nosotros tenemos que hacer nuestro deber y nuestro ajuste.
Ahora, todo el mundo sabe que España no va a pasar, a final de año, no va a llegar a bajar su déficit del 8.7 en el que está, al 6.3. Lo sabe todo el mundo. Ha subido tres puntos el IVA, acaban de subir el IRPF, cualquier renta media alta, 52 por ciento de la renta.
Ha habido un enorme esfuerzo para subir impuestos y tratar de cerrar el déficit. Mientras más aumenta la presión fiscal en esos términos, más se está cayendo la demanda, más cae la economía y el drama es que hay menos ingresos con mucha más presión fiscal, claro, la presión fiscal se concentra en menos gente, pero hay menos ingresos y el objetivo déficit no se va a cumplir.
¿La irracionalidad en qué consiste?
España tiene que llegar a objetivos de déficit razonable, de hecho, hemos cambiado hasta la Constitución y hay un tratado europeo para que en el 2020 el déficit estructural de todos los firmantes del tratado sea del 0.4 por ciento. Digo déficit estructural para precisarlo técnicamente.
En el 2020, estamos en el 2012, tenemos ocho puntos y pico de déficit, pues nada, los talibanes entorno al Banco Central Alemán, no digo el europeo y tal, creen que tenemos que llegar al 3 por ciento el año subsiguiente; si saben que no es verdad, que con esta depresión de la economía tienen que llegar alguna vez a la conclusión de que el que no crece no paga y el que se muere paga menos.
Por tanto, tienen que compensar las políticas de ajuste moderándolas, las necesarias políticas de ajuste, con políticas de estímulo al crecimiento. Así que llevamos muchos años de crisis y veo que lleva ocho meses el actual gobierno, al que le deseo todo lo mejor, incluso, que se deje ayudar, que habrá tomado no sé cuántas medidas por decreto-ley.
Pueden observar si han sido 100 o las que sean, no hay una sola que estimule la demanda o que estimule el crecimiento o que estimule la inversión, ni una sola.
Por tanto, España tiene que hacer sus deberes pero quiero que comprendan que si hace todo lo que tiene que hacer, y lo hace bien, habrá hecho el 20 o el 30 por ciento de la faena, el resto depende de que la política europea cambie de verdad.
Puede cambiar, sí, por el momento Alemania que crecía con base a sus exportaciones al 4 por ciento hasta hace un año, este año probablemente va a crecer al 0.7 por ciento, porque a quién le va exportar si estamos todos tiesos, si no hay nadie para comprar, a quién le vendes cuando no te compran.
Por tanto, ya empieza a haber una cierta revuelta de los industriales alemanes que naturalmente necesitan crecer, como el consumo interno en Alemania está muy controlado por una política salarial muy rigurosa en los últimos 13 o 14 años, viven de la exportación.
Pero qué casualidad que los países de Europa este año y el que viene y el siguiente, no van a poder importar; China va bajar el crecimiento del 10 al 7.5 por ciento; por cierto, operación dirigida desde el Estado.
Que tiene sus consecuencias para todo, ¿verdad Ricardo?, pero hay una consecuencia que no queremos ver, va aumentar su excedente de ahorro al apretar la inversión interna para sus inversiones en el exterior, van a tener un excedente de capital que ya veremos que hacen con él van a disminuir la tasa de crecimiento, por tanto la de importaciones, para todos, también las de Europa.
Y Estados Unidos está navegando en medio de la crisis y asustado por la repercusión de Europa, esta sí que es una consecuencia de la globalización.
Estuve hace un año y medio en una reunión en Argentina con esta crisis europea que no cesa, y es verdad que la mayoría de los reunidos, muchos de ellos industriales argentinos, algunos de ellos partidarios de las instituciones de importaciones todavía hoy y estas cosas. Decían: Hombre, Europa, los europeos, que tantas veces nos han dado lecciones de cómo enfrentar una crisis financiera y no sé cuánto, y ahora no saben qué hacer.
Había una medio diversión, medio burla de cómo estos no saben salir de esto y tal, cosa que entendí muy bien y les dije: Me van a perdonar, yo comprendo que estén contentos porque no sepan por dónde salir los dirigentes políticos europeos que siempre han sido los maestrillos que han dado lecciones de cómo resolver los problemas en América Latina y en otras partes del mundo.
Pero les ruego que concentren su alegría en el tiempo que dura un orgasmo, porque cuando se les pase el orgasmito, verán que Europa sigue siendo todavía el 30 o el 32 por ciento del comercio mundial.
Por tanto, si entra en recesión la economía europea, qué le vamos a hacer, todas las cifras que ha dado Ricardo son las que son, hay una excepción que no ha dado, pero no porque no la sepa, sino porque no tocaba darla, es que en lo único en que se mantiene una hegemonía de esa área occidental desarrollada de la que hablábamos hace unos años como los responsables del 70 por ciento del Producto Bruto Mundial, son en los flujos de capital y en el sistema financiero mundial.
El 80 y algo por ciento de los flujos de capital, siguen pasando por las plazas de ese occidente desarrollado que ya no es responsable siquiera del 50 por ciento de la riqueza real del Producto Bruto Mundial es tal la situación y es lamentable decir que no veo la respuesta de Europa, que no la veo ni la inmediata, ni la mediata.
Que hay que federalizar el gobierno de la unión, sin duda; Europa se encuentra -final de mi intervención- en una encrucijada. O da pasos hacia la federalización que incluyan una política económica y fiscal que acompañe a la política monetaria para el área, por lo menos, del Euro y que preserve el mercado interior sin frontera.
Es decir, o hace esa operación, o deshace lo que ha hecho, va ser una cosa u otra.
La gente habla del costo del no-Euro, inclusive he oído al Gobierno Español durante estos meses decir: “España es muy grande para que la Unión Europea la deje caer poniendo en riesgo al conjunto del Euro”.
Qué poca memoria histórica, Europa ha hecho dos guerras mundiales en el Siglo XX; la Unión Soviética se cayó en año y medio, y el imperio Sur-Húngaro en cuanto estalló la Primera Guerra Mundial.
Y no estoy hablando de escenarios dramáticos, es decir, nadie se va atrever a dar un paso atrás en el Euro, pero, por favor, claro que van a ser lo más lentos, iba decir prudente, porque ahora oigo hablar todos los días de prudencia y me acuerdo de San Agustín, que decía que la prudencia era una virtud que debía atribuirse a la acción no a la inacción; no es prudente el que no hace cosas, sino el que las hace con sentido.
El tercero de los caminos, escenario número uno: Avanzar decididamente a lo que llamamos una unión política, que es el primer paso de unión económica y fiscal.
Escenario número dos: Deshacer parte del camino andado.
Escenario número tres, que es en el que estamos: Arrastrarse por el fango sin tomar decisiones y así nos va afectando a los europeos y a todos los presentes.
Gracias.
Enrique Iglesias
Conferencia del secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias, y del exsecretario General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, Carlos Magariños, titulada “Después de la Crisis ¿está claro el rumbo?”.
México, D.F., 26 de julio de 2012.
Presentador: Finalmente e inmediatamente antes del almuerzo, para hablar del futuro, para imaginarnos el final de la crisis y el rumbo que tendrá, nos acompañan el doctor Enrique Iglesias, que fue Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo y es actual Secretario General Iberoamericano y el doctor Carlos Magariños, que fuera el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial.
Palabras del secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias:
Muy buenas tardes.
Es muy tarde, sé que tenemos que almorzar y se ha dicho todo lo que realmente se debe decir para encarar los temas que nos preocupan o que le preocupan al Círculo de Montevideo.
Muchas gracias, Presidente Sanguinetti.
Muchas gracias, Carlos Slim, por darnos la oportunidad de participar en este debate.
Como digo, las importantes presentaciones, realmente sustantivas presentaciones, nos eximen tanto a mí como a Carlos de ser demasiado abundantes en el tiempo a utilizar.
Creo que tenemos que, fundamentalmente, poner acentos en lo que se ha dicho y voy a poner tres grupos de acentos: uno sobre la crisis como tal, otro sobre los rumbos de salida y otro sobre los desafíos, algunos desafíos para América Latina y algunos para el mundo.
Con respecto a la crisis como tal, creo que estamos en presencia de una crisis, no mundial, todavía la crisis no es mundial, vamos a crecer 3 por ciento en el mundo, es decir, la crisis no existe en América Latina, ni existe en Asia, ni existe en África, ni existe en Oceanía. No existe fundamentalmente en Atlántico Norte y Japón, en Estados Unidos y tampoco en toda Europa, es una crisis muy asimétrica, el norte de Europa está en un ritmo y el sur de Europa en otro.
Pero sí tenemos una crisis que podría convertirse en mundial y eso lo veremos al final de nuestras reflexiones.
Creo que estamos en presencia de algunos rasgos de esa crisis, que fueron señalados muy bien. Quizá el primer rasgo es la profundidad de la misma, el segundo rasgo es que estamos en presencia, en mis largos años trabajando con crisis, desde el ´82 aquí en México, hasta el 2012 en Argentina, las viví todas con distintos sombreros pero intensamente y no desde la platea, desde el escenario.
Y les puedo decir que es la primera vez que veo dos cosas que impresionan, es la primera vez que veo a Estados Unidos discrepando con Europa; la segunda vez es que veo una discrepancia entre el norte de Europa y el sur de Europa en las dimensiones en que está ahora.
Eso coloca en un rango muy especial y muy peligroso a las crisis, sobre todo cuando estamos hablando de dos puntales como son Europa y Estados Unidos, que son casi el 50 por ciento del Producto Mundial y son las bases del capitalismo mundial.
El otro rasgo importante es que esa crisis se está convirtiendo en una crisis perfecta, los gobiernos no invierten, los bancos no prestan, los consumidores no consumen, y el mundo se está encogiendo. El mundo en comercio internacional se estaría encogiendo.
Esto hace que, como se ha dicho acá y lo dijo Carlos Slim esta mañana, estamos no tanto en una época de cambio, en un cambio de época más, estamos volviendo a lo que ha sido el rasgo central del mundo en los últimos 200 años que es la inestabilidad.
Nosotros vivimos 30 años de una adorable estabilidad, estábamos tan convencidos que manejábamos las cosas que llegamos a creer que con una ecuación matemática se preveían los riesgos. Y así lo fue.
Esa entrada en la época de inestabilidad es importante que la pensemos todos los que están en la acción política, los empresarios porque hay que navegar en la inestabilidad con salvavidas muy distintos a los que venimos usando hasta ahora.
¿Qué sabemos y qué no sabemos en esa crisis?
Sabemos algo, ya se puede ir viendo, esto va a durar, como duró la crisis del 30, donde realmente la integración de los mercados se dio a mediados de los 50, y qué hubo en el medio, y qué hubo en los 30.
Sabemos que esto va a durar, y sabemos muy importante que el mundo al que llegaremos no es del que partimos, es otra economía, es otra sociedad, y son otras relaciones internacionales.
Es otra economía porque está basada en la economía del conocimiento, afortunadamente, y ofrece oportunidades impresionantes, y con la emergencia de todo un mundo emergente que ya está tocando el 50 por ciento del Producto Mundial.
Entonces estamos en presencia de una misma vigorosa realidad que abre enormes oportunidades a la civilización del futuro. Estamos en una nueva sociedad, sí, lo ha dicho muy bien José Miguel, una sociedad donde hay nuevos fenómenos, una nueva sociedad donde hay clases medias, en América Latina, se habla que hay 60 por ciento, esas clases medias.
Una sociedad que incorpora la violencia como un fenómeno de desafío permanente en la vida de la gente e incorpora un nuevo elemento, que también lo mencionó Insulza, que es que empiezan a aparecer las mayorías queriendo intervenir mucho más en la sociedad y eso desafía a la política, a la economía, a la sociedad.
Una sociedad vigorosa, pero con muchos problemas que nos obligan a repensar cómo administrar y cómo movernos en esa sociedad.
Y unas nuevas relaciones internacionales, que eso es realmente muy importante, y que es clave para sacar la conclusión de la mañana de hoy, es decir, el mundo del pasado fue un mundo bipolar y ahora vamos a pasar al mundo multipolar, es mucho más peligroso el mundo multipolar.
Cuando se ponían de acuerdo Washington como (inaudible), respiramos todos; pero hoy en día hay que poner de acuerdo a Washington, a Alemania, Inglaterra, Francia, China, a la India, a Brasil; ese mundo multipolar va a ser muy difícil administrarlo.
Bien lo sabe Europa, que fue multipolar por 800 años e inventó todas las guerras. Es decir, cuando hay un mundo multipolar, hay muchos riesgos y eso implica un desafío de construir un nuevo conjunto de relaciones internacionales, que son realmente muy importantes para vivir en paz.
Y no es solamente una conciliación de intereses económicos que siempre se van a lograr, hay que incursionar en acordar valores y son los valores occidentales y los orientales, el mundo está viviendo la transferencia de poder económico más grande la historia de la humanidad.
Esa realidad que tenemos por delante va implicar definir un nuevo multilateralismo, quizá unas nuevas Naciones Unidas, pero hay que tenerla.
Ese es un poco los rasgos de la crisis que nos toca vivir y que tenemos por delante.
El segundo elemento que quería destacar era el problema, que está vinculado con lo anterior, ¿qué no sabemos?
No sabemos realmente cómo enfrentar las salidas en este momento. Esta confusión es muy importante y tenemos que, de alguna manera, reflexionar sobre ello.
Yo diría que si tuviéramos que inventar rumbos por los cuales orientar la acción, diría que habría tres caminos sin poder realmente incursionar en ninguno de ellos con demasiada autoridad.
Uno, el camino de duración sin dirección, que es lo que hay ahora, fundamentalmente eso mira fundamentalmente a Europa.
Segundo, duración con dirección. Eso es a lo que habría que aspirar y se está aspirando ahora confusamente.
Y lo tercero es el caos, la opción que mencionaba Ocampo, el hecho de que se interrumpa el euro y que la Unión Europea como tal pague la crisis.
El primer tema, duración sin dirección fue muy caracterizado por Felipe González, por el Presidente Calderón -un magnífico discurso- es decir, la duración sin dirección es lo que nos ha pasado un poco en los últimos tiempos, es decir, sobre todo en Europa, no en Estados Unidos, en Europa mucho más, es decir, tenemos un privilegio de soluciones basadas fundamentalmente en crisis de solvencia, con lo que funda ahí una gran crisis de liquidez.
Un espacio monetario que no tiene banco central, pero también está la última instancia. Es una cosa inconcebible que no tengamos una cosa así.
Tenemos además una situación en donde prácticamente los países están sin disponer, es decir, optar por el ajuste fiscal antes de estabilizar financieramente. Es muy difícil hacer los ajustes fiscales si no hay estabilidad financiera. Esa es una cosa que lo aprendimos nosotros en América Latina.
Diría que quizá como elemento interesante, a mí me da pena que en Europa somos, nosotros todos, una parte importante de la tradición europea, nunca se nos ha ocurrido preguntarnos a los latinoamericanos cómo hicimos en los 90’s, creo que algo podríamos decirles.
Nosotros hicimos una especulación, en esta secretaría que estoy ahora, de discutir, junto con el Banco Interamericano y alguno de los actores de aquél momento, algunos actores en Argentina, en Brasil, en Uruguay, en Colombia, en México.
¿Cómo hicimos nosotros? Y no nos fue mal, fuimos saliendo de la crisis.
Primero tuvimos siete años durando y haciendo cosas, desde la crisis de ustedes hasta Brady en Estados Unidos, que era en el fondo generar liquidez pagando a uno y a otro, de alguna manera fuimos armando la banca americana, en buena medida.
Pero después llegó un momento que realmente no funcionaba la cosa y en los años 90 yo me acuerdo, la convención con el propio secretario de estado, simplemente esto no funciona, seguimos pagando y los países no crecen y así no salimos nunca, y vino la solución, que verdaderamente nos fue orientando en el camino, primero ciertamente un ajuste de la deuda, si es un ajuste de la deuda, en algunos casos los plazos, los términos de la deuda, en otro caso, el principal, pero hubo un enfoque al tema de la deuda donde el Brady salió con una solución inteligente.
Luego tuvimos unas políticas orientadas fundamentalmente a enfrentar el déficit fiscal, ciertamente, y lo hicimos, cada país lo hizo a su manera, vendiendo activos, poniéndole más impuesto al IVA o haciendo otra cosa importante que fue crear un impuesto financiero que en Europa parece el pecado original, que era realmente poner un cierto impuesto a las transacciones financieras.
Era un impuesto horrible, pero en el fondo cuando uno tiene necesidad entre ese y el impuesto al IVA, de repente yo me quedo con ese, y no nos fue mal.
Tercer lugar, tuvimos que hacer reformas, haciendo reformas financieras, haciendo reformas en lo laboral.
Y en cuarto lugar, y eso lo recordó muy bien Ocampo, se hizo una política de estímulos. Y aquí en México, luego también.
¿Y eso por qué no se mira un poco todo eso y se incorpora a la segunda solución que es duración con dirección?
Cuando hagamos ese plano aparecen las cosas que se dijeron aquí, es muy difícil no saber cosas en Europa, hay una lentitud, porque como decía Felipe, no está preparado para la emergencia porque tiene que decidir entre 27 países o entre 17 en el euro.
Y claro cuando llegan a este tema se olvidan de un principio que aprendimos todos en América Latina, y era éste:
Cuando tienes que cortarle la cola al perro no se la cortes a pedacitos, cortarle donde haya que cortarle, porque el animal sufre mucho.
Eso es un poco lo que nos pasó a nosotros en América Latina, nos costó aprender eso, hay que saber cómo cortarlo y cómo distribuir los costos, desde luego, eso va sin decirlo.
Yo creo que ese es un tema importante cuando hablamos de la duración con dirección, pero fundamentalmente el hecho de entender que es incomprensible realmente que países que tienen el ajuste brutal que está haciendo España en este momento e Italia, no tengan capacidad de tener soluciones de tipo de liquidez, es por lo menos inexplicable y, por lo más, inaceptable.
Pero yo creo que es un tema que están discutiendo, y lo dijo Felipe Calderón con mucha fuerza.
El tercer elemento es lo que decía muy bien también Ocampo, ciertamente si entramos en un momento en donde se hunde el euro, esto es un golpe muy importante para la economía mundial y podríamos entrar en la recesión mundial.
Los alemanes mandaron pedir un estudio a un grupo de especialistas para que estudiaran el impacto que tendría en Alemania una crisis de esa magnitud, y ese grupo determinó que entre el 10 y el 20 por ciento caía del producto.
Es decir, yo no quiero ni pensar el incendio que eso sería, yo espero que antes de llegar a eso tengamos un poco el sentido común de no precipitar las cosas a ese nivel.
Esos serían un poco los tres caminos, no hay una respuesta clara a la pregunta que hace la agenda. No sabemos en el fondo, estamos orientándonos y tratando de hacer bien lo que hemos hecho en el pasado en algunas regiones, ojalá que se pueda mirar.
Y en segundo lugar, tratar de pensar que si no hay restauración en la solución de duración con dirección de ciertos principios comunitarios basados en el sentido común y la experiencia pasada, las cosas pueden ponerse muy feas.
Tercera área de reflexiones, que es el tema de algunas reflexiones para América Latina y algunas reflexiones para el mundo.
Con respecto a América Latina el impacto, ciertamente, nos toma mejor, no tanto mejor como en el 2009, pero estamos mucho mejor, casi 800 mil millones de dólares de reservas, son cifras de las de Walt Disney, mi generación, es una cosa que nunca hubiera imaginado, pero las tenemos.
Eso es un colchón importante que no se puede despreciar.
En segundo lugar, vamos a tener un impacto de comercio, el impacto de comercio en Europa no es tanto: 13 por ciento son las exportaciones a Europa, aunque en Mercosur son fundamentalmente más del 20.
Pero ciertamente en la medida que tengamos el impacto de comercio que señala Ocampo es cierto y, sobre todo, a nosotros nos preocupa el tema chino, particularmente de Panamá para abajo, donde el tema de la presencia china es fundamental en el volumen exportador.
En materia del sector financiero, hay una situación financiera, hay sectores financieros que están en este momento presentes en la banca internacional, que es una banca sólida, una banca aburrida, en algún sentido, las grandes atracciones de la banca de los países del norte, sino que yo creo que ahí hay una reflexión importante y me parece que, en ese sentido, hay una razonable tranquilidad de que el sistema financiero es hoy sólido, tanto de la banca extranjera como de la banca local.
Y, en tercer lugar, tenemos que pensar también, mirando hacia el futuro, que el problema fundamental es que en el mundo que vendrá de inestabilidad, navegar en (inaudible) es mejor que navegar solo.
La redefinición de una cooperación regional es muy importante, porque creo que es una forma de defendernos todos. El valor hoy día del mercado interno, que también señalaba Ocampo, es fundamental; estamos hablando de siete y pico de trillones de dólares, creciendo, entonces ahí hay un capital importante sobre el cual asentar muchas cosas para hacer, no para aislarnos del mundo, sino para hacerlo ganar productividad y, en ese sentido, competir mejor en el escenario internacional.
Eso con respecto a lo que podríamos llamar el caso de las preocupaciones a nivel de América Latina. No voy a hablar de todos los temas de competitividad, los temas sociales, de educación, pero todo eso no es el motivo el día de hoy. El día de hoy, diría yo, que las crisis nos llevan a reflexionar sobre esos dos o tres temas centrales en los cuales vamos.
Y, por último, alguna reflexión con respecto al mundo. Yo diría lo siguiente, con respecto a los temas de carácter mundial. Creo en lo primero, por lo que dije anteriormente, que tenemos que ir pensando en la sociedad del futuro, la gente joven sobre todo, tiene que ir pensando en que hay que construir una auténtica gobernanza real, únicamente es una etapa inicial, pero tenemos que llegar a construir una nueva gobernanza que refleje los poderes políticos del mundo, los poderes económicos del mundo y que se consienta todo el mundo participando de acuerdo con su importancia relativa en lo que es el mundo que vendrá.
Creo que, de alguna forma, tenemos que pensar que la reintegración de los emergentes al poder mundial es un tema de gran magnitud y, fundamentalmente, generar y fortalecer el multilateralismo, pero es un multilateralismo que partió del año 45, es una maravilla.
El hecho de haber creado realmente una Organización de Naciones Unidas; si no existieran, habría que recrearlas de vuelta. El mundo tiene que creer en esto y, para eso, tiene que hacer realmente una refundación de las bases de la nueva gobernanza.
Sistema financiero. Es un tema, también ahí decir, de todos los (inaudible), públicos y privados, pueden tener cierta autoridad y experiencia propia. Es cierto, todas las crisis comienzan por los lados financieros.
Es cierto también que en los últimos 20 años el mundo financiero fue capaz de hacer ingenierías financieras absolutamente espectaculares y que aportaron mucho al crecimiento, pero es cierto también, y hay que reconocerlo honestamente, que el sector financiero no bancario es hoy realmente un sector muy grande, desregulado y muy poderoso.
Lo que digo es lo siguiente: hay una corriente creciente hoy en día de pensamiento, tanto político como técnico que dice que quizá el mundo tiene un sector financiero no bancario demasiado grande, no precisamos tener un mundo financiero no bancario que es 30, 40 veces el sector de bienes y servicios del mundo.
En fin, hay que repensar esto. Es un desafío importante, pero está creciendo una idea que no se puede dejar de lado: el sector financiero tiene que formar parte del mundo en su integralidad, responder a bastantes objetivos políticos y sociales, y para eso el tamaño es un fenómeno que complica la vida.
Es para pensarlo. Yo estoy cada vez más seducido por esta posición, porque creo que las cosas que están pasando, lo que hemos visto en la generación de esta crisis, todo eso nos pone un poco nerviosos y realmente es posible construir una sociedad balanceada si no tenemos en cuenta ese tema.
El tema comercial es muy importante, creo que hizo bien el haberlo reflejado el Presidente Calderón y lo mismo lo acaba de poner ahora muy bien el amigo Ocampo.
Yo diría que viviendo en Europa yo no puedo dejar de reconocer y valorar otro tema que es fundamental: El tema del empleo.
En los años 30 el tema del desempleo fue un poco el precipitante de tantas cosas, hoy tenemos un serio problema en materia de empleo pues hay 75 millones de jóvenes desempleados en el mundo, 200 millones de jóvenes que viven con menos de 2 dólares.
Pero, sobre todo con una juventud que a diferencia de la juventud del pasado, de las juventudes de la edad dorada de la vida, que era la edad de la aventura, hoy en día tenemos una juventud con miedo; un miedo a morir por toda esta violencia que hay en el mundo, los que ponen los cuerpos son los jóvenes. Un gran número de muertos es gente joven.
Lo otro que es grave, lo percibo en las calles de Europa, es el miedo a sobrar, a que no haya una sociedad en la cual realmente uno pueda insertarse.
Esos miedos están haciendo carne, el mundo no puede vivir con una Europa donde hay países que de cada dos jóvenes, hay uno desempleado.
Es un desafío muy grande, estructural y coyuntural; no es un tema fácil pero tengo la impresión de que en ese concepto de la juventud, de una juventud que tiene miedo a morir y a sobrar, no podemos construir realmente un futuro como quisiéramos tenerlo.
Por último, por supuesto todo esto nos va a llevar a un nuevo modelo, soy optimista porque incluso uno de los grandes temas como el tema del clima, el tema de los avances en la utilización de las nuevas tecnologías hace pensar que el hombre siempre ha superado, a través del ingenio y la voluntad, los problemas que tiene en el presente.
Hay que trabajar todos juntos, los peligros son muy grandes y es bueno que seamos conscientes que esta nueva etapa todavía está por mostrar su última cara.
Muchas gracias.
Palabras del exsecretario General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, Carlos Magariños.
Si cuando empezó a hablar Enrique Iglesias quedaba poco por decir, a mí francamente me quedaría solamente invitarlos al almuerzo, pero voy a hacer un esfuerzo por cumplir en un plazo breve con el pedido del Presidente Sanguinetti, identificando algunas balizas, algunas señales que nos indiquen por dónde va el camino, cuál es el rumbo en este cambio de época, por qué estamos cambiando de época.
Hoy en la mañana el ingeniero Slim, el Presidente Sanguinetti, remarcaban que es una época de cambios, un tiempo de cambios el que estamos viviendo, un cambio de época.
Me gustaría tratar de contribuir a algunas reflexiones, para identificar hechos que nos señalan de una manera definitiva que estamos entrando en una nueva era.
El primero, y es un hecho al cual se ha hecho alusión de distintas maneras esta mañana, que desde mi punto de vista lo que se ha acabado con la crisis financiera internacional es el superciclo de deuda al que apelaron las economías más desarrolladas, pero también las economías emergentes durante dos o tres décadas de crecimiento sostenido y balanceado.
Cuando digo que se acabó el superciclo de deuda digo que el endeudamiento masivo de los estados no aparece como una opción en el corto y mediano plazo para ninguna de las economías desarrolladas, ni para las mayores economías emergentes.
Enrique señalaba bien que durante los últimos 30 años, las economías desarrolladas crecieron con una muy baja volatilidad en materia de tasa de crecimiento, en materia de ingresos, en materia de exportaciones y creo que este ciclo ha culminado.
En el futuro lo que vamos a ver es más volatilidad, vamos a ver tendencias de crecimiento en los países desarrollados, que van a estar por debajo del promedio histórico y un mayor desempleo estructural.
Fíjense, si uno combina alta volatilidad con una tasa de crecimiento por debajo del promedio histórico, con una tendencia por debajo del promedio histórico, lo que se va a encontrar son recesiones más frecuentes que sin duda van a afectar a nuestras economías.
Esta situación ofrece una oportunidad para los países emergentes, una oportunidad que los países emergentes ya están aprovechando en alguna medida, porque la primera reacción del mundo financiero es moverse ahí hacia donde está el crecimiento.
Ese tal vez es el segundo hecho que quiero remarcar. Hoy los países emergentes no sólo están tocando -como decía Enrique Iglesias- casi el 50 por ciento del Producto Bruto Global, sino que además representan el 70 por ciento prácticamente del crecimiento de la economía global en nuestros días.
Los países que mejor han aprovechado estas oportunidades son países con políticas monetarias expansivas, que tienen consumidores poco apalancados, cuyos sistemas financieros representan en términos de créditos otorgados al sector privado un porcentaje relativamente bajo del PBI, tienen un buen dividendo demográfico y tasas de interés declinantes.
Ejemplo de estos países en la región: Brasil, India, Indonesia en Asia, Malasia, asimismo, y Turquía. Ellos ya han estado experimentando unos fuertes flujos financieros que ingresan a corto plazo y como esas mismas condiciones que los atraen son la base para una burbuja en el futuro, estos países han respondido acumulando reservas, ajustando su política fiscal y reduciendo la tasa de interés.
Pero hay un hecho más que me parece que convierte a los países emergentes en una oportunidad en este proceso en el que está cambiando la época.
Aún cuando -y este es uno de los pocos datos tal vez que no mencionamos esta mañana- los países emergentes representan prácticamente el 50 por ciento del Producto Bruto Global, el valor de capitalización de mercado de sus empresas sólo representa un 14 por ciento del valor global de capitalización del mercado en el mundo.
Fíjense, hay casos realmente impresionantes, China representa el 15 por ciento del Producto Bruto Global y sus empresas representan sólo el 2 por ciento del valor global de capitalización de mercado.
Estos datos muestran que hay verdaderamente una oportunidad. Hoy Estados Unidos representa 21, 22 por ciento del Producto Bruto Global y el valor de capitalización de sus mercados está cerca de 44 por ciento.
Ahí es donde radica verdaderamente la oportunidad de crear valor en los países emergentes y poder descifrar las señales que nos permiten llegar a tiempo a realizar ese valor, llevando a las empresas de los países emergentes a los mercados financieros locales y globales, representarán en el futuro próximo un elemento de competencia extremadamente importante.
El otro tema que me parece que marca un cambio de época importante, es la emergencia de una nueva clase media global. De alguna manera hoy hemos mencionado el dividendo demográfico, en distintas intervenciones hoy los expositores que me precedieron, mencionaron la importancia del dividendo demográfico y vaya si la tienen; por ejemplo, para tomar el caso de China, la población en edad de trabajar en China pasó de un 46 por ciento en el año 75, a un 65 por ciento en nuestros días.
Dos quintos de la población de lo países emergentes viven en países que tienen una tasa de fertilidad por encima del 2.2 por ciento. Así tenemos claramente una primera idea de la importancia del dividendo demográfico.
Pero lo que parece realmente impresionante, es cómo esta causa y a la vez consecuencia del desarrollo, va impactar en la economía de los próximos años por el dinamismo de las economías asiáticas y los problemas que enfrentan las economías de los países desarrollados.
Si me permiten hacer un breve ejercicio y definir la clase media global como aquellas personas que gastan entre 10 y 100 dólares por día y aceptan esta definición arbitraria, porque cualquier otra definición que tomemos sería igualmente arbitraria. Tomando 10 dólares considerando 10 dólares el piso de pobreza en un país como Portugal, por ejemplo, el gasto diario de 10 dólares como el piso de pobreza, y el de 100 dólares, el gasto que pondría por encima de clase media a un habitante de Luxemburgo.
En el mundo, en el año 2009, teníamos aproximadamente mil 800, mil 900 millones de personas viviendo en esa clase media global. El 54 por ciento de esa población se distribuye entre Europa y Estados Unidos; Asia, representaba el 28 por ciento del total, y América Latina el 10 por ciento.
En 2020, de acuerdo con las proyecciones del Fondo Monetario, el Banco Mundial, el Centro de Desarrollo Internacional de la OCDE, la cantidad de gente viviendo en clase media, ya para ese entonces habremos llegado a los tres mil 200 millones de personas, la cantidad de gente viviendo en clase media en Asia, alcanzaría el 54 por ciento. La proporción que tiene hoy Europa y los Estados Unidos.
En esas regiones, la clase media definida como lo hice, se reduciría al 32 por ciento global, y en América Latina pasaríamos del 10 por ciento que tenemos por estos días, al 8 por ciento en 2020.
¿Qué pasaría con el gasto?
Recién hablábamos de la cantidad de pobladores, de ciudadanos viviendo en clase media. ¿Qué pasaría con el gasto?
Hoy América del Norte y Europa representan 64 por ciento de la clase media global del gasto de la clase media global definido como lo hice, y Asia el 23 por ciento, América Latina, el 7 por ciento.
En el 2020 América del Norte y Europa representarían el 36 por ciento; Asia, el 42 por ciento y América Latina, el 7 por ciento.
Es decir que este tema que mencionaba hoy el Presidente Lagos y que fue mencionado también por José Antonio Ocampo y Enrique Iglesias, la necesidad de definir una relación con China a mediano y a largo plazo es extremadamente importante y yo diría urgente, porque cuando uno mira las pendientes de crecimiento de la clase media y la distribución poblacional se nota que la mayor pendiente, el crecimiento más rápido se produce en esta próxima década, de 2012 al año 2022.
En mérito al poco tiempo que tenemos voy a obviar algunas otras menciones que iba hacer pero que ya han sido mencionadas por otros expositores y voy a quedarme con estos tres comentarios: El fin del superciclo de la deuda; la emergencia de los países, de las economías emergentes como una gran oportunidad de inversión, especialmente debido a la escasa participación de sus empresas en el valor de capitalización de mercado global y la emergencia de una clase media global.
Creo que estos tres elementos sintetizan bien algunas señales que pueden definirnos en qué rumbo podría moverse el mundo y qué rumbo deberíamos buscar nosotros, pero por supuesto me resultó más fácil cuando preparaba la presentación identificar dudas acerca de si ese rumbo se va materializar.
La primera de las dudas tiene que ver con el aumento del proteccionismo y el grado que alcanzará la crisis financiera en Europa, sin ninguna duda definir de manera clara un mecanismo de gobernanza global en un mundo semiglobalizado o inclusive globalizado extremadamente por regiones y muy poco globalizado en otras, en mi opinión es un desafío muy importante para la comunidad internacional.
En mi experiencia en el sistema multilateral y luego trabajando en el sector privado, me resultó evidente que el gran esfuerzo por promover la globalización y la integración de los mercados ha convertido al mismo concepto de regulación en un elemento antagónico de la globalización y la integración de los mercados.
Yo pienso y la duda que tengo es si en los próximos años lograremos revertir esa idea de que la globalización significa ausencia de regulación.
Creo que justamente estos problemas que vivimos nos muestran que en el futuro, para que la globalización prospere necesitaremos más intervención y más regulaciones de los estados.
Les doy un ejemplo sencillo que se me ocurrió a raíz de un viaje que hice recientemente, con el caso del mercado del arroz: El precio del arroz ha estado sometido a fuertes fluctuaciones y a una enorme volatilidad en los últimos años y participé en un debate donde se discutía si habría que liberar el mercado internacional o si habría que regularlo con precios de sostén.
La verdad es que solamente el 5 por ciento del arroz que se produce en el mundo se comercializa a través de las fronteras, es muy probable que haga falta hacer las dos cosas, pensar en establecer precios sostén y al mismo tiempo aumentar la integración comercial de los mercados que producen este producto.
Esta nueva forma de gobernancia implica un gran desafío para los Estados, y voy a concluir con esta reflexión que tiene, en mi opinión, un enorme peso cuando analizamos la capacidad de América Latina de aprovechar las oportunidades que nos brinda este cambio de época o sufrir las consecuencias de los cambios que tienen lugar en el sistema económico internacional.
Creo que América Latina ha llegado relativamente tarde a un proceso de desarrollo social y político de un concepto de democracia que integra libertad e igualdad.
En los últimos años se ha progresado mucho en esta materia, pero todavía el progreso se basa en transferencias desde el sector público en términos de ayuda a los sectores marginales y hace falta mejorar extremadamente la fiscalidad y la integración de los sistemas políticos con las necesidades de los ciudadanos.
Sin ninguna duda, en los últimos años ha aumentado el valor que los ciudadanos le dan a lo político, pero tengo muchas dudas, más dudas que certezas acerca de si eso ha significado de alguna manera una revalorización de la política.
Me parece que la política todavía padece un cierto desprestigio y que los ciudadanos recurran en muchas oportunidades a la autorepresentación.
Creo que el debate que nos debemos en América Latina es en qué medida podremos avanzar en la organización de un nuevo contrato social donde el Estado juegue un rol preponderante en garantizar unos derechos mínimos a los ciudadanos en materia de acceso a la salud, a la educación, al empleo y a una vida digna.
Muchas gracias.
Ricardo Lagos
Conferencia del expresidente de la República de Chile, Ricardo Lagos, titulada “Atlántico y Pacífico. ¿Qué significa China hoy?
México, D.F., 26 de julio de 2012.
Presentador: Bienvenidos señoras y señores, a la XVIII Reunión Plenaria de la Fundación Círculo de Montevideo.
Para iniciar las actividades de estos dos días que continúan en adelante, tenemos no solo a uno de nuestros más grandes políticos latinoamericanos, sino también de nuestros pensadores y visionarios más ilustres y destacados, el doctor Ricardo Lagos fue, y no agrego más a su currículo con esto, Presidente de Chile, de 2000 a 2006.
Muchas gracias por acompañarnos doctor Lagos.
Ricardo Lagos: Estimados amigos, amigas. Quisiera, en primer lugar, señalar que hemos tenido un inicio de jornada espléndido con las tres intervenciones. Y Julio María que le gusta tener miradas de largo plazo, me invitó a decir algunas palabras sobre Atlántico y Pacífico.
¿Qué significa China hoy?
Y claro, todos hablamos de China, pero tal vez desde nuestra perspectiva de China, nuestra perspectiva occidental, si ustedes me permiten usar esa palabra.
Lo que ocurre, creo yo, es que hay dos hechos en la historia de nuestro planeta que van a ocurrir por primera vez, no será primera vez que imperios suben, tienen auge y caen. Es normal.
Lo que no es normal es que por primera vez lo que tenemos es que se va de un país continente: Estados Unidos, hacia otro país continente: China. Y para qué decirlo en el otro aspecto, nunca en el mundo moderno se había pasado de un país expresión de valores, de miradas, de una civilización a otra civilización.
Esto, entonces, hace que lo que tengamos sea un cambio muy distinto. Y tal vez sería útil mirar un poco más atrás en la historia y me he permitido para compartir con ustedes dos pequeñas láminas, que no sé si las pueden proyectar.
En esta lámina, lo que hemos buscado es cuál era la participación de China y de India en los últimos dos mil años de historia, con todo lo que es de relativo estas grandes cifras, y Europa, ¿cuál era el rol de Europa?
Y como ustedes pueden ver ahí, prácticamente desde el año uno, si me permiten, en los primeros mil años tenemos la India como la principal potencia económica del mundo, seguido de China y muy abajo Europa a la caída del imperio romano.
Y esto entonces se mantiene hasta los mil años y a partir del año 1000 y hasta el 1700 más o menos continúa ahora la supremacía China, por sobre la supremacía de India, pero Europa viene todavía bastante atrás.
Y por lo tanto, la forma de mirar de los amigos chinos es simplemente percibir que hasta el año 1750 de nuestra era ellos eran porcentualmente la mayor potencia económica del mundo, lo único claro está que nuestros antepasados europeos no sabían que había ese poderío económico al otro lado.
Por lo tanto, lo que nosotros estamos acostumbrados a conocer, el primer mundo para los chinos tiene apenas 200 y tantos años y ellos estaban acostumbrados a ser el primer mundo durante más de mil 700 años.
Digo esto porque entonces las perspectivas con que vemos lo uno y lo otro son absolutamente distintas.
Y si me permiten la segunda lámina para compartir con ustedes, aquí es una situación interesante: El producto bruto de Estados Unidos siempre es 100, es 100; el 2007, cuando el producto de Europa es 130 más, menos y luego viene Japón, y ustedes ven en rojo China, y creo que no alcanza el 5 por ciento, y luego entonces América Latina y otros menores.
Sin embargo, cuando el 2050 decimos que Estados Unidos sigue siendo 100, ya el producto bruto de China es un 30 por ciento más grande que el producto bruto de Estados Unidos, claro le faltará todavía un poco para alcanzarlo en términos per cápita.
Pero por supuesto que estas cifras se dan en 2050, otros dicen que estas cifras se van alcanzar mucho antes que el 2050.
¿Qué significa China hoy?
Para los chinos estamos viviendo un proceso de vuelta a la normalidad, cuando nosotros, chinos, somos la potencia económica número uno y de más atrás India.
Para nosotros, formados en la visión occidental, es un cambio al cual no estábamos acostumbrados.
Lo segundo que quisiera decir, como introducción, es que desde el punto de vista de China tiene mucho sentido hablar China y el Pacífico, pero cuando me plantean a mí que hable del Atlántico y del Pacífico, ¿qué significa China hoy? El problema es que pienso que para China el Atlántico tiene una poca significación, porque el atlántico, como océano tiene poco que ver con China.
Otra cosa es que mirando al Atlántico ante Europa y el África más abajo, y mirando al otro lado del Atlántico que está Estados Unidos, Canadá, América Latina.
Si entendemos por Atlántico Europa, entonces excúsenme cuatro observaciones muy directas y telegráficas:
China y Europa en lo político es un punto de inflexión Tiananmen y derechos humanos, para ir directo.
Y consecuencias de esto las restricciones europeas de darle acceso a determinadas tecnologías vinculadas a defensa a China.
¿Cuánto durará? Está por verse.
En lo económico es una relación muy, pero muy intensa. Muy intensa como que ya Europa convino en darle y reconocerle a China categoría de economía de mercado con todo lo que ello implica, y en el inter eso se concederá en el año 2016 y en el inter tanto, China muestra su musculatura.
¿Y cómo la muestra? Cuando el primer ministro va a una visita por las capitales europeas y les dice: “No se preocupen, estamos tan preocupados como ustedes del euro y tendrán ustedes nuestro apoyo”.
Por cierto, nuestro apoyo sería más rápido si ustedes aceleran el 2016 de entrada en vigencia de economía de mercado y lo adelantan un par de años, seríamos más comprensivos a nuestro rol. Pero lo importante es que es una relación de iguales.
Hay un tercer ámbito y ese tercer ámbito, lo recordaba con mucha razón el Presidente Calderón, es el ámbito ambiental, cambio climático, etcétera.
Y aquí yo creo que hay un punto de inflexión de la otra China que emerge, porque siendo ellos hoy el primer país productor de bienes de capital vinculado a energía renovable no convencionales, más del 50 por ciento de todo lo que tiene que ver con energía eólica y solar se produce hoy en China, buena parte de ello con tecnología importada.
Pero el Partido Comunista Chino está decidido que ellos serán, tecnológicamente hablando la potencia número uno en estas tecnologías.
Y por lo tanto, el que ahora en los últimos tres años el país que tiene más rápido crecimiento en inscripción de patentes: China, ¿y dónde? En este ámbito.
Si ya tienen más del 50 por ciento de la producción mundial en este ámbito, es obvio que van a tener la tecnología más avanzada de aquí a unos años.
Y esto es otra, es otra China que emerge, otra China que tiene en un botón de muestra: Tianjín, la ciudad que está a 140 kilómetros de Beijing, que es entera verde, entera, y usted puede llegar de Beijing a Tianjín en 25 minutos en un tren bala que no contamina.
Todos los edificios son verdes, es una ciudad pequeña, sólo seis millones de habitantes y, por lo tanto, la tienen como muestra de lo que ellos quieren hacer de China más adelante.
Sin embargo, me parece a mí que lo más interesante se da en el cuarto ámbito en la relación China-Europa, y es el ámbito cultural.
Sí, yo sé, un intercambio cultural intenso entre estas dos civilizaciones, pero no creen ustedes que es otra forma de mirar del punto de vista cultural cuando tres oficiales del ejército chino están dedicados exclusivamente a aprender griego antiguo, no el de ahora, no; el antiguo para poder entender en su idioma a Platón o a Aristóteles, y entender en qué consiste la civilización “occidental” y, de paso, cuál es la filosofía.
Y hacen unos simposios, seminarios, sobre Confucio, por una parte, Sócrates, Platón y Aristóteles por la otra, con los principales expertos en Estados Unidos y en China, anualmente.
Aquí hay un tema muy profundo, porque ellos entienden que el choque de civilizaciones, en último término, es Confucio y Sócrates, para ponerlo en dos palabras, y esto sí es nuevo; dicho sea de paso, ustedes saben que Confucio muere nueve años antes que Sócrates; sólo por nueve años estos dos filósofos de partes tan distintas del mundo, no coincidieron en este planeta.
El tema, sin embargo, que preocupa a todos, más que la relación Estados Unidos-China-Europa es China-Estados Unidos, y es aquí en donde me parece tan importante entender cuál es la institucionalidad que hoy tenemos en la Cuenca del Pacífico, donde estos dos actores, dos países continente, expresiones de dos civilizaciones tan distintas, o se entienden o se enfrentan.
Y todos sabemos que en lo institucional, tal vez el Foro Económico del Asia Pacífico, conocido como APEC, estas 21 economías es talvez el elemento central donde se produce este debate hoy, y todos sabemos el pragmatismo con que se abordó este foro.
Para no discutir qué hacemos con Taiwán o qué hacemos con Hong Kong, se dijo que este era un foro de los líderes económicos, no políticos, pero claro, que vaya el presidente chino o el de Estados Unidos o el de cualquiera de los otros, es un detalle, pero eso me evita tener que lidiar con Taiwán, desde el punto de vista chino, en circunstancias que, es cierto, que Estados Unidos y China, cuando restablecen relaciones en el histórico viaje de Kissinger y después Nixon, este tema no fue tema de discordia, porque ambos declaran que Taiwán es parte de China y es la tesis que en ese instante también tiene Taiwán.
Sin embargo, dejemos y digamos dos palabras breves sobre este foro. APEC es, hasta donde yo entiendo, el único foro donde los líderes están solos y discuten solos, y como dijo cuando se hizo APEC en Los Cabos, un primer ministro dijo: y acá estamos no para leer papeles que preparan los burócratas; aquí estamos para hablar de los problemas reales que tenemos, porque un par de líderes anteriores habían leído algunos papeles.
Junto a ello, empieza a emerger, sin embargo, en ese contexto global de APEC, en donde están las economías de los países del Pacífico, de ambos lados del Pacífico, empieza a emerger primero la Unión de Países del Sudeste Asiático, el ASEAN, y el ASEAN es percibida por Estados Unidos como un entendimiento político similar a la OTAN.
Sin embargo, después evoluciona a temas de carácter económico y es cuando China, en un movimiento rápido, dice: “¿Qué tal si hacemos ASEAN + 1?” y es China de seguro.
Después China busca hacer un Acuerdo de Libre Comercio con Japón y con Corea y dice: “¿Y qué tal si ahora, entonces, es ASEAN + 3?” y lo que era el ASEAN, entidad más bien político-militar con la cual Estados Unidos conversaba, repentinamente ASEAN + 3 es otra cosa.
Cuando se hace ASEAN + 1 y ASEAN + 2, Australia y Nueva Zelanda dicen: “¡Oigan, yo también pertenezco al Asia!” y de una manera elegante le dicen: “Perdón, es otro continente Australia y Nueva Zelanda” e informalmente le explican que son más bien occidentales y este es un tema asiático.
Ahí surge la idea de esta Alianza Transpacífica que -quiero decir- fue algo muy modesto que ocurrió entre Chile y Nueva Zelanda para hacer un Acuerdo de Libre Comercio.
Después Singapur dijo “yo puedo participar de aquello” y como Singapur son servicios y cosas así dijimos que sí; después Brunei dijo “¡yo también quiero!” y surgió entonces este Acuerdo de estos cuatro pequeñísimos países: Nueva Zelanda, Chile, Singapur y Brunei.
Es ahí cuando ahora Estados Unidos entiende que puede haber un Acuerdo Transpacífico con Australia, con Estados Unidos; se ha invitado a México y eso empieza a tomar otras características.
Hace un mes me tocó estar en Tahití por razones de trabajo, aunque no lo crean; ahí había una reunión de los pequeños Estados isleños de la Polinesia y la Macronesia.
Ahí entonces les pregunté: “¿Y ustedes dónde van a estar: En el Transpacific Partnership que ahora encabeza el Presidente Obama o van a estar en el ASEAN + 3?”
¿Por qué digo esto?
Porque aquí creo que hay un tema de largo plazo, un tema que tiene que ver con cómo se va a hacer el arreglo.
¿Va a ser sólo un entendimiento del G-2 Estados Unidos-China o se va a hacer este debate en la Cuenca?
Aquí entonces, excúsenme, pero pregunto qué entendemos por Cuenca del Pacífico.
¿Sólo los Estados ribereños o la Cuenca es algo más amplio y son los espacios y territorios, independientemente de que sean o no Estados ribereños?
Tratando de ver qué podía comentarles a ustedes sobre qué significa China hoy, Atlántico-Pacífico, me acordé del librito que acaba de publicar Henry Kissinger sobre China.
Ahí Kissinger hace un planteamiento muy interesante hacia el final, en donde para ver el futuro de Estados Unidos, China no encuentra nada mejor que recurrir a un oscuro memorándum de la Cancillería Inglesa de 1º de enero de 1907, escrito por un señor -Eyre Crowe- que era hijo de un diplomático inglés nacido en Alemania, educado durante 16 años en Alemania porque su madre es alemana, pero que deviene en un lúcido intérprete de las necesidades del imperio británico y del Foreign Office en aquellos años.
En este memorándum del 1º de enero -parece que no trabajaban, no tenían feriados en esos tiempos- de 1907, Crowe sostiene que va a haber un conflicto claro e inevitable entre Alemania e Inglaterra, porque la decisión alemana de tener una armada tan poderosa como la que ellos pudieran tener y que pretende desafiar la supremacía naval del imperio británico, esto hace inevitable por sí sólo el conflicto, no importa cuáles sean los esfuerzos que haga el Rey de Inglaterra o el amigo emperador de Alemania.
Y luego dice, en consecuencia: “No hay espacio para la diplomacia”. Siete años después da la impresión que el señor Crowe tenía razón, comenzaba la Primera Guerra.
Kissinger entonces, usando este memorándum, dice: “¿Habrá algún Crowe que esté escribiendo ahora algo parecido en Estados Unidos o en China?” Y, por cierto, lo encontró en China, el Coronel Liu Mingfu, en un libro que está publicado en inglés con el nombre: “El Sueño Chino”, “China Dream”, sostiene que es inevitable el conflicto y hay que prepararse para ello.
Por su parte, Kissinger dice: “Los neoconservadores partidarios del cambio de régimen también piensan que el conflicto es inevitable”.
Y el conflicto es inevitable entonces, ¿cómo comienza? Porque la potencia que ve, que va disminuyendo su poderío, entiende que ahora es cuando tiene que ser capaz de imponerse e impedir que lo alcance o hay que, por parte del otro, hacerlo de una manera tan delicada que lo haga imposible, que no haya pretextos, hasta que sea el número uno y entonces pueda mostrar la musculatura.
Kissinger entonces plantea que la solución, dice: “Mirando lo que ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial, en donde salió la Alianza del Atlántico Norte, la solución ahora es la Alianza del Pacífico”.
La “Alianza del Pacífico” tiene que buscar cuáles son aquellos elementos que nos permitan potenciarnos y la verdadera competencia no será con hard power, el poder duro, las armas, sino que será el poder blando.
En una frase que le escuché una vez decir a Clinton: “Estados Unidos tiene que demostrar su fuerza no por el ejemplo de nuestro poderío, sino por el poder de nuestro ejemplo, que es distinto”.
En consecuencia, dice: “Se va a competir por cuál tiene las mejores instituciones, por cuál tiene la mejor sociedad, por cuál tiene los mejores grados de libertad”.
Y busca entonces Kissinger algunos elementos de coincidencia.
Diría que hoy usted habla con la dirigencia China y habla de que ellos están creando una sociedad armoniosa. En Occidente dirían que estamos creando una sociedad inclusiva, no estado de bienestar, porque ahora en Europa ya no está muy bien vista esta palabra, pero sí al menos una sociedad de garantías en que todos sean partícipes.
Basado en el ejemplo del Atlántico Norte, el Atlántico Norte, si ustedes los piensan bien, es la OTAN, y la OTAN no hay que ser rivereño del Atlántico para estar ahí, que yo sepa, Italia no está en el Atlántico y que yo sepa, Polonia tampoco, y que yo sepa, Turquía tampoco.
¿Por qué lo digo?
Porque Kissinger en su trabajo, no obstante que señala a la OTAN como ejemplo, dice: Sí. Pero para evitar el conflicto entre estos dos estados, es bueno que haya algunos estados que sean invitados también a participar.
Y aquí es muy interesante, porque los estados que invita Kissinger, es Vietnam, los estados que invita Kissinger, es además de Vietnam, Tailandia, Singapur, Japón, Corea. Y cuando llegué a esta parte de su trabajo, de su libro, dije: ¿Pero por qué son esos los que van a participar en esta cuenca y en esta panacea, y en qué medidas a sociedad real de largo alcance no tiene que tener un lugar importante, también América Latina y también los que son rivereños como Australia y Nueva Zelanda?
Y cada uno de ellos sí da con lo que son nuestros valores de la civilización que tenemos. Y si lo hacemos en un sentido territorial amplio, entonces supongo yo que también por el norte del Asia, bien al norte existe un puerto llamado “Vladivostok”, está Rusia y al otro lado, América Latina, no solamente son los países que miran al Pacífico, América Latina como región es todo y dónde están entonces Brasil y dónde está Argentina, dónde está Venezuela, etcétera.
¿Qué estoy diciendo con esto?
Si queremos pensar que el Pacífico será la gran cuenca del siglo XXI, que la historia de la humanidad está siempre construida en torno a un MareNostrum, que muchos años fue el Mediterráneo.
Entonces, claro, ese famoso texto hermoso de historia del Mediterráneo en la época de Felipe II, cuando Felipe II sí es el número uno del mundo, y habla del Mediterráneo, y cómo Felipe II está en el Mediterráneo.
Y después el Mediterráneo, después de la Segunda Guerra Mundial es el Atlántico Norte, y el grueso del comercio mundial es el grueso del comercio entre Estados Unidos y Europa y yo soy de Atlántico Norte.
Y ahora, más del 50 por ciento del comercio mundial está en la Cuenca del Pacífico, y a este ritmo el 75 por ciento del comercio va a ser en la Cuenca del Pacífico.
Y entonces ahí creo que hay un tema que es central, porque Europa, los países que miran al Atlántico a través del hemisferio americano de Canadá al extremo sur con Chile y Argentina, o si ustedes quieren, América Latina, va a ser parte de esa gran empresa.
Y creo que la única forma de entender el rol de cómo nos enfrentamos, cómo somos capaces de asociarnos con lo que está emergiendo en China, es tener una capacidad de comprensión en donde si después de tantos siglos viviendo sobre el planeta podremos entender que el tema de los imperios que suben y bajan es un tema permanente porque la historia nunca concluye, no existe el fin de la historia.
Lo que sí sabemos claramente ahora es que el grueso del comercio, de las transacciones, del mundo global, van a ser los países en torno a la Cuenca del Pacífico.
Pero llegan ahí con el peso de lo que es la evolución que cada uno de estas regiones ha tenido.
¿Y en qué medida entonces este hemisferio americano son en definitiva los valores, las visiones, la filosofía y “occidente”?
¿Y en qué medida entonces occidente todo es que a través de este hemisferio va a participar de la Cuenca del Pacífico en donde está el mundo asiático, con todo lo que eso significa, en valores?
Y si eso es así entonces, la gran pregunta es: ¿Cómo vamos a ser capaces de configurar esta sociedad en común?
¿Y cómo vamos a ser capaces entonces de entender también que hay dos formas distintas de mirar el mundo?
Porque cuando China dice: “Me preparo para asumir el espacio que me correspondió durante mil 800 años”, uno entiende entonces cuando le preguntaron a Chu En-Lai: ¿Qué opina usted de la Revolución Francesa? y la famosa frase de Chu En-Lai: Es un fenómeno demasiado reciente para tener opiniones definidas.
Claro, 200 años es algo demasiado reciente para tener opiniones, pero permítanme que al término de estos 200 años yo voy a volver a ser el número uno.
Y nosotros llegamos a esta discusión convencidos que 500 años, por Dios, venimos de tener el encuentro de dos culturas con los 500 años en 1992 y todo el debate que se produjo.
Y nos encontramos con que tenemos que tener una capacidad de entender que por primera vez en este mundo que, como aquí se recordaba en la mañana por Julio María Sanguinetti, cada vez más global, y los desafíos de la globalización, lo que quisiera decir es que los desafíos de la globalización más allá de las crisis económicas, más allá de la Ronda de Doha y qué es lo que pasa con el comercio, más allá de aquellos temas que son los que día a día demandan nuestra atención; claro, alguien podrá decir: “No me hable de crisis económicas, si eso desde que existen banqueros existen crisis económicas. De manera que eso no es nada nuevo”.
Y banqueros existen desde que se aprende a comerciar y dejamos el trueque por la moneda. Entonces, no es nada nuevo.
Si eso es así, el tema de fondo es cómo nos preparamos en este lado del mundo para tratar de comprender la filosofía, la perspectiva, la perspectiva histórica, el concepto tiempo que es tan distinto allá que acá.
No obstante que tengo que reconocer que algunos países acá están más preparados que otros.
Cuando ustedes, mexicanos, se enorgullecen de la cultura prehispánica y con mucha razón, bueno, a lo mejor están en condiciones de poder competir con los Guerreros de Xian, orgullo de 2 mil 200 años de civilización China.
Y cuando usted va a ver a los Guerreros de Xian y ve un montículo y dice: ¿Ahí qué es lo que hay? Ah, no; ahí está enterrado el Emperador.
¿Y por qué no lo han abierto? Ah, es que todavía no tenemos la tecnología adecuada, porque usted ve todos estos guerreros eran policromados, tenían bellos colores, pero al sacar la tierra que los cubre se lleva parte de la pintura; pero en dos o tres generaciones más, tal vez cuatro, vamos a aprender a poder desprender la tierra y preservar la pintura. Cuando descubramos eso, entonces vamos a ir a descubrir y ver cómo está el emperador enterrado. Otro concepto. Por lo menos en mi país estaríamos desbaratando todo inmediatamente.
¿Qué quiero decir? China nos plantea un desafío en que lo podemos medir en términos económicos, comerciales; el desafío de cuántos empleos crean o no los crean; pero creo que a la larga nos plantea un desafío de mucho más largo plazo.
¿Cómo nos preparamos para entendernos en donde no nos cuesta nada hacerlo, para discutir la Ronda de Doha o la nueva arquitectura financiera internacional, pero donde nos es infinitamente más complejo entender que tenemos que llegar a una comprensión con un mundo cuya filosofía es tan distinta de la nuestra.
A lo mejor, así como ellos vuelven a Confucio, nosotros debemos volver a los nuestros y, finalmente, Sócrates y
Confucio se puedan entender.
Muchas gracias.
Manuel Marín
Palabras de Manuel Marín:
Buenos días.
Gracias al Círculo, a Julio; gracias a Carlos Slim; y gracias, por supuesto, otra vez más, a Natalio por su finura que todos apreciamos y sus comentarios pertinentes.
Nos encargó el Círculo que elaboráramos desde distintos ámbitos algunas reflexiones, todas relacionadas sobre el valor de la institucionalidad democrática como garantes de derechos y gestor de la sociedad.
Porque obviamente la crisis financiera, y me voy a referir obviamente a lo que mejor conozco la Unión Europea y, por supuesto, mi propio país.
Es evidente que ha afectado y ha dramatizado aún más algunas de las carencias y de las situaciones particulares que se han generado, respecto a este debate permanente de valores democráticos, democracia, estructura de la democracia y quienes la representan.
Mérito al Círculo de Montevideo. He estado revisando las actas y en una reunión que hicimos, precisamente, en casa de Insulza en la OEA, estuvimos discutiendo sobre las enormes oportunidades que ofrecía la globalización hace ya algunos años.
Pero apuntamos también que la globalización, desde luego, ofertaba muchas oportunidades, pero también iba a generar muchos riesgos.
Y uno de los grandes riesgos que se podía producir, es frente a la ausencia de conseguir una gobernanza global. El gran riesgo es que se produjera la erosión del Estado. Un Estado que se iba a adelgazar por arriba, por la presión propia del desarrollo de los principios de la globalización y que se iba a adelgazar también por abajo por la presión de la transferencia a entidades de gobierno, sea municipal, sea regional, sea de estados federados.
Y si el estado se erosionaba, inevitablemente terminarían erosionándose las instituciones. Y si se erosionaban las instituciones, se produciría la erosión también de los valores y, sobre todo, de las reglas de la democracia. Algo de eso ha pasado y eso era un riesgo que se advirtió en su momento.
Ayer Felipe con la forma que tiene tan inteligente de presentar problemas muy complejos, hizo una pregunta retórica que por supuesto me llamaron esta mañana, estaba en la prensa española.
¿Por qué los políticos y la política no actúan respondiendo en el momento a las necesidades y angustias de los ciudadanos?
Creo que la respuesta es simple: Porque en este debate que hemos tenido, han ganado los otros. Aquéllos que precisamente ni quieren la gobernanza global y quieren una gobernanza lo más reducida y estrecha posible, para crearse ellos mismos un espacio donde deciden prácticamente sin ningún control.
Esa es la respuesta. El caso europeo o yo lo veo así.
Os acordáis de la batalla ideológica entre reguladores y desreguladores que tuvo su expresión máxima en la época de Reagan y en el caso europeo de la señora Thatcher.
Fueron diez años de un combate político muy fuerte.
De un lado, estos desreguladores en aquélla época en Europa que Felipe suele calificar de gran galopada, era minoría y era verdad.
¿Quién era la mayoría?
Los que estábamos del lado del Plan Delors, el Libro Blanco que qué nombre tenía “Crecimiento, Competitividad y Empleo” y aquéllos que querían hacer un mercado interior sin fronteras, pero aquéllos que aportaron, aquéllos dirigentes políticos europeos, Natalio, que aportaron ese concepto tan necesario de cohesión económica y cohesión social.
La cohesión económica y la cohesión social se enfrentaban al concepto de desregulación. Ganamos la batalla en aquella época los partidarios de que una sociedad tiene que crear un mercado interior sin frontera, como lo hicimos en Europa, pero con una fuerte carga de cohesión económica y una fuerte carga de cohesión social porque esos son los equilibrios básicos de una democracia.
Pero hay que reconocer que se produjo una crisis, un gran desequilibrio y ese gran proyecto -ya no se cita- que fue la Constitución Europea non nata, terminó fundiéndose en el referéndum holandés y sobre todo en el referéndum negativo de Francia.
A partir de aquél momento se produjo progresivamente una desviación institucional, que ustedes seguramente habrán visto en la última temporada, el famoso dueto Merkosy, la señora Merkel y Sarkozy, Presidente de la República Francesa; que de hecho, ellos mismos se autodieron la responsabilidad de gobernarnos a todos los europeos con una desviación absolutamente radical del Decision Making Process que está previsto en los Tratados.
Entonces se puso en marcha -por explicar lo que pasa en Europa- algo que es natural cuando no hay reglas, voy a insistir mucho sobre eso porque cuando no hay reglas, inevitablemente la política, en un ambiente internacional, llega a la cacofonía.
Y no solamente la ausencia de reglas te lleva inevitablemente a la cacofonía sino que se pone en marcha algo que es muy europeo dentro de los Estados miembros:
Cada uno, por su cuenta, es lo que está pasando: Todos contra Bruselas, la burocracia es la que tiene responsabilidad de todos y al final se impone el “sálvese el que pueda”.
A partir de ese momento se produce una disgregación seria, digamos que es un momento que no es bueno o es un momento malo, por decirlo con toda claridad, que va a empezar a enderezarse -sin duda- en esta marcha inevitable que tenemos hacia la federalización definitiva de Europa.
Por un lado, el euro, si al final termina aguantando, creo que tiene que aguantar, porque si se cae el euro, se cae inmediatamente el mercado interior y eso sería el colapso, no creo que eso se produzca.
Si el euro, después de todos los garrotazos que le están dando, está aguantando lo que está aguantando, es que realmente es un proyecto finalmente bastante sólido.
Pongo un ejemplo:
Ayer finalmente el Presidente Draghi dice que va a intervenir a través de mecanismos de estabilidad. El resultado ha sido 100 puntos ha caído la prima de riesgo y la Bolsa en España subió hasta un 6 por ciento.
Esta mañana ya ha habido el contraataque de Reuters del espacio que desearía que el euro no siguiera adelante, diciendo que se ha pactado un acuerdo secreto entre España y Alemania de 300 millones de euros, etcétera.
No olvidéis una cosa aquí en México:
El euro es la derrota histórica más importante que han sufrido los euro-escépticos en Europa y si finalmente la unión fiscal y la unión monetaria con la entrada en vigor del Tratado de Estabilidad el 1 de enero del 2013, este espacio se convierte marginal totalmente en el sistema institucional europeo.
Lo estoy diciendo suficientemente claro, con lo cual de aquí al 31 de diciembre van a ser momentos muy críticos y muy difíciles.
La unión fiscal, la regla de oro, el que se sujete el déficit de todos los Estados miembros -Estados y Autonomías- me parece muy positivo.
No soy luterano, soy agnóstico, pero entiendo que ciertos valores que tienen que ver con el ahorro y la austeridad son interesantes, sobre todo para países como el mío, que no somos grandes especialistas en entender que el ahorro y la austeridad a veces es una buena virtud.
¿Qué quiere decir la unión bancaria?
Simplemente -y es lo que quiero explicar aquí-, la unión bancaria viene a decir simplemente: a partir de que son los acuerdos finales y por qué está costando tanto, a partir del 31 de diciembre se pone en marcha el semestre europeo.
Eso quiere decir que todos los estados miembros tienen que enviar, antes de ser aprobados por sus parlamentos nacionales, su propio presupuesto nacional para que el Banco Central, a través de la agencia europea de verificación y control, determine la bondad del presupuesto y si se ajusta o no a las perspectivas que han sido aprobadas dentro del Consejo Europeo.
Dicho de otro modo: transferimos la moneda con la unión monetaria, estamos haciendo el gobierno económico europeo y ello implica algo que es muy fuerte para los estados miembros, de ahí las dificultades que apuntaba ayer Felipe de París, se está transfiriendo toda y completamente la soberanía presupuestaria de los estados miembros, ya no tenemos la moneda y a partir del 1º de enero de 2013 ya tampoco somos soberanos sobre el presupuesto.
Con lo cual estamos en momentos críticos, que creo que es bueno que se consolide este movimiento hacia algo que Natalio decía con mucha finura, es la federalización definitiva de Europa. No, porque la puesta en marcha del acuerdo una vez que entre en vigor, yo que he pasado ahí, como lo sabéis, 18 años de mi vida, las puestas en marcha ahí de las decisiones comunitarias es algo muy duro, es algo muy complicado, que exige mucha técnica, pero las decisiones están tomadas.
Desde luego hay un dato de la realidad: en este momento Europa no está armada para responder a lo que está pasando en términos económico-financieros, hay una absoluta falta de sincronía, vendrá cuando toda esta estructura esté rodada.
¿Por qué las instituciones y por qué la importancia de las reglas?
Soy un admirador, europeísta y confeso que soy, orgulloso de serlo, del gran Jean Monnet; también soy profesor convicto por las tardes en algunas universidades españolas y a los alumnos siempre les doy a leer en la primera clase “Las memorias”. “Las memorias” de Jean Monnet hay que releerlas en este mundo convulso, porque él venía de otro mundo convulso, que era el fin de la Segunda Guerra Mundial y el drama que supuso aquello para la vieja Europa.
Atención: Los hombres pasan, las instituciones permanecen. Lapidario. “Todo se puede conseguir con la voluntad del hombre, pero nada se puede mantener en ausencia de instituciones”.
Jean Monnet trabajó con auténticos líderes, porque en aquella época los líderes se llamaban: Churchill, De Gaulle, Adenauer, De Gasperi. Los admiraba, pero aún así advirtió: “La solución de este continente son reglas e instituciones respetadas por todos”, sino, el liderazgo por sí sólo, por muy potente que sea, no conseguirá dar los pasos definitivos.
Lo ha dicho mucho mejor Natalio que yo: “Las instituciones fuertes, sólidas, respetadas, son los garantes de una vida democrática y la protección de los ciudadanos y de una economía sana y ordenada”.
La respuesta a la crisis está siendo problemática –como ya he dicho- porque la UE no está armada institucionalmente y, en el caso español, haré algunos comentarios particulares que sólo son imputables a mí.
Creo que tanto en Europa, como en España, parte o gran parte de lo que está pasando se explica por el deterioro institucional que se ha producido y, en este deterioro, particularmente de las instituciones, que se ocupan normalmente en un Estado democrático del control y de la verificación en materia financiera y de mercados.
En el caso español, admitámoslo, han fallado, y en algunos casos han fallado lamentablemente y, lo que es peor, inexplicablemente.
Hoy lo discutía viniendo en el autobús con Natalio, y me decía: “Pues anímate a plantearlo por si luego puede ser útil en el debate”, a entrar en un tema de difícil manejo, porque son telegramas, creo que también en Europa y, particularmente, en nuestro país, estamos pagando las consecuencias, no es el caso en América Latina que tiene otra dimensión, como ha señalado muy bien Natalio, de la forma de gobierno.
¿Qué quiero decir “la forma de gobierno”?
En primer lugar, el milagro de los liderazgos y el desprecio al método y al orden. Creo firmemente en los líderes, pero cuando son buenos líderes; si no, no.
El liderazgo arregla muchas cosas, pero el liderazgo tiene que ser muy bueno en la política, en la empresa, en la cultura, en la novela, en la universidad, en todas partes; pero el líder tiene que ser muy bueno.
Me he vuelto bastante escéptico respecto al milagro de los liderazgos. Vamos a liderar éste, vamos a liderar por un desprecio olímpico al método y al orden.
Me considero bastante cartesiano y creo que en cualquier zona de la vida, cualquier zona de la empresa el método y el orden es un valor, y si encima se tiene un gran líder extraordinario, la fórmula funciona.
En segundo lugar, la forma de gobierno y la forma de hacer política, la gestión de las emociones y la gestión de los sentimientos frente a las técnicas del buen gobierno.
Yo estoy aquí, la frase es sabida: “Mírame a los ojos, porque mi obligación principal es comprenderte, y voy a gestionar tus emociones y voy a gestionar tus sentimientos”.
Y el déficit, cuidado, se ha abusado muchísimo desde el punto de vista de la presentación pública, de esta forma de decir las cosas. Y creo que las técnicas de buen gobierno son importantes.
Y aparte de preocuparse de los sentimientos y de las emociones de la gente, naturalmente que sí, creo que la formación, el conocimiento, la experiencia y la capacidad de gestión son buenas cosas que no se pueden dejar de lado.
Y en ocasiones en Europa y, particularmente, en mi país lo he vivido esto, la formación, el conocimiento, tampoco es necesario, hay que hacer buenos mítines, la experiencia mejor que no, y luego la capacidad de gestión tampoco es tan necesaria. Creo que eso ha sido un error.
Otro telegrama, porque me animó Natalio.
Lenguaje mediático versus lenguaje del Estado. Esto es muy castizo, muy español: Lenguaje mediático.
¿Qué es lo que cuenta?
El canutazo mediático. El canutazo mediático de ser capaz delante de vosotros, de una radio, de una televisión, en un debate de machacar al contrario con cinco frases.
Si controlo y domino el canutazo mediático soy un líder. Qué tremendo error.
Y el canutazo mediático ha sustituido al discurso, y el titular ha sustituido al contenido. Y la escenificación -palabra que detesto- ha sustituido al proyecto político.
Y ya para colmo, la hoja de ruta ha sustituido a la agenda y ahora soy un emprendedor cuando bastaba con que tuviera espíritu de iniciativa.
¿No os habéis dado cuenta en España que si veis a un político sin hoja de ruta, no es nadie?
Se ha caído en una forma de decir las cosas donde se pretende ser eficaz y sustituir, a través de un metalenguaje, el lenguaje propio del Estado de derecho que reclamaba Natalio.
¿Es fea la expresión valor de ley, orden democrático? ¿No es bella la palabra justicia? ¿No es interesante la palabra cultura, cooperación, valores, participación ciudadana? ¿Nos parece más hermosa la palabra constitución que hoja de ruta?
Y, por último, la fuerza de mercado y la debilidad de las instituciones, lo que ha pasado lo expresa de una manera manifiesta.
En consecuencia, creo que gran parte de la crisis, que hay mucho de crisis de valores, es una forma de entender la gobernabilidad, donde se ha abandonado ciertas cosas que parecían muy antiguas y al final lo estamos pagando.
Siempre que empiezo la parte relativa al desarrollo de la política de las instituciones, también le doy a mis alumnos un texto de alguien que, para mí, es mi referencia intelectual, don Norberto Bobbio, el gran politólogo italiano, “El futuro de la democracia”; os lo tenéis que leer, doy su frase de referencia:
“Los pactos de la política son, por definición, precarios y coyunturales; la fuerza de la democracia descansa en sus reglas y en sus instituciones”.
Me parece básico en los momentos que estamos viviendo, me parece básico y fundamental. Creo que recuperar el respeto, la independencia de las instituciones, es una necesidad perentoria también en la salida de la crisis financiera. Tenemos que recuperarla.
Y ya voy entrando en nuestros problemas internos, haciendo una referencia en algo que no va a producirse. Acordaros de la frase pomposa del Presidente Sarkozy en la primera reunión del G-20:
“Estamos aquí para reinventar el capitalismo, y lo primero que vamos a hacer es terminar con los paraísos fiscales. Ya sé que no es un elemento central de la crisis financiera los paraísos fiscales”, pues ahí están todos vivitos y coleando.
A partir de esa reflexión, creo que sin reglas precisas, ya voy terminando, sin instituciones independientes y fuertes, difícilmente se van a poder garantizar los derechos de los ciudadanos y el estado de derecho va a sufrir, y si sufre el estado de derecho sufre también la economía. Quiérase o no, sufre también la economía.
Y quiero decir que no estoy abogando porque vuelva una burocracia ciega que oficie la iniciativa individual y empresarial; no creo tampoco en un estado interventor, ¡cuidado!, no creo en el estado soviético, en absoluto; creo en el estado democrático.
Lo digo por que inmediatamente, cuando se defiende con ardor y vehementemente el estado democrático o los valores del estado democrático, de la ciudadanía democrática, siempre surge la pregunta: Oiga, ¿no se ha vuelto usted prosoviético? No, en absoluto, pero hay que defender ciertas cosas que se han perdido, con ardor y un cierto grado de vehemencia, me parece importante.
¿Por qué? Porque si no se respetan las instituciones y las reglas, y dejan de ser una referencia básica, pasa lo que nos ha ocurrido a nosotros: llega la desconfianza y llega la inseguridad, y si internacionalmente te ponen la etiqueta: poco fiable, inseguro, estás muerto; lo pasas muy mal.
En ese sentido, quiero a mi país como cualquiera, España es un mal ejemplo de haber descuidado su entramado institucional y sus reglas, porque gran parte de la crisis española se explica por una degradación de nuestra vida institucional y los fallos de nuestro sistema de regulación, control y verificación de las cuentas públicas y del sector financiero.
Me preguntaba anoche Belisario, nuestro entrañable Belisario: ¿Pero, Manolo, cómo reaccionó la gente con lo de Bankia?
Pues imagínate tú que esto pasó en un fin de semana. Viernes, Consejo de Ministros; sábado, aparece el nuevo Director General, señor Goirigolzarri, y dice: Señores, tenemos un agujero de 23 mil millones de euros.
Y la gente se quedó perpleja, pero bueno, si esta gente había hecho una fusión, había salido a bolsa, nos contaron que había sido autorizado por el Banco de España, la CNMV, el Parlamento lo aprobó, falló todo.
Falló todo, dramáticamente falló todo. Ahí está la respuesta, Belisario, en cascada.
Y eso significa un deterioro institucional muy serio y de ahí el drama para España, un pueblo muy orgulloso.
Tuvimos que aceptar que nuestra contabilidad nacional no se diera por buena en Bruselas, esa vez que nos impusieron la obligatoriedad de que desde fuera se nos hiciera la contabilidad de nuestro sistema financiero.
Es duro, pero cuando tu propio banco y la contabilidad nacional que hasta ahora pensábamos que era la referencia; nos pasó lo que nos pasó.
Y entonces termino y como esta mañana me narraban, esto ha tenido bastante repercusión, señor Slim en Madrid, porque decía: Es verdad que Felipe dijo que no vamos a alcanzar el déficit.
Y les he dicho: Sí, es verdad. La gente está atenta en Madrid de todo lo que se dice aquí y esto es bueno.
Pues aprovecho también, porque el otro día en un debate, voy a repetir lo que les dije.
¿Pero cuál sería el síntoma, señor Marín? Yo paso por ser una persona más o menos sensata por mi trayecto, mi trayectoria profesional.
Y les dije a los españoles: Esto es muy claro. Tenemos que sacar conclusiones y tenemos que hacer un análisis por muy duro que sea sin concesiones, si no, no nos vamos a recuperar.
Lo que ocurre en España, es lo que le ocurre a un nuevo rico que ha perdido el sentido del límite.
Fuimos un país de gran éxito. Conseguimos en 30 años de democracia enterrar muchos demonios del pasado.
Éramos un país admirable. Estuvimos de moda. En todas partes se consideraba el milagro español lo que han hecho.
Nuestro éxito nos llevó a una situación donde nos creímos nuevos ricos y organizamos demasiadas fiestas.
Y como organizamos demasiadas fiestas, vivimos por encima de nuestras posibilidades y cometimos el error, por eso yo decía la forma de hacer y de decir las cosas, cometimos el error de despreciar el valor del esfuerzo porque éramos todos creativos.
Los que visitaron España en los últimos diez años. Éramos los más creativos del mundo. Y la cultura del esfuerzo se arrinconó. Y ese es un valor social determinante, el esfuerzo.
En segundo lugar, el mérito. El mérito, el conocimiento, la capacidad. El mérito empezó a despreciarse y lo que contaba era la simpatía.
Y luego, por último, el trabajo bien hecho que debe ser una virtud fundamental.
Por eso, yo creo que cierta medicina luterana no nos vendrá mal en casa. El valor del trabajo bien hecho ¿se resolvía? ¿para qué? Si somos estupendos.
¡Cuidado con los líderes estupendos! ¡Cuidado, Natalio! Eso lo tienes que incorporar en tu análisis, loa líderes estupendos, porque cuando todos somos estupendos, cuidado con eso porque luego se paga.
¿Esto tiene algo positivo?
En primer lugar, hoy han dado unos datos, cuando hablaba de Madrid, me contaban lo que pasaba en México, lo que pasaba en Madrid, que es realmente doloroso porque la encuesta de población activa nos ha dado ya por encima del 24 por ciento de desempleo.
Esto es muy serio porque son cifras estacionales de toda la puesta en marcha del sector turístico, que es cuando se coge a mucha gente porque nosotros tenemos un paro estacional que sube y baja en función de las vacaciones en nuestro país.
Esto nos va a llevar inevitablemente a algo muy útil, que yo creo muy útil en España: Que es una posición de humildad necesaria porque los españoles -lo sabéis bien los mexicanos que también sois un poquito excesivos- tenemos una pasión fogosa y una gran manía.
La pasión fogosa es pensar que siempre llevamos razón y la gran manía es que le damos lecciones a todo el mundo.
Entonces, este momento que estamos viviendo nos va a llevar a reducir nuestras pasiones fogosas y nuestras manías, creo que vamos a ser capaces de arreglarlo.
Probablemente la propuesta que hizo Felipe de un acuerdo nacional es necesaria y tenemos que darnos un proyecto para los próximos 50 años, donde reconstruyamos, repensemos lo que no funciona, porque ojo:
La gran tentación que existe en nuestro país es pensar que esto es culpa de Draghi, que no nos entiende; esto es culpa de Europa, que es muy lenta.
El 80, 90 por ciento de las cosas que nos pasan tienen un origen estrictamente hispano-español, las hemos creado nosotros y las tenemos que arreglar nosotros, en un ejercicio muy duro y sin concesiones que tendremos que hacer.
Luego, palabras como rigor, orden, método, gestión transparente, deben ser de las reglas que tenemos que reincorporar a nuestra forma de gobernar y a nuestro discurso político.
Y sí lo hacemos, si llegamos al 31 de diciembre con todo el aparataje europeo construido, será posible que empecemos a ser otra vez un país que se nos admire porque nos gusta el esfuerzo, nos gusta la calidad, nos gusta el trabajo bien hecho, somos serios, somos rigurosos, tenemos ya instituciones fiables.
Si el Banco de España da una cifra, eso no se discute. Eso es lo que necesitamos. El diagnóstico está hecho y habrá que ponerlo en marcha.
Confirmo lo que con gran talento decía Natalio: Nosotros vamos a una fe de realización que va a ser muy complicada; vosotros lo que decís ahora es trasladar la virtud del Estado de Derecho a la ciudadanía para que disfrute, de una vez por todas, de ser ciudadano de un Estado de Derecho.
Al final de todo, son dos procesos que van a terminar reencontrándose porque en último término abordaremos ya, en un estadio superior, el compartir valores.
El compartir valores en este mundo de la globalización, ante la ausencia de una gobernanza general, es lo básico. Si no va a haber una gobernanza del mundo, por lo menos que seamos capaces de compartir los valores elementales que tienen que ver con el ciudadano, la democracia y quien debe proteger la democracia.
Gracias por todo.
Rebeca Grynspan
Conferencia de la Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas, Rebeca Grynspan, titulada “Garantizar la equidad. Nuevas Herramientas que Debemos Incorporar”.
México, D.F., 27 de julio de 2012.
Presentador: Muy buenos días, sean todos bienvenidos. Vamos a dar inicio a la Sesión Plenaria de la Fundación Círculo de Montevideo.
Sin más introducción, quisiera presentar a ustedes a una de las líderes latinoamericanas en el combate a la pobreza, especialmente en el combate a la pobreza en las mujeres: Rebeca Grynspan, quien es actualmente Subsecretaria General de Naciones Unidas y fue Vicepresidenta de Costa Rica en el período de 1994 a 1998.
Si es tan amable.
Rebeca Grynspan: Muchas gracias, muy buenos días. Encantada de estar aquí con ustedes.
Quiero agradecer enormemente al Presidente Sanguinetti, Presidente del Círculo de Montevideo, por la invitación que nos ha hecho; también a nuestro anfitrión, Carlos Slim, por la calurosa recibida que nos ha dado y la oportunidad de estar en esta reunión con todos ustedes.
Es bueno tener estas pausas en nuestra ajetreada agenda para pensar con cierta serenidad sobre los problemas del mundo.
Permítanme empezar por algo que en este tema es inusual: Con las buenas noticias.
En general, cuando hablamos de la desigualdad, de la pobreza, empezamos siempre por las malas noticias pero en realidad, si no creemos que la mejoría es posible, entonces esta es la principal receta para la inmovilización y la inacción.
Parte de lo que nos ha pasado es que como estamos tan llenos de malas noticias tan a menudo, creemos que la mejoría no es posible y por lo tanto, la responsabilidad colectiva y la responsabilidad individual se debilitan.
Déjenme comenzar diciendo que en el Informe del 2010 de Desarrollo Humano -donde el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo celebró 20 años del Primer Informe de Desarrollo Humano de 1990- hicimos un repaso de los últimos 40 años; especialmente de los últimos 20 pero recopilamos las cifras de los últimos 40 años, de 1970 al 2010.
Podemos decir, sin lugar a dudas, que en todos los países del mundo -con excepción de tres, que ahora mencionaré- los ciudadanos hoy son más sanos, más educados y más ricos que en 1970 y también que en 1990.
Las tres excepciones -no nos va a sorprender- son la República Democrática del Congo, Zimbabwe y Zambia. En todos los otros países del mundo el índice de desarrollo humano es hoy más alto que en 1970.
Como ustedes saben, el índice de desarrollo humano combina esperanza de vida al nacer, educación e ingreso.
Ese índice aumentó más del 40 por ciento en estas décadas y en los últimos 20 años alrededor del 18 por ciento.
Más aún, las brechas en educación y salud entre los países desarrollados y los países en desarrollo se redujeron más rápidamente que las diferencias de ingreso entre estos dos grupos de países
Déjenme dar sólo un ejemplo de lo que esto significa:
Hoy en día, por esas mejoras en el índice de desarrollo humano en el mundo, mueren 7 millones de niños menos por año de lo que en 1970, la tasa de 1970 hubiera implicado en el 2010.
Ahora bien, la pregunta es: ¿Ha sido mayor este avance en el índice de desarrollo humano en los países que han crecido más?
La respuesta es que con excepción de China, no es así.
En China ha sido el crecimiento tan acelerado lo que ha llevado el liderazgo en el mejoramiento del índice de desarrollo humano, pero en el resto de los países, en los 10 países de mejor desempeño durante estas décadas, han tenido un crecimiento moderado, el crecimiento por supuesto ha sido importante, pero han sido las políticas sociales explícitas, ha sido el liderazgo valiente, ha sido la institucionalidad y la estabilidad lo que en esos países han hecho que el índice de desarrollo humano haya tenido un aumento mucho mayor.
Dos países que resaltan entre estos 10 mejores de desempeño, porque como sólo hablamos de los que han crecido menos, las historias positivas son más sobre China que sobre los otros, déjenme mencionarles algunos: dos de ellos en Asia, Indonesia y Corea del Sur y cinco de ellos en África, Burkina Faso, Etiopía, donde antes se daban las hambrunas, Mozambique, Ruanda, que vivió uno de los genocidios más infames a principios de los 90, o sea, en 20 años logró ponerse precisamente por un liderazgo valiente, por una política social explícita y por el crecimiento entre los mejores de desempeño en el mejoramiento del índice de desarrollo humano.
Ahora, ¿qué le ha pasado a la pobreza y a la desigualdad?
La pobreza y la desigualdad se han reducido significativamente, América Latina no es la excepción, América Latina tiene muchas buenas noticias que compartir, América Latina redujo la pobreza de más del 45 por ciento, al 30 por ciento y en 12 de los 17 países que estudiamos en América Latina por primera vez lo que llamaba Fajnzylber “el casillero vacío de América Latina”, que era la combinación de crecimiento con equidad, se llenó y 12 países de América Latina, de 17, redujeron la pobreza y la desigualdad al mismo tiempo que sostenían tasas de crecimiento moderadas, no a la China, pero estables.
¿Las razones?
Una menor volatilidad del crecimiento ha sido importante, una mejor institucionalidad, como mencionaba ayer el Presidente Sanguinetti, mejores políticas sociales y mejor institucionalidad social, y una que ayer no se mencionó, pero la otra razón para la baja, el decrecimiento de la pobreza y la desigualdad ha sido la masiva incorporación de las mujeres al mercado de trabajo, porque ha sido el ingreso adicional de las mujeres en las familias lo que al mismo tiempo ha permitido una expansión de las clases medias, igual en el resto del mundo.
Está Magariños por aquí que habló ayer de la clase media emergente en el mundo, pues la incorporación de la mujer al mercado de trabajo ha sido un elemento fundamental para que eso haya sido posible.
También en los logros de los objetivos del milenio tenemos buenas noticias: Latinoamérica va a cumplir con el 80 por ciento de las metas propuestas, uno de los continentes que lo va a hacer mejor. Y déjenme darles dos datos con respecto a los objetivos de desarrollo del milenio, no los voy a enunciar, pero son los objetivos y los indicadores que se pusieron en el 2000, acordados por todos los jefes de estado del mundo.
Ya, de acuerdo a las cifras del Banco Mundial, en el 2008 con respecto a 1990, sin esperar la fecha límite, que es el 2015, el mundo ha reducido a la mitad la tasa de extrema pobreza. Ya para ahora el objetivo de reducir la extrema pobreza a la mitad, aquellos que viven con menos de 1 dólar 25 se ha reducido a la mitad en términos porcentuales.
Por supuesto que esta reducción ha sido muy importante en Asia, especialmente liderada por China, pero también en los otros países, inclusive en el Sub-Saharan africano se ha reducido la extrema pobreza.
Ya se alcanzó el objetivo del Milenio de acceso mejorado a las fuentes de agua y ha habido importantísimos avances en malaria, en tuberculosis y en SIDA, por mencionar algunos.
En educación probablemente vamos a lograr alcanzar el objetivo de educación universal en la primaria y de equidad entre niñas y niños en la primaria en muchos de los países del mundo.
Entonces, si todas estas buenas noticias son verdad, ¿por qué seguimos preocupados? ¿Por qué sigue siendo importante el tema de la desigualdad y de la pobreza?
En primer lugar, porque nos falta la otra mitad. Todavía hay más de 1.3 millones en el mundo que viven en la extrema pobreza.
En América Latina, porque todavía un 30 por ciento de personas viviendo debajo de la pobreza para países de ingreso medio, como América Latina, no es aceptable.
Pero déjenme darles cuatro razones generales tratando de ligarlas a las discusiones de ayer que me parecen importantes.
En primer lugar, el argumento de la ética y los valores. La adhesión de occidente a los derechos humanos y su indivisibilidad, esto no es trivial, lo vimos ayer con atención mencionado por el Presidente Lagos, mencionado por Enrique Iglesias, hablando de la necesidad de entender mejor la cultura y en ella los valores, la perspectiva histórica y el concepto de tiempo para la civilización occidental y la cultura asiática y la china, en particular.
Por lo tanto, la reafirmación de los valores que mueven nuestras sociedades es tan importante para la dinámica que estamos discutiendo, como lo económico en sí mismo, y así es también para nuestra querida América Latina.
En segundo lugar, el impacto de las desigualdades y la pobreza sobre la sociedad, sobre la estabilidad y el crecimiento.
Hablábamos ayer de la “Primavera Árabe” y se decía que parte del detonante de la “Primavera Árabe” fue el aumento de los precios de los alimentos; sí, sí es cierto.
Pero sin duda eso fue un catalizador, porque la intersección en estos países de la exclusión de las oportunidades económicas y de la política, de la voz de amplios sectores de la población, sin duda fue el tema estructural que promovió la revolución que encontramos.
Pero muy interesante, no fueron los pobres, fueron los sectores medios. En Túnez fueron los jóvenes educados, sin oportunidades de empleo, los que movieron el cambio en ese país.
Inclusive, déjenme decirles que Túnez era uno de los países que mostraba mejor desempeño en el índice de desarrollo humano agregado en los últimos 40 años, entre el 1970 y el 2010. Y es en Túnez donde comienza efectivamente el cambio que estamos viendo en esa región.
Son los sectores medios que ven en el nepotismo y en la corrupción, en la falta de institucionalidad, en la exclusión de la política y la voz los que consideran esa situación inaceptable y promueven el cambio.
Ya en varios informes de desarrollo humano para la región árabe que fueron fuertemente criticados por los regímenes entonces, se hablaba de los tres déficits en esa región que eran insostenibles: El déficit democrático, el déficit en la equidad de género y el déficit en el empleo.
Aprendimos entonces de ese análisis también el problema de los promedios, y ese es un problema que tenemos también en América Latina. Ahora decimos que debemos de liberarnos de la tiranía de los promedios.
En las sociedades desiguales los promedios esconden más de lo que revelan. Y en muchos de los países donde de repente vivimos una inestabilidad es porque hay sectores de la población que no se benefician de los promedios con los cuales tomamos decisiones y creemos que todo está bien para todos de la misma manera.
Lo que hemos vivido en estos tiempos en el resto del mundo demuestra la importancia de corregir ese hecho. Y por tanto, desarrollamos un índice de desarrollo humano corregido por la inequidad.
Y quiero compartir con ustedes sólo algunos datos. El mundo pierde un 23 por ciento de su índice de desarrollo humano por desigualdad, un 23 por ciento; eso es en promedio, pero no es igual para todos los países.
Noruega pierde el seis por ciento, Canadá menos del nueve, Estados Unidos el 15, Uruguay el 16, Argentina el 19, Costa Rica el 20, México está en el promedio mundial y Colombia por encima, con más del 30 por ciento de pérdida de su índice de desarrollo humano por efecto de la desigualdad.
Me referiré también al índice de género dentro de un momento.
El segundo punto que quiero hacer es el impacto de la desigualdad en la posibilidad de mantener un crecimiento económico, dinámico y estable, más allá de los efectos de la desigualdad que mencioné anteriormente, la inestabilidad política, la legitimidad del Estado y el fortalecimiento democrático, que creo que también va a ser tratado por Manolo después.
Pero últimamente se ha escrito sobre dos efectos que quiero compartir con ustedes, dos efectos adicionales: uno, sobre el endeudamiento a los hogares y esto está muy motivado por lo que está pasando en Estados Unidos, y el segundo por los desbalances internacionales de los que hablamos ayer. Explico rápidamente.
En Estados Unidos, el crecimiento de la desigualdad en las últimas décadas ha sido muy grande, cuál es la manera en que si se concentra el ingreso y los de mayores ingresos tienen una propensión a ahorrar mayor, cómo es que se mantiene el nivel de demanda agregada para el crecimiento económico.
Uno puede exportar, pero Estados Unidos tiene déficit comercial, eso no resultó; puede expandir la parte fiscal, pero lo otro que puede hacer es endeudar a los hogares pobres o que no han mejorado sus ingresos, que fue el camino que se escogió en Estados Unidos.
Por mucho tiempo, esa mayor concentración del ingreso que tenía que buscar formas rentables de inversión, invertía en forma, en este caso la vivienda, donde se endeudaban hogares que finalmente hacían eso insostenible, porque esos hogares no podían pagar, pero eso mantuvo la demanda agregada de Estados Unidos por mucho tiempo.
Muchos, no como única razón, pero muchos han empezado a escribir que la desigualdad ha sido también una de las razones que han promovido las burbujas inmobiliarias en muchos de los países del mundo, porque la distribución del ingreso hubiera sido mejor si los salarios hubieran subido, y me referiría también a China, como lo dijo ayer José Antonio; hubieran podido tener deudas sostenibles, porque hubieran podido pagar, porque sus ingresos hubieran estado respaldados por una mejora de la distribución y no por el empeoramiento que se dio durante esas décadas.
Esa es una razón importante por la que la desigualdad tiene que ver también con el tema de la estabilidad y el crecimiento mundial, pero también tiene que ver con el tema de los desequilibrios en la cuenta corriente de que hablábamos ayer.
Mencionaba José Antonio que parte de lo que uno quisiera es una China que aumentara los salarios o una Alemania que aumentara los salarios y una China, por ejemplo, que además de eso pudiera promover mejor salud y sistemas de pensiones para sus trabajadores.
Eso bajaría el superávit de cuenta corriente en China y mejoraría las perspectivas para el resto del mundo, tratando de balancear la insostenibilidad de superávits permanentes y de déficits permanentes que estamos viviendo hoy en día.
Decíamos ayer que, además, si la elasticidad, crecimiento, exportaciones va a bajar, con mayor razón el tema de la desigualdad, especialmente crecimiento de la desigualdad en China y crecimiento de la desigualdad en Estados Unidos, son factores de inestabilidad mundial que se corrigen con la misma receta, que es una mejor distribución de los ingresos al interior de esos países.
El tercer punto que quiero hacer muy rápidamente, es el punto de la correlación. No digo causalidad, pero sí de la correlación entre conflictividad social y violencia con el nivel de desigualdad.
No hemos encontrado esa correlación con el nivel de pobreza, pero sí hemos encontrado esa correlación con el nivel de desigualdad.
Y no me malinterpreten, porque yo se que el crimen organizado y el narcotráfico, son un fenómeno que tiene una dinámica y origen propio.
Pero, sin duda, se nutren de una oferta de mano de obra de la juventud excluida, 25 por ciento de los jóvenes de América Latina no estudian y no trabajan, 25 por ciento. Uno de cada cuatro de los jóvenes entre los 15 y los 24 años de la región Latinoamericana, no están insertos en ningún marco de institucionalidad ni educativa ni laboral y, sin duda, eso es un elemento importante a considerar, mencionaba ayer José Miguel Insulza este tema como fundamental.
En este punto, quisiera mencionar también la violencia doméstica, que es la violencia social más extendida y que afecta a los hogares, independientemente de su origen social y que tiene como base la inequidad de género.
Poco mencionada ayer, que con excepción de los hogares monoparentales, la equidad de género debe dejar de ser la preocupación de las mujeres y comenzar a ser una preocupación de la sociedad.
Recuerdo un libro de Stephen Swait “El Mundo de Ayer”, donde él decía que aparte del advenimiento de nazismo, habían dos cosas del nuevo mundo que le decían a él que el mundo en el que él había crecido había muerto, ya no existía.
Esas dos cosas habían sido la aparición de la incertidumbre; y la segunda, el nuevo rol de la mujer.
Sin embargo, en los análisis que hicimos, que hacemos muchas veces, este elemento que representa el 50 por ciento de la población, como dije, elemento fundamental en el combate de la pobreza y la inequidad, elemento fundamental en la emergencia de las clases medias a nivel mundial, elemento fundamental en aumentos de productividad y en los cambios en el mercado laboral, no es mencionado como elemento importante, a menos que las mujeres vengamos y digamos eso en una audiencia tan amable como la de ustedes.
Déjenme decirles que un tema fundamental dentro del problema de la inequidad y del desarrollo social y el impacto sobre la economía y la estabilidad, es algo que quiero ligar al mercado laboral.
Y es la falta de concordancia entre este ingreso masivo de las mujeres al mercado laboral, este aporte de las mujeres al ingreso familiar con las cosas que se tienen que desarrollar paralelamente para poder conciliar familia y trabajo.
Uno de los problemas más serios que estamos viviendo en términos de la reproducción social, es que las mujeres se incorporan al mercado de trabajo sin que la infraestructura social, sin que la sociedad asuma, junto con la familia, hombre y mujer, la corresponsabilidad de la infraestructura social necesaria para que esos niños, esas niñas crezcan en ambientes sanos, en ambientes educativos que permitan su incorporación como ciudadanos de bien a la vida social.
La conciliación entre trabajo y familia se convertirá, en mi opinión, en uno de los principales problemas y retos a enfrentar para seguir por el camino del crecimiento con equidad hacia el futuro y en él vamos a necesitar a la empresa privada.
Esto no lo puede hacer el Estado solo, necesitamos una empresa privada que logre encontrar fórmulas, junto con la sociedad, para poder llevar adelante esa conciliación.
Déjenme decirles que América Latina se ha puesto a la vanguardia del mundo con un programa que se llama El Sello de Calidad de Equidad de Género, donde más de mil 400 empresas en América Latina, como si tuviéramos el ISO-9000 en cuanto a equidad de género en el ambiente laboral, ya se han adherido a este programa que ha sido un éxito que vamos a exportar a otras regiones del mundo y que yo esperaría que aquí en México se acoja con gran entusiasmo.
Paso muy rápidamente a lo que yo considero son los principales retos a futuro y también las amenazas globales.
Una de las principales amenazas para el crecimiento con equidad y para seguir bajando la desigualdad y la pobreza es el cambio climático.
El tema de los desastres naturales está afectando de manera excesiva a los sectores más pobres de la sociedad, a los países más pobres de la sociedad, la recurrencia de los fenómenos naturales efectivamente tiene una correlación con el cambio climático.
Esto lo vemos en todos los países pero ayer, cuando teníamos la tormenta en México, también nos acordamos de ese elemento que paraliza el tránsito.
Los países van a tener que dedicar recursos, de manera creciente, no sólo al tema de mitigación del que hablaré un momento, sino también al tema de la adaptación al cambio climático porque no se trata de algo que va a pasar; es algo que está pasando, el cambio climático es algo que ya nos está afectando.
Más y más recursos en el mundo se están dedicando cada vez al tema de la adaptación al cambio climático.
La segunda -no me voy a expandir en ella- la crisis Europea, por supuesto también la crisis del euro, las noticias de ayer son alentadoras.
Decíamos –como chiste- entre nosotros que seguro oyeron las conferencias de la mañana, entonces el Banco Europeo decidió actuar; pero efectivamente, las noticias de ayer son mejores.
Y la tercera que se mencionó por parte del Presidente Calderón muy elocuentemente, es el tema de la inseguridad alimentaria; el tema de la tierra, de la sostenibilidad, de la producción agrícola, de los precios de los alimentos, será un elemento fundamental de la economía política, del tema del crecimiento y de la estabilidad en el mundo para los próximos años. Es un tema que requerirá de mucho mayor análisis por parte de los líderes internacionales.
¿Cuáles son retos de política social y no sólo las amenazas globales?
El primero, para mantener el crecimiento con equidad, es proponernos lo que llamamos ahora la Agenda Cero: Eliminar la pobreza extrema del Continente Americano.
Esa es una tarea del siglo pasado -es posible hacerlo- y llevaría a estas sociedades a un nivel de evolución muy distinto.
El segundo, otra revolución educativa para reproducir el efecto positivo que se dio precisamente en estas últimas dos décadas.
Parte de la mejoría en la desigualdad ha sido por supuesto la política social de las transferencias condicionadas de ingreso, por ejemplo, tanto en Brasil como en México; pero lo otro ha sido la expansión educativa, que redujo la desigualdad en el mercado de trabajo.
Pero la expansión educativa que vimos en las dos décadas anteriores no es suficiente para mantener las mejoras en equidad que necesitamos para las dos décadas que siguen.
En esa filmina que voy a repartir, ustedes pueden ir a la web, lo que van a ver es cómo ha cambiado la estructura familiar en América Latina y la importancia de lo que dije anteriormente con respecto a la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo.
En América Latina ya la familia mayoritaria no es papá, mamá e hijos, en América Latina ahora las familias mayoritarias son familias monoparentales, son familias con varias mujeres manteniendo la familia, no sólo la jefa de hogar, sino la abuela.
Hoy en día el rol que esto está cumpliendo en España, por ejemplo, son familias sin hijos, etcétera, pero la mayoría de las estructuras familiares en América Latina ya no es esa familia nuclear que tenía un padre proveedor, una madre en la casa e hijos. Por lo tanto, tenemos que poder tener una política social que dé cuenta de ese hecho y poder apoyar esas familias de una manera distinta.
Pasemos al tercero, que es el de educación. Ese es un gráfico que muestra la correlación entre la educación de los padres y la educación de los hijos. Y lo que quiero mostrar es que esa correlación en Estados Unidos, que es alrededor de 0.2, es mucho mayor en América Latina. Todavía hay una transmisión intergeneracional de la pobreza y la desigualdad a través de la transmisión de una correlación muy alta entre la educación que tuvieron los padres con la educación que tienen los hijos.
Tenemos que poder romper esa transmisión intergeneracional de la pobreza a través de la educación. Si ven la próxima filmina, van a ver cómo los padres que no completaron la educación primaria, los hijos no completan la educación secundaria; los padres que completaron la educación secundaria, los hijos tienen una mejor educación; los padres que completaron universidad, por supuesto sus hijos van en una mayoría a la universidad y pueden terminar sus carreras.
Ahora, no es sólo de la educación universitaria, es también el tema de la educación terciaria. Ayer mencionaba precisamente el ingeniero Slim el tema de cuál va a ser el tipo de educación y de la diversificación necesaria de la educación terciaria para poder, efectivamente, seguir por el camino del crecimiento con equidad.
Y el tercero en educación es el tema de la calidad. La calidad sigue siendo altamente segmentada, los sectores pobres tienen acceso a una calidad mucho menor que los sectores de mayores ingresos, los sectores medios hacen lo imposible para poder financiar una educación de calidad adecuada para sus hijos, que saben que es el pasaporte para una vida mejor en el futuro.
El segundo punto, como dije anteriormente, combatir la inequidad de género en serio, la necesidad de trabajar esta agenda es inaplazable y la agenda de evitar el embarazo temprano, porque efectivamente el embarazo temprano es una de las razones de la perpetuidad de la pobreza y la desigualdad en muchos sectores de la población.
Lo tercero, las oportunidades de la economía verde, de la energía renovable, de la revolución que va a traer el cambio climático. Para el 2015 el mundo se ha comprometido a llegar a un acuerdo obligatorio con respecto al cambio climático.
Los recursos y la asignación de recursos a este tema serán enormes en los años por venir. Muchos de los nuevos empleos del nuevo dinamismo de los sectores vendrán del compromiso de una mayor sostenibilidad en cuanto al desarrollo y de las biotecnologías y de las energías renovables, como se dijo ayer.
Los países que se pongan al frente de esta agenda tendrán una mayor posibilidad de generar los empleos, que como se mencionaba ayer y el ingeniero Slim decía de dónde vendrán los nuevos empleos del futuro; parte de los empleos importantes del futuro vendrán de esta agenda, de la biotecnología, de la economía verde.
Sin duda las tecnologías de la información todavía en América Latina serán muy importantes y también el papel de los servicios, pero el mundo necesita generar 600 millones de empleos en la próxima década para mantener niveles de empleo que sean compatibles con la cohesión social y con la sostenibilidad del crecimiento.
Mi último punto.
En Río + 20 hace pocas semanas en Brasil se llegó a un acuerdo sobre el tema del desarrollo sostenible, que es cómo compatibilizar crecimiento, desarrollo social y armonía con el ambiente.
Pero lo más importante que pasó en Río y que yo quiero compartir con ustedes no fue el acuerdo firmado por los representantes de todos los países del mundo, fue lo que pasó afuera de esa reunión.
Déjenme darles el siguiente dato. En todas las reuniones que se hicieron alrededor de Río con la empresa privada, con la sociedad civil y con muchos representantes de los países se asumieron de una manera que no es intergubernamental 700 compromisos que representan más de 513 millones de dólares en compromisos de inversión para la agenda de desarrollo sostenible, 513 millones de dólares para los próximos años.
¿Cómo fue esto?
Estas son coaliciones, esta es una nueva manera en la que va a funcionar mucho de este dinamismo en el mundo. Ya no fue el documento intergubernamental, fueron empresas específicas que se adhirieron a una agenda, fueron organizaciones de la sociedad civil que se adhirieron a una agenda, fueron países que se adhirieron a una agenda, aunque esa agenda no haya sido reconocida en el proceso intergubernamental.
Un ejemplo nada más. La iniciativa del Secretario General que se llama “Energía para Todos”, que tiene tres componentes: Hacer el acceso a la energía eléctrica universal, ustedes saben que hay 1.4 millones de personas en el mundo que no tienen acceso a la electricidad. Entonces, hacer el acceso a la energía universal.
Segundo punto. Duplicar la eficiencia energética.
Tercer punto. Duplicar la participación de las energías renovables en el total de la oferta energética.
Esto se menciona en el documento intergubernamental, pero lo más importante es que en esta coalición entre empresa privada, sociedad civil y gobiernos, más de 50 gobiernos ya se comprometieron con esta agenda, más de varias decenas de empresas privadas ya se comprometieron con esta agenda poniendo recursos.
Una multiplicidad de organizaciones de la sociedad civil se comprometió con esta agenda también poniendo recursos.
En este momento parte de las nuevas iniciativas del mundo van a ser llevadas adelante por las coaliciones de aquellos que son (inaudible), los que quieren llevar una agenda adelante y que va a representar un porcentaje tan importante de lo que va a pasar en el mundo que se va a convertir claramente muy pronto en el mainstreet, aunque los procesos intergubernamentales vayan detrás de ellos.
Por lo tanto, mi último mensaje es que esta agenda de combate a la desigualdad de la pobreza que va unida a la agenda por el desarrollo sostenible, será lo que marque el paso también del crecimiento, de las mejoras en productividad y a la posibilidad del mundo de seguir, en los próximos 40 años, manteniendo las mejoras, la estabilidad y la sociedad más justa y más equitativa que heredamos 40 años atrás.
Muchísimas gracias.
José Miguel Insulza
Conferencia del Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, titulada “Estado, mercado y equidad, un nuevo equilibrio”.
México, D.F., 26 de julio de 2012.
Presentador: Para continuar hablando sobre Estado, mercado y equidad y el equilibrio entre ellas, el doctor José Miguel Insulza, nos acompaña.
José Miguel Insulza: Muy buenos días.
Quiero empezar por agradecer la posibilidad de estar presente en esta nueva reunión del Círculo de Montevideo.
Igual que lo dijo esta mañana el Presidente Calderón, la convocatoria me entusiasmó, no solamente por la innegable calidad de los participantes, la posibilidad de interactuar con ellos; sino por la forma en que está planteado el tema.
Y lo que ya hemos escuchado esta mañana, tenemos dos cosas absolutamente claras: Primero, que el mundo está en tránsito y, segundo, que no sabemos para dónde va. Y ciertamente eso es lo que motiva a este debate.
De lo primero es claro, basta con mirar las transformaciones que ha vivido nuestro mundo en los últimos 20 años, hablar de globalización es demasiado general talvez.
Solamente un recuerdo: El Internet, el comercio del internet tiene 16 años de antigüedad, se ha convertido para todos los presentes en un recurso indispensable en sus vidas y seguramente pronto será superado como van siendo superados cada una de las empresas que surgen en este plano van a desaparecer en pocos años.
Los avances de la ciencia, de la física, el otro día un inmenso descubrimiento en el Centro de Estudios Europeos, sobre algunas teorías sobre la existencia o sobre el inicio del universo, en la medicina, en todas partes.
Sin embargo, este enorme avance que hemos tenido en los últimos 20 años, diría yo, más o menos desde el fin de la Guerra Fría que nos muestra que estamos en clara transición hacia nuevas formas de convivencia, se enfrenta con una seria paradoja que alguna vez nos planteó el Presidente Bill Clinton, lo recuerdo muy bien, en una reunión del Foro Económico Mundial.
Y es que a pesar de todas estas cosas maravillosas y algunas otras que agregaré, la humanidad no ha dado aún con la forma de impedir o de conseguir que los casi siete mil millones de seres humanos que lo habitan superen los enormes niveles de pobreza y desigualdad que existen entre ellos, sigan ejerciendo la violencia entre y dentro de sus sociedades y continúan destruyendo el único planeta en que tienen la posibilidad de vivir.
Esas tres preguntas son claras para entender probablemente muchas de las racionalidades que existen en nuestro mundo.
Y la pregunta que les hacía Felipe hace un momento de: ¿Por qué no piensan como las personas normales?
¿Sí es cierto que al mundo le está yendo tan bien, por qué tanto crimen y tanta guerra?
¿Por qué se sigue destruyendo el medio ambiente si ya sabemos lo que está pasando?
¿Y por qué somos incapaces no solamente de superar la pobreza? Que sí se ha reducido de manera importante, relativamente importante, pero sobre todo somos capaces de aumentar la desigualdad que es uno de los grandes males de nuestro tiempo.
El problema, además de que tenemos otro factor favorable, una democracia sin precedentes. La democracia de fines del Siglo XX, comienzo del Siglo XXI no es ya la democracia como forma de gobierno, sino que dotada de un contenido ético que nadie puede legitimar o relativizar.
Ya no se defiende en forma de gobierno alternativo, no se pide legitimidad ni para las dictaduras proletarias, ni para las democracias protegidas.
Y a pesar de esto las democracias antiguas y nuevas y extendidas enfrentan graves problemas de consenso interno, es lo que hemos visto aquí; no hay consensos internos de cómo enfrentar la más grave crisis que nos ha tocado vivir y no aciertan a encontrar ni individual, ni mucho menos colectivamente, el rumbo para estabilizar sus mercados ni sus sociedades políticas.
El sello de hoy no es el consenso, es el disenso político; otra característica de la crisis actual, y amenaza también, en algunas partes del mundo, a convertirse en confrontación social, ideológica, religiosa o étnica en distintas sociedades.
Probablemente, a la falta de rumbo conduce también el hecho de que si bien es cierto que la economía de mercado en sus distintas formas adquirió y mantiene una fuerte hegemonía, ya antes de la crisis habíamos presenciado la desaparición de las ideologías más extremas en esta materia.
En nuestro siglo ya se ha abandonado la pretensión de que el mercado pueda resolver todos los problemas, especialmente los de carácter social, y mucho menos de que esté en condiciones de ejercer funciones arbitrales que son reservadas a la política pública, cosa que se decía a principio de los 80; que era un tema que había que secuestrar del ámbito público y entregar completamente al ámbito privado.
Y los enormes abusos cometidos por importantes actores empresariales o financieros, en el marco de la crisis, generan nuevas demandas hacia una dirección económica y social mucho mayor de lo que hasta hace muy poco se consideraba aceptable.
El mito de la autorregulación y la toma de decisiones racionales, ha dado lugar a una mayor demanda de regulación, pero no se toman decisiones sobre esto y estamos al borde de una crisis muy grave; comparto plenamente lo que aquí se ha dicho.
Una nueva recesión en la economía norteamericana y en la economía europea, que constituyen en su conjunto no solamente el comercio, constituyen en su conjunto el 50 por ciento de la economía mundial; nos arrastraría a todos.
En esta misma línea podemos hablar un poco de nuestra región, de América Latina. Algunos de los temas se aplican mutatis mutandi a América Latina. Nuestra región vive hoy un período democrático sin precedentes; con una sola excepción, sus gobiernos han sido elegidos por medio de elecciones democráticas, libres y transparentes.
Y aunque muchas prácticas a veces parezcan dudosas, hay una realidad que no lo es: los o las que gobiernan nuestros países son los que obtuvieron más votos en elecciones democráticas. Eso no había ocurrido nunca hasta hace unos 15 años atrás.
Hay, además, un nuevo optimismo en lo económico, se ha dicho aquí, a pesar de que la crisis financiera continúa, los principales centros mundiales, América Latina, claro, unos países más que otros, han tenido que generar un buen desempeño y eso, además, ha repercutido positivamente en las cifras de pobreza, que han disminuido de un 42 por ciento el año 2002, a menos de un 33 por ciento una década después.
Y así como pagar, decía Felipe, hay que crecer; para reducir la pobreza también hay que crecer. En la misma década, América Latina creció más que en las dos décadas anteriores juntas.
Elecciones democráticas, crecimiento a pesar de la crisis, avances sociales, parecerían la receta de una nueva era de estabilidad y, sin embargo, la realidad política de nuestra región nos demuestra es un grado importante de insatisfacción con la democracia y sus resultados, insatisfacción que tiene distintas expresiones, pero que se expresa tanto desde la sociedad, como desde las élites políticas.
La sensación es que tenemos más política democrática pero que esa democracia se encuentra amenazada por algunos factores estructurales que de mantenerse pueden llevar a la región a una desdemocratización por ser la persistencia de estos factores incompatible con la idea democrática misma.
Yo quiero referirme por lo menos a tres de esos factores, probablemente de manera algo desigual en la extensión de su tratamiento.
Creo que, en términos generales, uno puede decir que hay tres aspectos que son incompatibles con una democracia real: El primero es el gran problema de la desigualdad.
Usted dice que nuestro Continente es el más desigual del mundo -¡cuidado!, no el más pobre- pero el mismo hecho es que hoy la pobreza todavía está en un 33 por ciento por el crecimiento que hemos tenido y con el desarrollo que hemos tenido a lo largo del Siglo, ya es significativo.
Pero es un fenómeno más complejo porque existen sectores cada vez más amplios que se califican como de ingresos medios pero que están muy lejos de alcanzar el promedio al ingreso nacional.
La brecha que separa nuestra región a los extremos de la escala de ingresos repercute en su mayor o menor acceso al mercado, pero también en su acceso a educación, a salud, a vivienda y hasta seguridad pública.
Las policías privadas en América Latina tienen un número que supera en 3 a 1 a las policías públicas y ciertamente esa policía privada atiende solamente a ciertos sectores de la sociedad.
La desigualdad no es solamente una diferencia de ingreso, esa diferencia ya es enorme; más bien es una diferencia en la calidad de la escuela, en la calidad de la Universidad.
En mi país cuando se postula uno a un trabajo, hay que decir no solamente a qué Universidad fue, sino a qué escuela primaria y a qué escuela secundaria fue.
En la atención de salud que se recibe; lo mismo en la vivienda y en las condiciones sanitarias en las que se vive, en la mortalidad infantil y la esperanza de vida, en la cantidad y calidad de policías que custodian la seguridad de unos y otros.
En realidad una república democrática no es compatible con las situaciones de -cito- “desigualdad categórica”, un concepto de Charles Stirling que existen en muchas de nuestras sociedades.
No tenemos ciertamente sociedades de castas ni exclusiones jurídicas pero la gran mayoría de las poblaciones indígenas y afroamericanas son pobres, como lo es también un número desproporcionado de hogares monoparentales encabezados por una mujer.
Cuando la condición de desigualdad persiste y se agrava en todos los planos de la vida pública, la igualdad de oportunidades -que es esencial en una democracia vigorosa- se ve seriamente amenazada y mientras más se respeta el derecho a voto y el derecho a decidir, más amenazada está porque la gente entiende sus derechos y los va exigiendo cada vez más a través de la política.
Mal de muchos, consuelo de tantos, “o de tontos” dicen otros. Este es un problema que se agrava en todas las sociedades y muy especialmente se agrava en algunas de las más desarrolladas.
Las últimas cifras de la OCDE muestran, por ejemplo, que Estados Unidos, por mucho tiempo considerado el país de las oportunidades, tiene hoy uno de los Coeficientes de Gini más negativos de las economías industrializadas.
Más impactante talvez es saber que mientras en 1978 el uno por ciento más rico de los norteamericanos se adueñaba del 9 por ciento del PGB, 30 años después, en 2008, cuando comenzaba la crisis, esa cifra había subido al 23 por ciento. O sea, el 1 por ciento más rico de los norteamericanos era el año 2008, dueños del 23 por ciento de la riqueza del país.
El dato curioso, no tan curioso, es que esta cifra coincide con la de 1928, el año anterior al comienzo de la gran depresión de 1929. Entre paréntesis, por si no lo digo después, en América Latina entre el 2 y el 3 por ciento de la población es propietaria del 40 por ciento del Producto Geográfico Bruto de América Latina.
¿Este es un fracaso de la economía de mercado?
¿Es producto de las políticas de desingratización practicadas sistemáticamente en las últimas décadas?
¿Es un producto de los cambios en la estructura tributaria, que con la justificación de atraer más inversiones han rebajado sistemáticamente las tasas de impuestos a los ingresos más altos?
No tengo conocimiento suficiente como para responder a estas interrogantes, pero es interesante recordar que la misma OCDE señalaba en 2008 que mientras en Europa el Coeficiente Gini en bruto se reducía visiblemente después de impuestos, en América Latina el Coeficiente Gini es prácticamente el mismo antes y después de impuestos.
Por lo tanto, los impuestos ciertamente no contribuyen a disminuir la desigualdad.
Ahora, en la sociedad del conocimiento, en la actual, en la forma de producción actual de la economía global, la posibilidad de variar sustantivamente esta distribución negativa no está sólo ni principalmente en el mercado, en realidad la evidencia que nos proporciona el mercado laboral no es alentadora, mientras la demanda por profesionales, técnicos y gerentes de alto nivel da lugar a veces a sumas cada vez mayores y a veces hasta desorbitantes.
Hace poco una de las empresas líderes de la nueva economía anunciaba la contratación de una joven CEO por un salario de 75 millones de dólares al año, sin hablar siquiera de cuáles eran los resultados que tenía que entregar para obtener esos 75 millones de dólares.
Pero la realidad en el mercado del extremo inferior es cada vez peor, ciertamente algo se podría mejorar intentando regular las remuneraciones en las empresas, pero las ganancias exorbitantes responden a los resultados efectivos y, por lo tanto, la realidad es que la mano de obra no calificada obtiene remuneraciones cada vez inferiores si se deja esto al mercado.
En el mundo de hoy, por lo tanto, se puede fijar un salario mínimo y no el salario máximo, en todo caso.
Las respuestas están en verdad en políticas públicas, la revisión efectiva de los sistemas tributarios para hacerlos más justos y progresivos. Una política laboral que reponga alguna capacidad responsable de asociación y muy especialmente la existencia de sistemas sociales de salud, de educación, de vivienda y de seguridad, que sean efectivamente redistributivos y no regresivos.
Son algunas formas en que podemos ampliar nuestra democracia, haciendo que más gente se sienta participante de ella.
La verdad es que además en algunos de nuestros países, aparte de estos sistemas, existían germinalmente, en algunos casos de manera más amplia y en otros de manera algo inicial; hasta que el pacto social anterior se rompió en el mundo entero, hace algo más de tres décadas atrás.
Me refiero, por cierto, al pacto social que salvó al sistema capitalista, y a la sociedad democrática de la barbarie que la amenazaba en la primera mitad del siglo pasado.
Cuando los fanatismos de entonces parecían apuntar a una opción imposible entre el fascismo y la colectivización forzosa y en medio de una crisis mundial que según se dice, es más grave que la que tenemos actualmente, todo parecía apuntar a la desaparición definitiva de la democracia.
Esta se revigorizó a través de formas políticas que permitieron compatibilizar la economía de mercado. La economía de mercado con ganancias, con utilidad, con ricos, con la obtención de conquistas sociales que permitieron extender la democracia, también en muchos países de nuestra región.
Por cierto, quienes consiguieron estas formas políticas, este gran pacto, entendieron bien que detrás de los totalitarismos estaba la enorme frustración de sectores populares y clases medias con un estado de cosas que no les daba acceso a los bienes que ellos creían que su trabajo debía proporcionar.
El tema está, por lo tanto, en las políticas públicas y en las crisis de la política, no es por consiguiente de fácil solución. Por una parte tenemos estados más débiles, y por otra parte, el último latin barómetro nos muestra que el 74 por ciento de los latinoamericanos está convencido de que el Estado tiene hoy fondos o recursos suficientes para superar la mayor parte de estos problemas y atribuye el hecho de que no se logren más bien a la falta de acuerdo y a los intereses que controlan esos Estados.
Por lo tanto, tenemos una brecha, por así decirlo, de recursos y tenemos también una brecha de confianza.
Permítanme terminar refiriéndome a esto después de mencionar el segundo gran, por lo menos mencionarlo, el segundo gran tema estructural que tenemos que enfrentar.
En primera es la desigualdad, el segundo es ni más ni menos que el problema de la violencia y el crimen, es todo un continente que no tiene guerras hace mucho tiempo y sin embargo, tiene tasas de muerte por violencia, por armas de fuego, mayores que ningún otro continente en el mundo de lejos, y sus tasas de criminalidad están también en las más altas, sus tasas de homicidios.
Lo que hace más grave este problema, curiosamente esto ha producido en las últimas décadas una cierta alarma, todo el mundo habla de este tema del cual antes no se hablaba. Voy a dar un dato que voy a hacer no tan negativo: Hace 10 años atrás, las tasas de criminalidad eran prácticamente iguales a las que tenemos ahora, las tasas de homicidio me refiero, que son las más confiables en este plano, no todos los delitos se denuncian de igual manera.
Lo que ocurre es precisamente que hoy día existe alarma ciudadana con esto, recuerdo que en una encuesta sobre este tema que me tocó conocer cuando era ministro del interior, el Presidente Lagos, por cierto, que señalaba cuando la pregunta: “¿A qué le tiene más miedo en su vida diaria?”, decía: “A los narcotraficantes que venden drogas en las esquinas de mi casa a los sectores populares”.
Por lo tanto, esto es un primer factor de inestabilidad, pero también lo es el hecho de que hoy día enfrentamos una ola criminal mucho más organizada, poderosa y cara que nunca.
Y otro factor, que es completamente contrario al concepto de democracia, es la existencia en la sociedad de grupos organizados que se rigen por sus propias leyes y no obedecen las leyes del conjunto de la sociedad.
El tema del crimen organizado, el tema de la criminalidad en nuestra región es un tema ciertamente complejo, delicado.
Pero quiero terminar con el punto siguiente, que es el tema de la política.
Se habla mucho, hoy día, incluso aquí se ha hablado hoy de la economía de las cadenas de valor, que asocian a determinados sectores de la economía a lo largo del aspecto económico hasta un producto final.
En la política existen las cadenas de confianza y las cadenas de confianza atraviesan al conjunto de la sociedad para forjar consensos políticos y acuerdos políticos que son posibles.
En nuestra región hoy días las cadenas de confianza parecen estar rotas, existe una falta de consenso político muy grande en numerosos países, que además está provocada por muchos otros temas, pero están provocadas fundamentalmente también por la falta de un respeto riguroso de las reglas de la democracia, que cada vez son modificadas, arregladas, interpretadas o desarrolladas a lo que uno le conviene, aunque sea exactamente la forma distinta de como las interpretaba 10 años antes.
Tenemos una crisis de la política que no es menor, porque estoy también convencido que una sociedad política, una sociedad democrática -es el tercer punto- no es compatible con la ausencia de cadenas de confianza, como las que existen en muchos de nuestros países, en que la división y el desacuerdo parece ser la principal insignia de la actividad política.
Que también es un problema global, puede ser; talvez somos, como se dice, somos la clase media de la nación, a lo mejor somos muy parecidos a los demás, pero creo que en la posibilidad de superar, a través de la política, estos males que hoy día aquejan a nuestra democracia, esté efectivamente hoy la posibilidad de fortalecerla.
Muchas gracias.
Carlos Magariños
Palabras del exsecretario General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, Carlos Magariños.
Si cuando empezó a hablar Enrique Iglesias quedaba poco por decir, a mí francamente me quedaría solamente invitarlos al almuerzo, pero voy a hacer un esfuerzo por cumplir en un plazo breve con el pedido del Presidente Sanguinetti, identificando algunas balizas, algunas señales que nos indiquen por dónde va el camino, cuál es el rumbo en este cambio de época, por qué estamos cambiando de época.
Hoy en la mañana el ingeniero Slim, el Presidente Sanguinetti, remarcaban que es una época de cambios, un tiempo de cambios el que estamos viviendo, un cambio de época.
Me gustaría tratar de contribuir a algunas reflexiones, para identificar hechos que nos señalan de una manera definitiva que estamos entrando en una nueva era.
El primero, y es un hecho al cual se ha hecho alusión de distintas maneras esta mañana, que desde mi punto de vista lo que se ha acabado con la crisis financiera internacional es el superciclo de deuda al que apelaron las economías más desarrolladas, pero también las economías emergentes durante dos o tres décadas de crecimiento sostenido y balanceado.
Cuando digo que se acabó el superciclo de deuda digo que el endeudamiento masivo de los estados no aparece como una opción en el corto y mediano plazo para ninguna de las economías desarrolladas, ni para las mayores economías emergentes.
Enrique señalaba bien que durante los últimos 30 años, las economías desarrolladas crecieron con una muy baja volatilidad en materia de tasa de crecimiento, en materia de ingresos, en materia de exportaciones y creo que este ciclo ha culminado.
En el futuro lo que vamos a ver es más volatilidad, vamos a ver tendencias de crecimiento en los países desarrollados, que van a estar por debajo del promedio histórico y un mayor desempleo estructural.
Fíjense, si uno combina alta volatilidad con una tasa de crecimiento por debajo del promedio histórico, con una tendencia por debajo del promedio histórico, lo que se va a encontrar son recesiones más frecuentes que sin duda van a afectar a nuestras economías.
Esta situación ofrece una oportunidad para los países emergentes, una oportunidad que los países emergentes ya están aprovechando en alguna medida, porque la primera reacción del mundo financiero es moverse ahí hacia donde está el crecimiento.
Ese tal vez es el segundo hecho que quiero remarcar. Hoy los países emergentes no sólo están tocando -como decía Enrique Iglesias- casi el 50 por ciento del Producto Bruto Global, sino que además representan el 70 por ciento prácticamente del crecimiento de la economía global en nuestros días.
Los países que mejor han aprovechado estas oportunidades son países con políticas monetarias expansivas, que tienen consumidores poco apalancados, cuyos sistemas financieros representan en términos de créditos otorgados al sector privado un porcentaje relativamente bajo del PBI, tienen un buen dividendo demográfico y tasas de interés declinantes.
Ejemplo de estos países en la región: Brasil, India, Indonesia en Asia, Malasia, asimismo, y Turquía. Ellos ya han estado experimentando unos fuertes flujos financieros que ingresan a corto plazo y como esas mismas condiciones que los atraen son la base para una burbuja en el futuro, estos países han respondido acumulando reservas, ajustando su política fiscal y reduciendo la tasa de interés.
Pero hay un hecho más que me parece que convierte a los países emergentes en una oportunidad en este proceso en el que está cambiando la época.
Aún cuando -y este es uno de los pocos datos tal vez que no mencionamos esta mañana- los países emergentes representan prácticamente el 50 por ciento del Producto Bruto Global, el valor de capitalización de mercado de sus empresas sólo representa un 14 por ciento del valor global de capitalización del mercado en el mundo.
Fíjense, hay casos realmente impresionantes, China representa el 15 por ciento del Producto Bruto Global y sus empresas representan sólo el 2 por ciento del valor global de capitalización de mercado.
Estos datos muestran que hay verdaderamente una oportunidad. Hoy Estados Unidos representa 21, 22 por ciento del Producto Bruto Global y el valor de capitalización de sus mercados está cerca de 44 por ciento.
Ahí es donde radica verdaderamente la oportunidad de crear valor en los países emergentes y poder descifrar las señales que nos permiten llegar a tiempo a realizar ese valor, llevando a las empresas de los países emergentes a los mercados financieros locales y globales, representarán en el futuro próximo un elemento de competencia extremadamente importante.
El otro tema que me parece que marca un cambio de época importante, es la emergencia de una nueva clase media global. De alguna manera hoy hemos mencionado el dividendo demográfico, en distintas intervenciones hoy los expositores que me precedieron, mencionaron la importancia del dividendo demográfico y vaya si la tienen; por ejemplo, para tomar el caso de China, la población en edad de trabajar en China pasó de un 46 por ciento en el año 75, a un 65 por ciento en nuestros días.
Dos quintos de la población de lo países emergentes viven en países que tienen una tasa de fertilidad por encima del 2.2 por ciento. Así tenemos claramente una primera idea de la importancia del dividendo demográfico.
Pero lo que parece realmente impresionante, es cómo esta causa y a la vez consecuencia del desarrollo, va impactar en la economía de los próximos años por el dinamismo de las economías asiáticas y los problemas que enfrentan las economías de los países desarrollados.
Si me permiten hacer un breve ejercicio y definir la clase media global como aquellas personas que gastan entre 10 y 100 dólares por día y aceptan esta definición arbitraria, porque cualquier otra definición que tomemos sería igualmente arbitraria. Tomando 10 dólares considerando 10 dólares el piso de pobreza en un país como Portugal, por ejemplo, el gasto diario de 10 dólares como el piso de pobreza, y el de 100 dólares, el gasto que pondría por encima de clase media a un habitante de Luxemburgo.
En el mundo, en el año 2009, teníamos aproximadamente mil 800, mil 900 millones de personas viviendo en esa clase media global. El 54 por ciento de esa población se distribuye entre Europa y Estados Unidos; Asia, representaba el 28 por ciento del total, y América Latina el 10 por ciento.
En 2020, de acuerdo con las proyecciones del Fondo Monetario, el Banco Mundial, el Centro de Desarrollo Internacional de la OCDE, la cantidad de gente viviendo en clase media, ya para ese entonces habremos llegado a los tres mil 200 millones de personas, la cantidad de gente viviendo en clase media en Asia, alcanzaría el 54 por ciento. La proporción que tiene hoy Europa y los Estados Unidos.
En esas regiones, la clase media definida como lo hice, se reduciría al 32 por ciento global, y en América Latina pasaríamos del 10 por ciento que tenemos por estos días, al 8 por ciento en 2020.
¿Qué pasaría con el gasto?
Recién hablábamos de la cantidad de pobladores, de ciudadanos viviendo en clase media. ¿Qué pasaría con el gasto?
Hoy América del Norte y Europa representan 64 por ciento de la clase media global del gasto de la clase media global definido como lo hice, y Asia el 23 por ciento, América Latina, el 7 por ciento.
En el 2020 América del Norte y Europa representarían el 36 por ciento; Asia, el 42 por ciento y América Latina, el 7 por ciento.
Es decir que este tema que mencionaba hoy el Presidente Lagos y que fue mencionado también por José Antonio Ocampo y Enrique Iglesias, la necesidad de definir una relación con China a mediano y a largo plazo es extremadamente importante y yo diría urgente, porque cuando uno mira las pendientes de crecimiento de la clase media y la distribución poblacional se nota que la mayor pendiente, el crecimiento más rápido se produce en esta próxima década, de 2012 al año 2022.
En mérito al poco tiempo que tenemos voy a obviar algunas otras menciones que iba hacer pero que ya han sido mencionadas por otros expositores y voy a quedarme con estos tres comentarios: El fin del superciclo de la deuda; la emergencia de los países, de las economías emergentes como una gran oportunidad de inversión, especialmente debido a la escasa participación de sus empresas en el valor de capitalización de mercado global y la emergencia de una clase media global.
Creo que estos tres elementos sintetizan bien algunas señales que pueden definirnos en qué rumbo podría moverse el mundo y qué rumbo deberíamos buscar nosotros, pero por supuesto me resultó más fácil cuando preparaba la presentación identificar dudas acerca de si ese rumbo se va materializar.
La primera de las dudas tiene que ver con el aumento del proteccionismo y el grado que alcanzará la crisis financiera en Europa, sin ninguna duda definir de manera clara un mecanismo de gobernanza global en un mundo semiglobalizado o inclusive globalizado extremadamente por regiones y muy poco globalizado en otras, en mi opinión es un desafío muy importante para la comunidad internacional.
En mi experiencia en el sistema multilateral y luego trabajando en el sector privado, me resultó evidente que el gran esfuerzo por promover la globalización y la integración de los mercados ha convertido al mismo concepto de regulación en un elemento antagónico de la globalización y la integración de los mercados.
Yo pienso y la duda que tengo es si en los próximos años lograremos revertir esa idea de que la globalización significa ausencia de regulación.
Creo que justamente estos problemas que vivimos nos muestran que en el futuro, para que la globalización prospere necesitaremos más intervención y más regulaciones de los estados.
Les doy un ejemplo sencillo que se me ocurrió a raíz de un viaje que hice recientemente, con el caso del mercado del arroz: El precio del arroz ha estado sometido a fuertes fluctuaciones y a una enorme volatilidad en los últimos años y participé en un debate donde se discutía si habría que liberar el mercado internacional o si habría que regularlo con precios de sostén.
La verdad es que solamente el 5 por ciento del arroz que se produce en el mundo se comercializa a través de las fronteras, es muy probable que haga falta hacer las dos cosas, pensar en establecer precios sostén y al mismo tiempo aumentar la integración comercial de los mercados que producen este producto.
Esta nueva forma de gobernancia implica un gran desafío para los Estados, y voy a concluir con esta reflexión que tiene, en mi opinión, un enorme peso cuando analizamos la capacidad de América Latina de aprovechar las oportunidades que nos brinda este cambio de época o sufrir las consecuencias de los cambios que tienen lugar en el sistema económico internacional.
Creo que América Latina ha llegado relativamente tarde a un proceso de desarrollo social y político de un concepto de democracia que integra libertad e igualdad.
En los últimos años se ha progresado mucho en esta materia, pero todavía el progreso se basa en transferencias desde el sector público en términos de ayuda a los sectores marginales y hace falta mejorar extremadamente la fiscalidad y la integración de los sistemas políticos con las necesidades de los ciudadanos.
Sin ninguna duda, en los últimos años ha aumentado el valor que los ciudadanos le dan a lo político, pero tengo muchas dudas, más dudas que certezas acerca de si eso ha significado de alguna manera una revalorización de la política.
Me parece que la política todavía padece un cierto desprestigio y que los ciudadanos recurran en muchas oportunidades a la autorepresentación.
Creo que el debate que nos debemos en América Latina es en qué medida podremos avanzar en la organización de un nuevo contrato social donde el Estado juegue un rol preponderante en garantizar unos derechos mínimos a los ciudadanos en materia de acceso a la salud, a la educación, al empleo y a una vida digna.
Muchas gracias.
Julio María Sanguinetti
Palabras del ex presidente de Uruguay y Presidente de la Fundación Círculo de Montevideo, Julio María Sanguinetti.
México, D.F., 26 de julio de 2012.
Presentadora: Toca el turno en el uso de la palabra al señor Julio María Sanguinetti, expresidente de la República Oriental de Uruguay.Sr. Julio María Sanguinetti: Señor Presidente, estimado Carlos, señores presidentes, gobernadores, legisladores, amigos todos:
Estamos aquí reuniendo una vez más al Círculo de Montevideo, es un grupo de reflexión que nació de la inquietud que teníamos unos en España, otros en Latinoamérica, de esto que era las dos cosas, Carlos: Tiempo de cambios y cambio de tiempos.
Las dos cosas, porque había comenzado una etapa histórica diferente, simbolizada de un modo formal con la caída del Muro de Berlín que puso en relieve simplemente lo que ya venía ocurriendo, es decir, una globalización de comunicaciones, una globalización financiera que fue la primera; una globalización que nos imponía nuevas condiciones.
Teníamos que caminar en solitario por un camino nuevo, como dijo Rousseau. Y ahí empezamos entonces a trabajar los presidentes aquí presentes: Don Felipe González, don Belisario, Ricardo, Fernando Henrique Cardoso, que hoy no pudo estar, el Presidente Zedillo, Enrique Iglesias, Secretario Iberoamericano.
Y empezamos a reflexionar, a pensar en un mundo en el cual corremos todo el tiempo, pero no siempre tenemos la posibilidad de la pausa.
Y luego nos encontramos con que lo más práctico es tener por lo menos una buena teoría y saber de qué modo poder encarar todos este aluvión de temas que se nos vienen encima.
Y así hemos estado16 años ya hablando de la globalidad inevitable hacia el tiempo histórico, hablando de la democracia, hablando de la economía de mercado, hablando de la necesidad de la innovación tecnológica permanente, hablando de la competitividad, hablando del sistema financiera, hoy tan de moda.
Sistema financiero que, como recién le decía a Carlos, nunca te lleva al paraíso, pero al infierno en una tarde.
Y de ahí que esos son los grandes temas que hemos ido abordando uno a uno a lo largo de estos años tratando de influir con publicaciones, con artículos, con nuestra propia acción personal en países a los cuales el debate político a veces airado, de pronto crispado, muy mediatista, suele perder de vista la perspectiva temporal que es tan fundamental para entender lo que ocurre.
Aquel mundo que imaginamos que pasada la Guerra Fría pasaba a ser un tiempo de paz kantiana, a poco de andar, descubrimos que no; vinieron guerras locales: Afganistán, Irak, vino el fenómeno terrorista a nivel también globalizado; ya no enfrentábamos enemigos nacionales, hasta las guerras habían cambiado; ya no eran guerras nacionales de estado contra estado; era el narcotráfico, era el terrorismo, eran fenómenos supra nacionales, que estaban más allá de las fronteras.
Todo esto nos iba provocando la necesidad de estar constantemente reflexionando. Vivimos algún tiempo de crisis, pero sobre todo un tiempo de gran expansión de la economía mundial; expansión hasta exagerada, expansión hasta excesiva.
Luego vino la famosa crisis del 2008 y hoy estamos en 2012 y no hemos terminado de salir de esa situación, como para decir: el mundo ya no está en crisis. Por supuesto, América Latina no ha tenido una mala historia; el nuevo actor mundial, que es China, que ya ha hecho plural el gobierno del mundo, ha incidido decisivamente.
Los del sur nos hemos beneficiado, sin ninguna duda, porque las materias primas, minerales y los alimentos nos han dado una respuesta formidable de crecimiento. Ustedes acá al norte, no tanto, pero sin embargo, están sólidos, está sólido México; está mejor Centroamérica, no hay ninguna duda de ello.
Y eso es muy importante en lo económico, es muy importante en lo social y es muy importante en lo político.
En lo económico, porque el crecimiento es la condición imprescindible, necesaria, para imaginar mejores tiempos para la gente y sí ha crecido; irregularmente, es verdad; a veces con falta de innovaciones tecnológicas para estar en la modernidad; con suerte, variadas en el aprovechamiento, no lo puedo ignorar; no todos los países han aprovechado bien esta bonanza.
Hay quienes han invertido en infraestructura, en energía, en educación; hay quienes no lo han hecho, han invertido demasiado en armas desgraciadamente o han despilfarrado de otro modo, en aventuras políticas también. No ha sido homogéneo, pero en todos lados se ha crecido y eso ha repercutido en la sociedad.
Es verdad, la pobreza ha bajado, pero seguimos con un 30 por ciento de latinoamericanos en una situación de pobreza y eso no es poca cosa; es un formidable desafío que seguimos teniendo adelante.
Y si lo vemos, a su vez, en una educación que no está en los niveles de calidad necesarios para poder quebrar el círculo vicioso del subdesarrollo. Esos son los horizontes, los desafíos que tenemos por delante.
Y hemos progresado en lo político también, pese a todos los pesares. Es verdad, no está ya la Guerra Fría, no están unos para armar guerrillas y otros para bendecir golpes de estado.
No están felizmente, pero felizmente también nuestros países han ido evolucionando: Los dos más grandes, por no nombrar sino a México y a Brasil, han evolucionado políticamente.
Brasil nunca tuvo partidos, recorrió los 200 años de su imperio prácticamente sin partido, liberales y conservadores no se distinguían por el pensamiento.
Sin embargo hoy Brasil tiene partidos políticos que son las corrientes que estabilizan los modos de pensamiento y le dan estabilidad y previsibilidad a la gestión.
El gran problema, el gran desafío del mundo político es siempre eso: Los hechos no son previsibles pero tiene que ser previsible nuestra conducta y eso es el elemento fundamental de la confianza.
Hemos mejorado, México también, sin ninguna duda; están sus tres partidos funcionando.
Hay debate, por cierto; lo seguirá habiendo siempre, pero todos ellos se han resuelto y se van a resolver dentro de la institucionalidad.
Estos mismos días uno oye discusiones, debates a veces airados, pero todos ellos se van a resolver dentro de la institucionalidad y ese es el gran valor, el gran activo que tenemos hoy en México y en toda América Latina.
Hemos tenido una crisis política en Paraguay, fue una crisis política, no otra cosa; no fue un golpe de estado, no hubo irrupciones militares, policiales o de fuerzas violentas.
Se está resolviendo y se resolverá siempre dentro de la institucionalidad, como se resolvió en su tiempo también lo de Honduras o las tantas situaciones que vivió Ecuador o como en el 2001 y 2002 las vivió Argentina, por ejemplo. Ese es un gran patrimonio y un gran activo a cuidar.
Justamente nuestro Círculo ha hecho grandes esfuerzos por explicar, por afirmar, por difundir el valor imprescindible de esa institucionalidad que es fundamental a la democracia y fundamental también al desarrollo económico.
Naturalmente tenemos amenazas, ha habido gobiernos que no terminan, hay la amenaza populista; esos presidentes por encima de las instituciones, esos presidentes que sustituyen el Parlamento por la plaza pública. Los hay, los hay; sí, los hay, pero irá pasando.
Es todavía rezago de nuestras viejas inmadureces que están allí y lo malo es que ejercen a veces la autoridad con algo de exceso y bien sabemos que ya el noble Montesquieu nos decía que no hay peor tiranía que aquella que se ejerce a la sombra de las leyes.
Estamos hablando aquí hoy en un país libre, en un continente libre y podemos enfrentar y superar esos males como hemos superado tantos otros.
Venimos hoy aquí a reflexionar, venimos hoy a pensar, señor Presidente, y venimos también a agradecerles a todos ustedes el interés en nuestro trabajo.
Muchas gracias.
José Antonio Ocampo
Conferencia del exministro de Economía de Colombia, José Antonio Ocampo, titulada “¿Qué se espera hoy de las finanzas?”
México, D.F., 26 de julio de 2012.
Presentador: A continuación tanto académico, como actor político, doctor José Antonio Ocampo. Fue Ministro de Economía de Colombia y es actualmente profesor y Director del Programa de Desarrollo Económico y Político de la Escuela de Asuntos Públicos Internacionales, la prestigiada SIPA, y miembro del Comité de Asuntos Globales de la Universidad de Columbia, en Nueva York.
José Antonio Ocampo: Déjenme comenzar agradeciendo esta invitación a esta plenaria del Círculo de Montevideo que todos sus participantes siempre encontramos extremadamente provechosa y, obviamente, al Presidente Sanguinetti que es el padre y la esencia de esta fundación, así como al ingeniero Carlos Slim que nos ha invitado a este hermoso país y a esta hermosa ciudad.
Voy a tratar de organizar mi intervención en torno a tres grandes temas. En primer lugar y a riesgo de meterme en un tema que no es quizá el de mi fortaleza, quiero hacer algunas referencias a la crisis europea, visto desde algunas perspectivas que yo encuentro interesante que creo que en lo fundamental complementarán y estarán de acuerdo con las apreciaciones que ya nos hizo el Presidente Felipe González.
Segundo, algunas anotaciones sobre Estados Unidos y los riesgos que representan, que en cierto sentido son mucho más importantes en materia comercial para América Latina que los riesgos europeos.
Los riesgos europeos son riesgos financieros para América Latina, los riesgos de Estados Unidos son mucho más riesgos comerciales.
Y tercero, hacer algunas anotaciones sobre un tema sobre el cual poco se habla, pero que me parece muy importante que es lo que denominaré, quizá un poco exageradamente, pero importante, es la crisis del comercio internacional.
Sobre Europa, quisiera hacer cinco anotaciones fundamentales. Primero, corroborar la apreciación de la presentación del Presidente González de que el gran problema visto del análisis internacional es lo lento que resulta el proceso decisorio europeo.
Incluso, su transformación de un proceso que tenía un cuerpo ejecutivo en un proceso casi estrictamente intergubernamental, que es una característica que en realidad creíamos que había superado Europa.
Y digo, esto es particularmente importante porque de alguna manera creo que a través de una secuencia de cumbres los jefes de estado europeos han dejado claro que quieren salvar el euro; pero el proceso decisorio puede ser incompatible con las decisiones que haya que adoptar a la postre para salvar el euro.
Y salvar el euro, diría yo, es el punto esencial de la agenda internacional del momento. Un colapso del euro es una crisis internacional sin antecedentes, porque es el colapso de una moneda de reserva.
La historia universal nunca ha visto como tal el colapso de una moneda de reserva. Es cierto, la libra esterlina abandonó el patrón oro en septiembre de 1931, pero era ya después de unos 15 años en los cuales el patrón oro había entrado en franca decadencia.
Nunca se ha dado realmente una crisis de esta naturaleza; se ha especulado mucho sobre una crisis del dólar, pero la realidad es que está la crisis del euro.
Esto me parece que es un tema importante y sobre él volveré cuando hable, más adelante, del tema griego que me parece que es el punto crítico en la cadena decisoria.
Segundo. Lo que desilusiona, si se quiere, a todos los que vemos a Europa desde lejos, es la ausencia de un paquete de reactivación. El paquete anunciado en la última cumbre, de 120 mil millones de euros que, por lo demás, utiliza en gran medida recursos existentes y utilizaría, obviamente, el Banco Europeo, inversiones como uno de sus instrumentos, es un paso importante, pero la suma es demasiado pequeña para la magnitud del problema.
Y, fuera de ello, uno de los grandes problemas europeos es la asimetría interna entre sus economías. Desde por lo menos los trabajos de Heinz en los años 30, nos hemos acostumbrado a pensar que el gran problema de las crisis es que obligan a los países deficitarios a ajustarse, pero no hay una presión de la misma magnitud para que los países superavitarios se ajusten o expandan, en el caso particular del superavitario.
Aparte del problema de la ausencia de un paquete europeo como tal, es la ausencia de medidas de expansión de las economías superavitarias; que deben tener dos dimensiones: una primera que es una dimensión fiscal; deben adoptar unas políticas de expansión fiscal que ayuden a la reactivación de la economía europea y que sean la contraparte de las medidas de austeridad fiscal que tienen que adoptar las economías que enfrentan problemas de déficit.
Pero también e igualmente importante deben hacer un aumento de sus salarios. Ese es un tema que me parece que no se ve tan claramente en el debate europeo, pero que es particularmente importante. O sea, parte del problema es que la competitividad se tiene que ajustar o la menor competitividad de la periferia europea tiene que generar un ajuste de salarios relativos. Los salarios de la periferia europea tienen que reducirse, en relación con los salarios de las economías con mayor fortaleza.
Pero eso se puede lograr por dos vías: por la vía de la reducción de los salarios en la periferia o por la vía del aumento de los salarios en las economías que tienen mayor capacidad para hacerlo, y hasta ahora, lo que hemos visto es que el grueso del ajuste se ha hecho por la primera vía.
Creo que además, el efecto conjunto de la tendencia a la reducción de los salarios y el desempleo en la periferia europea, es un efecto recesivo muchísimo más importante que cualquier otro que enfrenta la periferia europea porque afecta el consumo -que es el 70 al 80 por ciento de la demanda agregada- y por lo tanto, es la principal fuente de demanda.
Las autoridades alemanas, el Ministro de Hacienda alemán hace unos 3 meses anunció que se permitirían unos ajustes mayores de los salarios. Yo diría que en Alemania eso debería de ser una parte esencial de la política de ajuste europeo, no solamente por el lado de la expansión fiscal sino también del aumento de los salarios en los países que tienen capacidad para aumentar salarios en las condiciones actuales.
Tercero. Es evidente que el Banco Central Europeo es el único instrumento de acción rápida con que cuenta la eurozona para poder controlar el principal problema, lo presentó el Presidente Calderón y el Presidente González, que es la especulación contra los bonos de deuda pública de varias economías de la periferia europea, que además amenazan con transformar -como decía el Presidente Calderón- la situación de iliquidez, como es claramente la de España e Italia, en una situación de insolvencia.
Por ese motivo, ese instrumento se debe utilizar en gran escala; intervenciones que ha hecho el Banco Central Europeo han sido hechas sin ganas, sin deseos de estabilizar el mercado y el mercado lo ha entendido claramente así. Por lo tanto sus efectos duran días.
Si hay una decisión firme, debería hacerse a través de una regla mucho más estricta, mucha gente ha propuesto que la regla sea -por ejemplo- que el Banco Central Europeo intervenga firmemente y compre ilimitadamente bonos de ciertos países de la eurozona cuando el margen de riesgo supera cierto nivel al costo de la deuda pública alemana -no sé 200 o 300 puntos base; o sea, 2 o 3 puntos porcentuales- y por lo tanto, que el Banco Central Europeo tenga un compromiso firme.
Eso estabilizaría realmente los mercados y es el único instrumento que a corto plazo existe para ello.
Sin embargo, al mismo tiempo creo que hay que entender un problema que me imagino se discute internamente al interior del Banco Central Europeo, que es una anomalía total de la institucionalidad del banco Central Europeo.
Y lo pongo como ejemplo: es que pensemos un escenario en el cual la Reserva Federal de los Estados Unidos no tuviese para intervenir en un mercado bonos del Tesoro de los Estados Unidos sino que tuviera que intervenir en el mercado comprando bonos de deuda pública de California, de Nueva York, de Illinois, de la Florida.
La dificultad y los problemas inherentes a esa forma de intervención son absolutamente claros. ¿Por qué comprar los de California y no los de la Florida o los de Illinois?.
Ese problema se resuelve enteramente diciendo: “Solamente compramos títulos del Tesoro de los Estados Unidos”.
Ese mismo problema lo resolvió el Banco de Inglaterra y todos los Bancos Centrales del mundo lo resuelven así. El único que no lo ha podido resolver es el Banco Central Europeo porque no existen eurobonos.
Técnicamente la solución adecuada para Europa, a mi juicio, es que el Banco Central Europeo compre y venda eurobonos, pero para eso hay que crear los eurobonos y ha sido un largo y dispendioso proceso que no ha permitido hacerlo.
La única solución a corto plazo es, a mi juicio, que se le dé una autorización al nuevo mecanismo de estabilidad europeo de emitir bonos, incluso de tener el carácter de entidad bancaria, para que pueda acceder directamente a recursos del Banco Central Europeo que sea éste mismo el que compre esos títulos y el mecanismo de estabilidad el que interviene en mayor escala para estabilizar los mercados de bonos europeos.
Ese me parece que sería un mecanismo mucho más técnico que pasa, por supuesto, por el gran debate sobre lo que en Europa se llama: “mutualización de la deuda”, porque ésta sería una primera forma de mutualización de la deuda, que me parece que es la esencia misma de lo que se necesita para que haya una intervención moderna y estabilizadora del Banco Central Europeo.
El cuarto punto que quisiera resaltar es la peculiaridad que tiene el concepto de la unión fiscal en el contexto del debate europeo.
En una federación, digamos nuevamente en los Estados Unidos, en los Estados Unidos Mexicanos o en Brasil, la unión fiscal implica que hay impuestos de la federación y que una parte del recaudo de los impuestos se redistribuye regionalmente, de tal manera que hay una redistribución fiscal en gran escala dentro de la unión.
Ahora, el concepto de unión fiscal que se debate en Europa es estrictamente un pacto de estabilidad, más fuerte que el de Maastricht, como el que se aprobó hace dos años; como el que se incorporó en la Constitución Española, pero ese es un concepto, me parece, bastante particular de unión fiscal en el contexto europeo.
Europa tiene unos mecanismos a través de sus fondos de cohesión que genera una redistribución fiscal al interior de la unión, pero esos recursos son tres a cuatro décimas del PIB europeo, que es una magnitud irrisoria para las necesidades actuales de redistribución, que son las que demandan los casos particulares de varios países que realmente necesitan un plan de reactivación muy centrado en el empleo como el elemento central de ese plan de reactivación.
Me parece que si Europa va a ir hacia una federación, en el sentido fiscal del término, entiendo; pero una unión fiscal exclusivamente basada en un pacto de estabilidad o cuyo elemento esencial sea el pacto de estabilidad, es una unión fiscal bastante coja, a mi gusto.
Y quinto, que me parece muy importante, el problema central en donde se puede desencadenar una crisis de grandes proporciones y un problema que no está todavía resuelto, es el tema griego.
Esto lo ve uno desde muy diferentes dimensiones, pero tal vez la más importante, el Presidente Felipe González nos habló de la cuenta corriente, es verlo a través de la cuenta corriente.
La cuenta corriente, recordemos, en economía es la diferencia entre el gasto agregado de los ciudadanos de un país o los residentes en un país, y el ingreso que genera. Eso es digamos la esencia, la cuenta corriente.
En España, el ajuste en gran medida ya se dio, se pasó de un déficit de 10 por ciento del PIB español a un déficit del 2 por ciento.
En Portugal también se dio en gran medida, pasó de un déficit de 13 por ciento del PIB aun déficit de 4 por ciento, todavía le falta un poco más.
Pero en Grecia, donde era casi el 15 por ciento del PIB, todavía es un poco inferior al 8 por ciento del PIB. En otras palabras, Grecia pese a todo lo que ha acontecido en los últimos años, tiene todavía un déficit externo monumental.
Y además, y muy importante, tiene un déficit fiscal todavía en cuantías muy superiores a las que son financiables a través de cualquier mecanismo incluidos los mecanismos de programas a los cuales tiene acceso.
Mucho se ha dicho de la similitud entre la situación de Argentina y la situación de Grecia por parte de los que han recomendado que Grecia se salga del euro.
Ahora, una salida de Grecia del euro, primero tiene por esta razón un problema esencial para la economía griega. Y en ese sentido existen tres diferencias absolutamente esenciales con Argentina, la primera y la obvia, es que no hay dracmas, no hay billetes de dracmas, entonces al otro día el abandono del euro la gente no tiene con qué ir a comprar nada, lo cierto de ese pequeño problema logístico, eso se resuelve obviamente en un mes, mes y medio, a no ser que imprima los billetes de dracmas antes de abandonar el euro que es una posibilidad también.
Pero ese es un problema logístico, Argentina tenía los pesos argentinos.
Pero aún más importante, Argentina tenía un superávit fiscal primario antes de abandonar la convertibilidad, en otras palabras, una vez dejaba de pagar la deuda que es algo que tendría que hacer Grecia de todas maneras, quedaba con unas cuentas fiscales viables. O sea, los ingresos corrientes pagaban la totalidad de los gastos de Argentina. Esa es la segunda diferencia esencial.
Y la tercera diferencia esencial es que el sistema bancario argentino era mucho más pequeño y no estaba quebrado antes de abandonar la convertibilidad.
El sistema argentino era 20 o 25 por ciento del PIB argentino. El sistema financiero griego es un 80 por ciento del PIB griego, es un problema mucho más grande y además está totalmente quebrado. En otras palabras, al otro día de abandonar, y por último y cuarto, existe un déficit en cuenta corriente todavía enorme.
Entonces, al otro día de abandonar la convertibilidad o el euro, en este caso, Grecia sería una economía absolutamente inviable, cuya única forma de financiarse es a través de emisiones masivas, y por lo tanto el riesgo de altísima inflación o de hiperinflación, me parece que sería muy alto, nuevamente a diferencia clara con la situación argentina donde el abandono de la convertibilidad generó una estabilización del tipo de cambio de la inflación un par de años después del abandono. Esa es una diferencia esencial.
Pero aún más importante, ya desde el punto de vista europeo e internacional, el abandono del Euro por parte de Grecia genera un efecto dominó, un contagio, como se le dice en los debates económicos, que a mi juicio va ser extremadamente difícil de contener; el Banco Central Europeo tendrá que emitir, ya no en las cantidades que ha emitido, sino tendrá que emitir 12 millones de euros para estabilizar la situación, tendrá que emitir masivamente para manejar los retiros que ocurrirán en Irlanda, en España, en Italia, en Portugal, que serán absolutamente masivos, porque evidentemente todos los ciudadanos dicen: “Bueno, ¿cuándo seremos nosotros, cuándo sigue esto con nosotros?”.
Me parece que hay un tema absolutamente esencial y lo que es crítico y que todavía no se ha guardado, y más aún las noticias más recientes son muy negativas a cerca de cómo se va manejar la crisis griega.
La crisis griega, como se ha dicho hace mucho tiempo, requiere una reducción de deuda mucho mayor que la que se acordó hace algún tiempo y sobre todo requiere, para ponerlo claramente, un Plan Marshall para Grecia, o sea, un plan de expansión financiado por la Unión Europea para facilitar la reactivación de la economía griega.
Y a diferencia notablemente con España o con Italia, el problema de Grecia es de absoluta falta de solvencia y de absoluta falta de competitividad internacional, mientras creo que el tema de España e Italia es un problema mucho más de liquidez.
Sobre Estados Unidos hay dos reflexiones fundamentales:
Todos sabemos que el principal problema que se ve en Estados Unidos es un tema de confrontación política, de polarización extrema donde virtualmente no se llega a un acuerdo político para ningún tema económico de fondo y especialmente para ningún tema de ajuste fiscal que involucre, como razonablemente involucra para cualquier analista de la situación norteamericana normal un aumento de impuestos.
Y no solamente una reducción de gastos, porque el tamaño del gobierno de Estados Unidos, para comenzar, es mucho menor que el de otros aparatos fiscales, europeos, por ejemplo y para reducir un tamaño de déficit del 8 al 10 por ciento del PIB requeriría un ajuste de gasto de tal magnitud que simple y llanamente no es viable en ese caso.
Pero a esto se suma lo que en el debate de Estados Unidos se ha venido a llamar el precipicio fiscal. El precipicio fiscal es la conjunción, al finalizar este año, de tres situaciones extremadamente complejas.
La primera es el ajuste automático, el recorte automático del gasto público que fue acordado cuando se discutió por última vez el aumento del techo de deuda pública del Gobierno Federal.
Recuerdan, en ese enfrentamiento vergonzoso que hubo en el Congreso de los Estados Unidos, que se creó una comisión que iba proponer un plan de ajuste de largo plazo, pero que si esa comisión fracasaba, como de hecho se esperaba que fracasara y fracasó, entonces habría unos recortes automáticos que se determinaron en la ley.
Esos recortes automáticos comienzan el 1º de enero del año entrante.
Segundo, en ese mismo momento se vence la Ley de Recortes de Impuestos que se expidió durante la administración Bush y que la administración de Obama, un poco a regañadientes, extendió por dos años consecutivos.
Ya el Presidente Obama ha dicho que él no está dispuesto a renovar esa ley, excepto para la familia con ingresos menores a 250 mil dólares.
Por tanto, el 1º de enero habrá un aumento de tributación de unas magnitudes importantes.
Y tercero, también se vence simultáneamente el paquete de subsidios a las cotizaciones a la seguridad social que se pusieron en marcha hace dos años y que difícilmente se renovaron durante este año por oposición de la derecha republicana en los debates parlamentarias, pero que finalmente hubo un acuerdo para extenderlo por un año importante porque se considera que es parte esencial de la política de generación de empleos.
La coincidencia de esos tres factores es un ajuste fiscal del 5.1 por ciento del PIB de Estados Unidos, es un maxi ajuste inmediato de una magnitud que hoy en día nadie ha hecho en ningún país desarrollado, algunos países en desarrollo han hecho ajustes de esta magnitud; ningún país desarrollado lo ha hecho jamás.
Los paquetes europeos son bastante más moderados que éstos, en un año a mediano plazo son paquetes también de este tamaño.
La oficina del presupuesto del Congreso de los Estados Unidos que es la autoridad más respetada en materia presupuestal estima que este ajuste generaría una recesión en los Estados Unidos en el primer semestre del año entrante, con una caída del PIB estimada en 1.3 por ciento como resultado del mero efecto del ajuste fiscal.
Obviamente, cualquier escenario razonable de política diría: Esto se puede manejar a través de un acuerdo político, que extienda los beneficios de la seguridad social, los impuestos a la seguridad social, que extienda una parte de los beneficios tributarios, pero no todos; que haga más suave el ajuste del gasto público, en fin, para evitar este choque. Pero la realidad es que la polarización política no parece estar dejando ningún margen diferente a esta situación.
Veremos en el debate presidencial que está en curso allá para la elección presidencial, obviamente no se ha dado ninguna señal de por dónde estarían los acuerdos posibles para manejar esta situación.
Y finalmente, sobre el comercio internacional, quiero hacer tres reflexiones importantes, y esto es sin desconocer el énfasis que le dio el Presidente Calderón al comercio internacional.
Además, en América Latina de alguna manera hemos puesto todos los huevos en la canasta del comercio internacional, llevamos 25 años, 30 años en que nuestra apuesta fundamental es al desarrollo exportador como motor de crecimiento.
Mi impresión, y es una impresión obviamente que puede estar equivocada, es que con la crisis hubo un cambio en la tendencia de largo plazo del comercio internacional. El comercio internacional tuvo dos grandes períodos de expansión acelerada en la posguerra.
El primero, que va desde el final de la guerra hasta 1974, en el cual el comercio, medido a través de las exportaciones reales, creció al 7.5 por ciento más o menos, por año; después hubo un período de desaceleración entre el 74 y el 86 y vino un segundo período de fuerte expansión, donde volvió a crecer otra vez el 7.5 por ciento, por año.
Ahora, como la economía mundial ha crecido mucho menos en las últimas dos décadas que lo que crecía durante la edad de oro de la posguerra, sobre todo la europea, esto solamente fue posible con lo que nosotros le llamamos una alta elasticidad, en otras palabras, con un crecimiento proporcionalmente mucho más elevado del comercio que el PIB.
Esa elasticidad fue de 2.4, quiere decir que por cada punto de crecimiento del PIB el comercio internacional crecía 2.4 por ciento, y eso fue lo que hizo posible que con un crecimiento en torno al tres por ciento, el comercio internacional creciera 7.5 por ciento.
Después de la crisis, lo que hemos tenido es un crecimiento del comercio del 2.7 por ciento por año, o sea, una tercera parte de lo que crecía anteriormente, y eso es el efecto de dos factores, en primer lugar del menor crecimiento mundial, pese al continuado dinamismo de China, la India, en fin, y segundo, de que esa elasticidad se ha reducido y, a mi juicio, se ha reducido permanentemente, la elasticidad en los últimos cinco años es de 1.4 por ciento.
Es decir, la economía mundial va a crecer menos dinámicamente y, por otra parte, el comercio internacional no es particularmente elástico al crecimiento económico, el mundo va a enfrentar una era de un crecimiento del comercio internacional mucho menos dinámico de lo que está acostumbrado durante más de medio siglo.
Esto me parece que es extremadamente importante, precisamente porque nosotros le hemos apostado todo a esa canasta, a la estrategia exportadora, y también implica, entre otras cosas, que los mercados internos han adquirido una nueva relevancia.
El equilibrio entre los mercados internos y los mercados externos va a ser mucho más importante hacia adelante, incluyendo entre ello, las tentaciones proteccionistas que obviamente surgen en un ambiente en el cual el crecimiento económico no es particularmente grande.
Creo que para América Latina una reflexión importante es cómo pensamos nuestro futuro en un contexto de un comercio internacional mucho menos dinámico.
Segundo. Llevamos 10 años que, con una breve interrupción en el 2008-2009, hemos vivido un gran auge de precios de productos básicos, cuya causa básica es el gran dinamismo de la economía China; no la India, que a veces se le menciona ahí; es China, China es la que genera el grueso del gran crecimiento en la demanda de productos básicos.
En esta materia, la pregunta es: ¿Cuándo termina ese auge?.
El Presidente Calderón dice “ya comenzó la caída”, puede que no; las sequías de Estados Unidos, por lo demás, harán de generar una reactivación de un aumento nuevamente en los precios agrícolas y además las condiciones geopolíticas han generado un nuevo aumento del precio del petróleo.
No creo que haya todavía las condiciones para una caída firme pero vamos a tener una caída firme de precios de productos básicos, en algún momento, en el futuro inmediato.
Este fenómeno se hará mucho más acentuado si la economía china se desacelera mucho más de lo que está previsto, que me parece además que también es un escenario altamente probable.
Esto es, que China no se desacelere al 8 por ciento sino al 6 por ciento.
La implicación de esto es profunda, sobre todo para los países sudamericanos; esto, entre otras cosas, porque nosotros nos hemos venido gastando ese auge de precios de productos básicos.
Eso se puede ver de la siguiente manera: El déficit en cuenta corriente de América Latina, el año pasado, fue de 1.4 por ciento del PIB; pero si uno le quita el aumento, el efecto positivo al aumento en términos de intercambio que fue de 4 puntos y medio, el déficit en realidad fue cercano al 6 por ciento del PIB.
Entonces una caída de precios de productos básicos genera una situación delicada en la balanza de pagos, particularmente de los países sudamericanos.
Por último, en este ambiente de un crecimiento no dinámico del comercio internacional, sobre todo del comercio norte-sur porque el norte no crece o el centro-periferia, el centro no crece muy dinámicamente por las condiciones difíciles que enfrenta, el comercio sur-sur tiene una importancia creciente, como se ha venido diciendo reiteradamente.
Pero ese comercio sur-sur para América Latina son dos cosas fundamentales: Es, en primer lugar, el comercio entre nosotros mismos; o sea, los procesos de integración.
Lo que simplemente podría decir sobre eso es que esos procesos están siendo erosionados día a día por la política; la política está erosionando nuestros procesos de integración.
Por lo tanto, la posibilidad de pensar -por ejemplo- en el mercado interno ampliado como una alternativa del desarrollo latinoamericano, que seria algo que se deriva de mi apreciación de que el comercio internacional va a ser mucho menos dinámico, es una posibilidad que está siendo erosionada por la política.
La segunda dimensión es nuestro creciente comercio con China. Sobre esto, el principal problema es que es un comercio extremadamente desequilibrado, es un comercio en el cual América Latina esencialmente exporta 5 productos -no mucho más de eso- es decir, exporta petróleo, cobre, mineral de hierro, soya y pulpa para papel e importa de China una canasta de manufacturas cada vez más sofisticada.
Es, en otras palabras, un comercio en el cual la relación estratégica es claramente favorable para China; que además por eso está en una ofensiva correcta con América Latina.
Para mí, la estrategia fundamental en esta materia debería ser en primer lugar reconocer que el mercado chino es el mercado del futuro, comenzar por ahí; pero, al mismo tiempo, plantear una relación estratégica en la cual no seamos meramente exportadores de un puñado de productos básicos hacia la gran economía asiática, sino que realmente haya una relación estratégica.
Esa relación estratégica el país que la ha planteado más claramente, hablo de cambiar esa relación, es Brasil, en sus encuentros con China, pero no hay nada similar, incluso, la “Alianza del Pacífico” no contiene, me parece una visión estratégica de la relación América Latina con China. Más aún, me parece que esa relación habría que plantearla como una relación latinoamericana y no solamente de países individuales.
Por tanto, existen grandes potencialidades, pero también unos desafíos inmensos en la forma en que América Latina redefine sus relaciones económicas con China.
Muchas gracias.
Carlos Slim Helú
Palabras del Ing. Carlos Slim Helú, Presidente Empresarial y Anfitrión del Círculo de Montevideo México 2012 y Presidente de la Fundación Carlos Slim.
México, D.F., 26 de julio de 2012.
Buenos días.
Señor Presidente de la República Mexicana, licenciado Felipe Calderón;
Señor Presidente Julio María Sanguinetti, Presidente de la Fundación Círculo de Montevideo;
Señores ex presidentes Belisario Betancur, de Colombia; don Felipe González, de España y licenciado Ricardo Lagos, de la República de Chile;
Señores gobernadores, señores gobernadores electos, presidente de la Cámara de Diputados e integrantes del Gabinete;
Distinguidas personalidades de la Suprema Corte de la Nación y del Congreso de la Unión;
Distinguidos miembros del Círculo de Montevideo, cuerpo diplomático, rectores y académicos;
Amigos de los medios de comunicación;
Muy estimados becarios de Telmex;
Señoras y señores:
Les agradecemos a todos encarecidamente su presencia en esta Reunión Plenaria de la Fundación Círculo de Montevideo, cuyo objetivo es reflexionar, analizar, debatir y desarrollar propuestas para la construcción de un futuro más prometedor.
Estas propuestas se basan en los temas de varias sesiones abiertas, abordando las nuevas realidades, con una visión de largo plazo, abierta, amplia y múltiple.
Agradecemos muy sentidamente el que la Presidencia del Círculo de Montevideo, el Presidente Sanguinetti y sus consejeros, y fundadores hayan escogido a México como sede de esta reunión, se los agradecemos con mucho afecto y con mucho gusto.
Los temas que trataremos, contemplan a los países del Atlántico, a los del Pacífico, a China, por parte del Presidente Lagos; la crisis económica europea por el Presidente Felipe González; hablaremos de las reformas en Estados Unidos que se necesitan, estaremos hablando de los sistemas financieros, estaremos hablando del estado, mercado y equidad, y quizá uno de los puntos más sensibles, más importantes, más preocupantes son las secuencias sociales de todos estos hechos.
Estamos, señoras y señores, viviendo tiempos que no son tiempos de cambio, más bien son cambios de tiempos y esperamos poder tener algunas propuestas interesantes en estos dos días de trabajo.
Muchas gracias por su asistencia y compañía.


